domingo, 14 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 25

 


 Josu, Antoine y el propio Arconte quedaron sorprendidos al ver la aparición de aquel Ser Luminoso, tenía el pelo largo, de color oscuro, con unas facciones armoniosas, los ojos verdes, la piel blanca pero con un color más saludable que la recreación en la que se convirtió El Arconte, su mono ceñido, o buzo, daba la impresión que era como una segunda piel, marcando toda la musculatura de su cuerpo, que sin ser excesiva, se veía muy marcado, como si fuera un atleta o fisioculturista moderado.

Antoine se fijó en el símbolo que llevaba grabado en su pecho, le sonaba de algo, no estaba seguro, pero lo había visto en algún sitio, lo recordaba como un símbolo angélico, el que llevaban los Arcángeles, mientras, Josu, con una fascinación creciente no dejaba de mirar la belleza de aquel Ser, en su interior no pudo pensar otra cosa: -¡Es un Ángel!- pero no quiso decirlo en voz alta.

El Arconte se quedó impávido mirando la aparición, su rostro denotaba rabia, se puso en posición desafiante y con una mirada llamó a sus esbirros Sombra para que vinieran junto a Él.

Los cuatro espectros se enfrentaban a nuestros dos compañeros, iluminados por el nuevo aparecido en escena, con una reverencia saludó a nuestros amigos y con una voz dulce pero atronadora dijo:

 - Mi nombre es Daniel, soy uno de los ángeles custodios asignado por el Creador a los humanos, habéis solicitado ayuda, vuestra llamada a llegado al Reino Celestial, Yo Soy el que Soy me ha enviado en su nombre, la perturbación creada por el cruce del Arconte a esta dimensión ha sido detectada en el Astral. Antoine, has pronunciado el nombre de Dios, el innombrable, con ello has solicitado ayuda, pero debes pagar más adelante la misma en su sagrado nombre.-

-No tienes permiso para llevarte almas encarnadas en este lugar, Arconte, este es un lugar de paso, de purgar los errores en la vida, de permanecer en el olvido penando los mismos, por eso estamos tan cerca de la "realidad" de la vida, pues este es el puente al verdadero Mundo, el Astral o Paraíso, como dicen los cristianos, aunque la realidad es otra, el llamado así mismo es de muchas formas, tantas como humanos existen.-

-Vengo a proteger a estos dos humanos, soy el Custodio de uno de ellos, su llamada fue recibida inmediatamente, debo proteger su tesoro más valioso, su libre albedrío, nada ni nadie puede doblegar el alma humana si ella no lo consiente, esa es la verdadera fortaleza de la misma, por ello teméis tanto a los que aprenden este conocimiento, entre ellos los que aprenden las ciencias ocultas y la espiritualidad.-

El Ángel Daniel se irguió en ese momento y levantando los brazos invocó:

- En el nombre de los doce poderes del Universo, yo invoco a la fuerza suprema de la voluntad para que destierre de este lugar al Ser increado, que su negatividad sea suprimida, limpiad de este lugar todo rastro del Arconte, no es el momento de que permanezca aquí, en el nombre sagrado Yod, He, Vav, He, vuelve a tu lugar, a la No Creación, a la Oscuridad de la nada, ¡Obedece!.-

En ese momento unas alas de plumas metálicas de color blanco se desplegaron de su espalda, la magnificencia de aquel Ser se vio en todo su esplendor, Josu y Antoine quedaron cegados por la luz que empezó a emanar de Daniel, el Arconte y sus esbirros retrocedieron cegados por la misma.

El Arconte levantó su mano derecha y en la misma apareció una espada gigantesca de color negro, brillaba con una luz violácea negra, con rabia se abalanzó contra el Ángel y este con un movimiento como de ballet, dio un salto y doblando sus alas hacia adelante bloqueó la espada y logró soltarla de la mano del Arconte, este dio una voltereta hacia atrás y con un movimiento de su mano ordenó a los tres Hombres del Sombrero que atacaran rodeando a Daniel, este sin parecer fatigado abrió los brazos y en sus dos manos aparecieron dos espadas de fuego que cruzó delante de su cuerpo, inmediatamente cuando los Seres Sombra atacaron, con un movimiento rapidísimo y sin que se dieran apenas cuenta partió en dos a cada uno de los tres esbirros, que marcharon hacia la oscuridad dejando un rastro de su cuerpo sombra colgando, como sangre negra chorreando de los mismos.

El Arconte volvió a la carga con un mazo de clavos que apareció de nuevo en su mano, al instante un escudo con el símbolo que llevaba en el pecho apareció en uno de los brazos de Daniel, con un tremendo golpe el Arconte lo lanzó hacia atrás con una fuerza descomunal, una gran columna de humo se levantó del suelo, no se veía nada, Josu y Antoine estaban aterrados , eran espectadores de una lucha sobrenatural y no sabían quien la iba a ganar.

El humo fue dispersándose y apareció Daniel con las dos espadas otra vez, las movía en círculos formando una especie de cinturón de luz alrededor de él, El Arconte se lanzó entonces hacia adelante, para atacarle, sacó una cadena de su cinturón, haciendo círculos con la misma se dirigió con la rapidez del rayo a golpear a su oponente, pero en el instante que le iba a dar con la misma, un salto espectacular, desplegando la alas, hizo que Daniel se pusiera detrás del Arconte y con un movimiento cruzado de las espadas lo partió por la mitad, un halo de luz salió entonces de la herida del mismo, su cara reflejó el dolor, la frustración y la rabia por verse reducido, aunque no muerto, pues no podía morir, pero si desaparecer en la nada por mucho tiempo, así paso, después de verse la herida luminosa, su cuerpo se partió, con un esfuerzo vano intentó coger sus miembros inferiores, pero no podía, su sangre se derramaba en el putrefacto suelo del Bajo Astral, del mismo empezaron a salir sombras que iban alejándose hacia la oscuridad, El Arconte se iba haciendo más pequeño, tanto su tronco como sus piernas, iban desapareciendo en un torbellino de sombras que se le escapaban.

-Esas sombras son las almas de los pobres ineptos que firmaron su contrato, ahora están libre, pero tendrán que pasar años en este lugar hasta que un Errante les enseñe el camino a la Verdad y la Vida.- Dijo el Ángel Daniel-

El torbellino cesó, las sombras desaparecieron, Daniel se acercó a Josu y Antoine y les dijo:- Josu, soy tu Ángel custodio, tu ángel de la guarda, he venido llamado por vosotros, siempre he estado a tu lado, pero nunca me habías invocado realmente, por eso no he actuado nunca, ahora ya me conoces, sabes que existo y te voy a ayudar, os voy a ayudar a los dos.-

-¡Perdonad!, ¡Hola, soy yo!.- dijo una voz que provenía de la oscuridad, detrás del Portal del Arconte.

Era El Errante, había aparecido después de toda la batalla y de todos los sucesos que habían acontecido.

-Siento haber desaparecido, amigos, pero mi cobardía ante estos seres tan poderosos pudo conmigo, esta es una de las razones por las que no avanzo en mi evolución espiritual, intento ayudar a quien puedo, pero me falta valor, en un descuido de los Seres Sombra me escabullí entre los mismos y me escondí en una cueva cenagosa que hay allí delante, quería ayudaros, pues conozco la forma de negociar con estos seres, pero al llamar al Arconte me vi desbordado y no se me ocurrió otra forma de ayudar que irme para poder ayudaros más adelante si os capturaban, pero veo que habéis solicitado una mejor ayuda que la que yo os puedo dar, solo espero que me deis otra oportunidad y me dejéis llevaros a donde están los Duendes y por ende Xena, vuestra amiga cautiva, he estado oteando el horizante mientras me escondía y he visto una luz hacia el norte, una luz de fuego oscuro, el que usan los Duendes para sus campamentos, allí es posible que esté Xena.-

-Vaya, un Errante- comentó Daniel- hacía tiempo que no veía a ninguno, veo que vuestra fama de cobardes os precede, hasta que no consigas quitarte ese miedo y esa cobardía y sepas ayudar de verdad a quien debes no podrás evolucionar, serás siempre un paria celestial, amigo, aprende, tienes ahora la oportunidad de redimirte ayudando a mi protegido y al mago.-

-Mi señor, parte de las huestes angelicales, ruego se me perdone mi error con estos amigos, no era mi intención, sabes perfectamente que debemos atravesar varias regiones de este lugar que sin guía no se pueden, yo me he ofrecido a llevarles a través de la Tierra de la Desesperación, lo que le dije al Hombre del Sombrero de Ala Ancha era verdad, pero no para que desaparezcan allí, sino para que lleguen a poder rescatar a su querida hada, ella no puede permanecer aquí, o sucumbirá al poder de los Duendes.- dijo El Errante.

- No depende de mí esta decisión, Josu y Antoine son los que deben decir si quieren que les acompañes, tu acto de cobardía les ha minado la fe en ti, ahora ya no te ven con los mismos ojos, han estado a punto de sucumbir a uno de los mayores espectros que se conocen, les he ayudado pero para ello van a tener que pagar un precio, eso ya se verá más adelante, ahora debes ayudarles aunque su confianza haya mermado, debes demostrarles que eres digno de su estima.-

Antoine se acercó al Errante y le dijo:- No se quien eres, no se que haces realmente, no se porque nos abandonaste, nosotros estamos perdidos en este lugar, ahora que hemos conocido a Daniel me siento más protegido, se que en mí reside un gran poder que tengo que desarrollar, pero aunque me pese, te necesito a nuestro lado, guíanos por donde sepas hasta encontrar a Xena, se lo debo a Gimmi y a Josu, no nos defraudes, si lo haces bien habrás ganado muchos años de redención en el Astral.-

-Yo me tengo que marchar ahora- dijo Daniel- Josu, sabes que siempre estoy contigo, cuando me necesites habla conmigo, no me reces, solo llámame como si llamaras a un amigo, allí estaré en lo posible, pero aprende a luchar, tu también tienes poder en este lugar, junto a Antoine hacéis un gran equipo, podréis atravesar este lugar y encontrar a tu amada.-

-Antoine, quiero que sepas que a ti no se te ha asignado ningún Ángel, pues eres medio humano, tienes poder elemental en ti, eso te hace ser muy parecido a nosotros, tienes poder angelical transmitido por tu madre, pues las hadas en cierto modo son nuestras descendientes, usa el mismo con cabeza, todas las respuestas llegarán en su día, mientras estés con Josu yo os ayudaré en lo posible.- 

El Ángel Daniel dejó de brillar y plegando sus alas se fue oscureciendo y elevándose en una bola de luz hacia lo alto, desapareciendo en la oscuridad, todo volvió a ser tan siniestro como antes.

El Errante les dijo:- Pongámonos en marcha, vamos a dirigirnos hacia aquel punto de semiclaridad que hay hacia el norte, tenemos que atravesar un lugar terrible, pero ahora estamos preparados, no os defraudaré, nos espera La Tierra de la Desesperación, allí es donde moran los Duendes, allí encontraremos a Xena, ¡Vayámonos!.-

Se levantaron, cogieron sus pocas pertenencias llenas de fango maloliente, se limpiaron lo que pudieron y reanudaron la marcha, delante iba El Errante, luego Josu y en la retaguardia Antoine.

Empezaron a asimilar que esta aventura iba a ser muy larga y muy dura, pensaron en el pobre Gimmi, qué habría sido de él, que pasaría al encontrar a Xena, desconfiaban del Errante, pero no tenían otra opción que ir tras él, no había otra, pues estaban en un lugar desconocido, sin brújula, ni mapa, habían vivido una lucha increíble, se sentían un poco más protegidos al conocer al Ángel, pero la incertidumbre ante lo que venía les oscurecía el corazón, tenían que seguir adelante, así lo hicieron, pronto tendrían otra gran prueba que pasar.


Continuará...




UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 24

 

 Después de hablar el Hombre del Sombrero de Ala Ancha con el Arconte, él los miró con los ojos encendidos, como si una rabia de siglos estuviera acumulada en su ser sin haber encontrado salida nunca.

Josu y Antoine se quedaron petrificados al sentir el Poder de aquel Ser tan amenazante, no sabían que hacer, miraron a su alrededor y vieron que "El Errante" había desaparecido, los tres Hombres del Sombrero flotaban muy cerca de ellos y del Portal donde había aparecido el Arconte.

Este comenzó a salir de aquella abertura dimensional, poco a poco, como si fuera pesado el arrastrar su cuerpo, pero a la vez con una lentitud amenazante de seguridad, sabiendo que su poder era tal que nada ni nadie podía hacerle ningún tipo de daño.

Salió del Portal e inmediatamente la puerta de madera labrada se cerró, entonces cesó el viento que salía de ella, pero los nubarrones y rayos que se formaron al abrirla seguían allí, activos y amenazantes.

Josu y Antoine se sentían perdidos, Josu solo pensaba en su querida Xena, pero ya no la veía bien, ahora sentía que estaba cambiando, que su dolor era inmenso, intentaba mandarle luz, pero ya no tenía, ahora él estaba penetrando en la peor oscuridad, la interior, el miedo se estaba apoderando de él.

Antoine estaba paralizado, en su interior solo escuchaba la voz de su guía, la de su maestro Eliphas, - ¡Usa el nombre sagrado!, usa las cuatro letras del innombrable, ¡solo ellas te pueden salvar en este momento!-.

Antoine estaba sumergido en un mar de dudas, sabía lo poderoso que era ese hechizo de protección, pero nunca lo había usado, además que sabía que consecuencias podía tener el hacerlo, en siglos nadie había tenido que hacerlo, según su conocimiento, estaba expectante para ver que iba a hacerles el Arconte.

Los dos se extrañaron de la desaparición de su guía, El Errante no había dicho nada y de repente ya no estaba, maldijeron su cobardía y se sintieron engañados, las palabras que les dijo a los tres Hombres del Sombrero, quizás si fueron verdad y pretendía llevarlos a un lugar donde él se beneficiara entregándolos.

El Arconte les miró fijamente y el tiempo pareció detenerse, les dijo:- Vaya, que tenemos aquí, dos almas humanas con atributos elementales, hacía siglos que no veía algo parecido-.

Josu y Antoine tragaron saliva y se pusieron espalda con espalda, Antoine agarró el medallón del Tetragramatón y lo sujetó en su mano derecha con fuerza, rezando a sus guías interiores para que le dieran respuestas a esta tremenda prueba.

Poco a poco El Arconte se fue acercando a ellos, los Hombres del Sombrero retrocedieron y le dejaron paso, cuando llegó a un par de metros de nuestros amigos cambió su cara y de ser fiera con odio se le tornó una sonrisa benevolente y como si viera a unos viejos amigos les volvió a hablar: - Es una sorpresa encontrarse a este tipo de criaturas por estos lugares degradados, tendréis una poderosa razón para estar aquí, además por lo visto uno de vosotros debe tener un poder inmenso, sino mis criaturas sombra no me hubieran llamado, pues aún no era el momento de venir a este infecto lugar.-

-Sabéis que vais a morir, ¿verdad?, tú sabes quien soy, ¿no?- le preguntó a Antoine-.

- He oído historias sobre vosotros, Arcontes, pero nunca pensé que fueran verdadera- le contestó Antoine-.

-Pues lo son, pero no como os lo han descrito, nosotros somos los verdaderos señores de vuestro Mundo, tal y como lo conocéis.-

- Nosotros configuramos vuestra forma de vida, somos los que arrastran a vuestras almas hacia la reencarnación, somos los que hacen que limpiéis vuestro Karma, que existáis en la Tierra para seguir aprendiendo lecciones, para que avancéis en el escalafón espiritual, digamos que estáis donde tenéis que estar en la vida gracias a nuestro trabajo.-

-¡Eso es mentira!- dijo Antoine- Sois los dueños de nuestro Mundo porque nos generáis sufrimiento, os gusta nuestro mal, nos hacéis venir a la vida en situaciones horrendas, sin dejarnos avanzar hacia la prosperidad, nos sumergís en la rueda de la reencarnación sin pagar Karma, vuestras malas artes nos hacen nacer en lugares en guerra, con enfermedades, con pobreza, rodeados de la maldad intrínseca que no puede ser limpiada de la humanidad, sois vampiros energéticos, os alimentáis de nuestro sufrimiento, así ha sido siempre y queréis que todo siga igual, ahora comprendo todo lo que me enseñaron y no me tome en serio sobre vosotros.-

-Vaya, nos ha salido un "iluminado"- dijo El Arconte- 

En ese momento su armadura empezó a cambiar de color, de un negro azabache comenzó a volverse luminosa, blanca, con un brillo espectacular, comenzó a desaparecer y el Arconte fue empequeñeciendo volviéndose del tamaño de Antoine, su armadura acabó de desaparecer y se convirtió en un una túnica blanca impoluta, con un brillo fascinante que hacía retroceder a los Seres Sombra que había cerca, se alejaron hasta que no se les veía.

Aquella luz, junto con la nueva apariencia del Arconte sorprendió a nuestros amigos, fue tal el impacto que hasta el horror que habían sentido antes desapareció, inundándose de sensación de bondad, de protección, no comprendían que les estaba pasando, ya no le veían como una amenaza sino como a un Ser de luz, un maestro.

El Arconte se había transformado en una especie de monje, con una túnica blanca brillante, su pelo rubio resplandeciente, sus ojos azules y su piel pálida atraía la mirada de nuestros dos amigos, un aroma a incienso impregno el aire alrededor de ellos, la zona donde estaban espalda con espalda se iluminó con una luz tenue que dejaba ver como la hierba crecía a su alrededor, la puerta donde apareció el Arconte y alrededor de ella se llenaba de enredaderas y flores.

Se frotaron los ojos, no asimilaban bien lo que estaba pasando, si era una gran amenaza, ¿qué es lo que pasaba ahora?, ¿por qué esa transformación?, ¿qué era lo que sentían ahora?.

- Venid a mí, hijos míos, todo ha sido un error- dijo El Arconte- Vuestra aventura ha sido un despropósito, nadie tiene por que sufrir en este lugar de desventura, os habéis equivocado, si venís conmigo os llevaré a un lugar donde encontraréis respuestas.-

- ¡Quieres engañarnos!- dijo Josu, yo he venido a rescatar a mi amada hada, vosotros la tenéis presa, un amigo nuestro a sucumbido a vuestra maldad, hemos atravesado dimensiones para cumplir nuestra misión, ¡no queremos oír tus palabras!.-

Antoine también se puso a la defensiva y le dijo al Arconte:- Has adquirido una apariencia benévola para que sucumbamos a tus encantos de falso Ser de Luz, esta es la forma con la que atraes a las almas que se descarnan, te haces pasar por un Espíritu Guía y les haces volver a la reencarnación fuera del Karma, no intentes hacer que nosotros caigamos también, pues aún estamos vivos, tendrías que arrebatarnos el alma y el libre albedrío.-

- Pero, queridos amigos. contesto el Arconte- estáis equivocados, he sido llamado para recoger unas almas errantes que no pertenecían a este lugar, pero me doy cuenta que tengo algo más interesante, yo os puedo ayudar, si leéis este contrato que os voy a dar y lo firmáis os puedo devolver al Mundo en una situación muy diferente a la que teníais antes. 

Os puedo dar riquezas, poder, ser lo que queráis ser, estrellas de la música, millonarios, Reyes, presidentes de naciones, cineastas, actores, lo que penséis, puedo hacer que vuestra vida sea placentera, solo haciendo una pequeña rubrica en este pequeño papel.- 

Les enseño el contrato que sacó de su túnica, el aroma a incienso se intensificó, sus mentes empezaron a nublarse, no era tan mala proposición el cambiar de vida, después de todas las penurias pasadas, se iban olvidando de todo, se sentían hipnotizados por las palabras de aquel Ser que habían visto tan horrible y ahora parecía la Santidad en persona, estaban confundidos.

En ese momento Antoine recordó las palabras de Eliphas, las que su guía interior le sugería.- di las cuatro letras, nombra al innombrable- entonces, como si un resorte interior le dijera, ¡hazlo!, se sujetó el medallón del Tetragramatón y en un grito dijo: -¡Esta es la palabra de cuatro letras sagrada: Y H W H , las conjuro en el nombre del Creador, ¡Aparta a esta entidad inmunda de nuestro camino, danos la protección de tu poderosa acción!-.

Cuando acabó de decir estas palabras se hizo el silencio, El Arconte retrocedió y su cara se volvió otra vez a verse con rabia, sus ojos perdieron el brillo, su túnica fue poco a poco apagándose, su tamaño volvía a ser el gigantesco, su armadura volvía a aparecer en su cuerpo y todo el paisaje que había aparecido se volvió oscuro y putrefacto otra vez.

Un trueno enorme surgió en la oscuridad, no se veían rayos ni nada, El Arconte permanecía quieto, inmóvil, como si algo le hiciera retroceder.

Se dirigió a ellos y les dijo.- ¿Qué es lo que has hecho, humano?, has nombrado el nombre de Dios, no se te es permitido, has cometido un gran error, sabes que pagarás muy caro tu atrevimiento, ¡ningún humano descarnado ha podido hacer esto aquí en el Bajo Astral !, has invocado su protección, pero esta cuesta cara...-

-Arconte, yo no estoy descarnado, por si no lo sabes, mi alma está en mi cuerpo, mi condición elemental artificial me protege de este lugar, por eso no vas a poder llevarte nuestras almas, además se que van a venir a ayudarnos, he invocado ayuda y no hay más ayuda que la de El Creador, el que nunca te creo a ti, sucio Arconte, vampiro de almas- dijo Antoine.-

De repente surgió una luz a lo lejos, en las tinieblas, iba acercándose poco a poco, El Arconte miró con rabia a la misma, luego les miró a ellos, se puso en guardia y a la defensiva, Josu y Antoine no sabía que es lo que pasaba, solo veían un punto de luz que se acercaba, que iluminaba todo alrededor de él.

Vieron a lo lejos un bulto como de una persona que iba acercándose, dentro de la luz se movía alguien, pero no lo distinguían, todo estaba en silencio, los Hombres del Sombrero estaban alejados, pero se podían ver aún, El Arconte no intentaba atacar a nuestros amigos, ellos estaban expectantes viendo la luz acercarse.

Un destello increíble surgió en ese momento, les dejó a todos ciegos y en unos segundos al acostumbrarse la visión otra vez a la oscuridad vieron que había aparecido ante ellos a un Ser Luminoso muy parecido a la transformación del Arconte, pero era diferente, en vez de una túnica, llevaba un mono ceñido al cuerpo, de color blanco con un símbolo que Antoine no había visto nunca en el pecho.


 Continuará...

 

lunes, 1 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 23

 


Antoine, Josu y El Errante siguieron la senda que habían tomado los Duendes que habían secuestrado a Xena, siguieron durante mucho tiempo, a su alrededor se hacinaban montañas de insectos, putrefacción, miles de árboles secos que configuraban un paisaje siniestro, oscuro, solo iluminado por decenas de fuegos fatuos que surgían aquí y allá sin un patrón establecido, suficientes para ver las sombras y las figuras de los entes que moraban en aquel lugar.

Se sentían observados y amenazados, El Errante iba siempre delante, seguido por Antoine y Josu en la retaguardia, este estaba muy nervioso y temeroso, aquel lugar helaba la sangre a cualquiera y Josu no se destacaba por saber ocultar su miedo, cosa que Antoine dominaba a la perfección, de Errante no se podía saber, pues su hierático rostro no transmitía emoción ninguna al hablar, era serio y recto como una estatua que se moviera.

-Mirad hacia vuestra derecha- dijo El Errante -Contemplad la concentración de Espíritus burlones que hay en ese lugar. 

Miraron hacia donde les dijo y vieron una especie de agujero en el suelo putrefacto más oscuro que la propia oscuridad, alrededor de él, como siguiendo un vórtice de viento introduciéndose en el mismo habían Seres parecidos a las Sombras, pero de un color marrón grisáceo, con un gorro como de bufón en la cabeza, mirada siniestra con las cuencas de los ojos vacías, estaban danzando alrededor de aquel negro agujero, saltaban y se dejaban arrastrar hacia el mismo, desapareciendo en su interior.

-Estamos contemplando una sesión de Ouija, queridos amigos- dijo El Errante- Este es el aspecto real de aquel mal llamado juego, gracias a las invocaciones de los desprevenidos humanos que usan este método de contacto "espiritual", atraen con ellas a estos seres degradados que usan la telepatía para hacerse pasar por sus familiares o espíritus conocidos, dando malos consejos, dejando entrar a la energía negativa de los Seres Sombra, provocando en las personas sensitivas que luego tengan la llamada "Parálisis del Sueño", haciendo que la locura, el malestar y las malas vibraciones derivadas a la mala suerte entren en sus vidas, a la vez alimentándose de su malestar, provocado por ellos-.

Antoine y Josu se quedaron estupefactos al ver la realidad que aquella práctica provocaba en aquella dimensión, y las consecuencias que traía.

Se alejaron de aquel lugar y siguieron adelante, guiados por El Errante llegaron a un lugar que estaba extrañamente seco, allí no había fango, el olor era más tolerable, era un descampado bastante grande, en medio del mismo había una plataforma con una puerta con un marco de piedra en medio, la puerta era enorme, tendría unas dimensiones de unos seis metros por tres de ancho, parecía de madera labrada, con unas incrustaciones de un metal parecido al plomo, en la misma había unos símbolos escritos en un lenguaje que ellos nunca habían conocido.

Se pararon junto a la puerta, no tenían ni idea que hacía allí en medio de la nada este objeto tan desubicado, aparentemente no llevaba a ningún sitio, además estaba cerrada.

-Estamos en uno de los pórticos donde descienden los seres más temibles que visitan el Bajo Astral- dijo El Errante- debemos alejarnos rápidamente de aquí, nunca se sabe cuando pueden venir, son imprevisibles-.

-Pero, ¿de quien se trata?, Errante,¿por qué temes tanto a estos seres?- dijo Antoine.

-Este es uno de los Pórticos donde los Arcontes atraviesan las dimensiones para venir aquí, a la más cercana a la vuestra, Antoine, estos seres son ultra poderosos, son lo más parecido a un Dios, son los que actualmente dirigen casi todo el destino de la humanidad, pues no pueden hacerlo del todo al tener vosotros el Libre Albedrío que se os otorgó al nacer-.

-Ellos son llamados por  los Seres Sombras para que vengan a recolectar la "cosecha" de almas perdidas, de los que no saben que han muerto, de los que se han suicidado y de los que han cruzado el umbral sin ver la luz, entonces vienen, atraviesan el pórtico escrito en Lengua Angelical y disfrazados de Seres de Luz engañan a las almas desprevenidas, desesperadas por ver la Luz, sin saber que la verdadera Luz aún queda muy lejos.

Para suprimir el libre albedrío de las mismas les hacen firmar un contrato, les dicen que van a ir a un sitio mejor, pero es entonces cuando los devuelven a la rueda de la reencarnación sin Karma, la que hace que vuelvan a existir en vidas desgraciadas, las que generan gran sufrimiento en estas almas, con ese sufrimiento los Arcontes darán de comer a sus esbirros Sombra y se alimentaran ellos, haciendo que la humanidad no transcienda, no cambie, ellos son los que proporcionan la tecnología bélica a los humanos, con sus inspiraciones a los genios, ellos inspiraron a Einstein, a Oppenheimer, a miles de científicos que descubrieron muchas cosas "por casualidad" que derivaron al final en la energía nuclear y por ende el armamento atómico, con el lograron abrir el Pórtico más grande que se hubiera visto nunca, ahora ya pueden instalarse aquí, de hecho ellos son los que realmente dirigen vuestro mundo, vuestra política, tan nefasta e incoherente con vuestra humanidad, así poco a poco se irá degradando hasta conseguir que ella misma se destruya, este es el objetivo de estos Seres Increados, los enemigos de Gaia, de Dios-.

Antoine y Josu no salían de su asombro ante lo que El Errante les estaba contando, para Antoine este discurso se hizo familiar, pues cuando estaba en la logia muchas veces de había hablado de la posibilidad de que Seres Superiores estuvieran dirigiendo los gobiernos en la Sombra, pero no se les daba un nombre, ni una ubicación, ni cómo podían hacerlo, ahora lo sabía y estaba realmente aterrado ante la magnitud de esta situación y lo pequeño que era él para poder afrontar algo así.

Quisieron seguir después de ver aquel Pórtico en medio de la nada, pero empezaron a escuchar susurros en la oscuridad y a ver movimiento alrededor de ellos, la luz de los fuegos fatuos no daba para distinguir lo que había, el medallón de Antoine parecía tampoco ser suficiente para iluminar más allá de cinco metros, los tres compañeros se juntaron de espaldas para protegerse de aquello que fuera lo que había allí.

Se situaron a un lado de aquel inmenso Pórtico, se sentían asediados por algo desconocido, una pesadez tremenda parecía posarse sobre sus hombros, la Oscuridad les estaba invadiendo cada vez más.

Antoine se aferraba con todas sus fuerzas a su Tetragramatón, su luz parecía no ser suficiente para ver la auténtica amenaza que tenían delante, en su interior invocó al espíritu de su maestro en la Logia, su nombre era Eliphas, le rogó que le inspirara como poder salir de aquello, nunca se había enfrentado a tanta oscuridad, en ello estaba cuando Josu le agarró el brazo y le dijo: -Antoine, creo distinguir entre medio de este caos de Sombras, espectros y desencarnados a tres figuras que me son familiares, ¡mira hacia allí delante!- Parecen tres Sombras con Sombrero, dijo Antoine, -¡Maldición, deben de habernos seguido el rastro y ahora estamos a merced de su negatividad!-.

El Errante se irguió con aire altivo y les dijo a nuestros amigos:- Josu, Antoine, poneros detrás de mí, voy a intentar dialogar con estos seres, a veces se les puede desviar la atención, quizás si lo conseguimos podremos abrir una brecha de luz y huir a través de ella a otra parte de este Limbo Astral, seguidme la corriente-.

Los tres Hombres del Sombrero se situaron delante de ellos, con una voz gutural, el del sombrero de Ala Ancha les dijo: -Habéis osado entrar en nuestro reino, aquí no sois bienvenidos, lo que queréis conseguir os va a ser imposible, ya habéis perdido a uno de vosotros, el Hada ya es nuestra y servirá a nuestra causa, la vuestra ya está perdida, nada os va a salvar-.

- Mi señor Sombra- dijo El Errante- Me conocéis desde hace siglos, nos hemos encontrado varias veces en esta desolación, no desconocéis que mi trabajo consiste en sacar almas de este lugar, pero también es verdad que aquí os sobran, la humanidad está perdida y nunca os va a faltar alimento, ¿qué ganancia vais a obtener de un joven enclenque y un aspirante a mago de medias tintas?- Yo también necesito realizar mi trabajo, ¿no os ha bastado obtener a dos nuevos esbirros, uno por la fuerza y otro por la oscura magia de vuestras vibraciones?, ha estos dos "desgraciados", esto entre nosotros, los voy a guiar a la tierra de la desesperación, pues han entrado sin permiso, ese es su castigo, como debéis saber bien-.

Josu y Antoine no daban crédito a lo que El Errante estaba diciendo, ¿los estaba traicionando?, ¿era una estratagema para poder ganar tiempo?, o en verdad estaban vendidos a estos seres malignos.

El Hombre del Sombrero se adelantó hacía el Errante, el hedor que emanaba era insoportable, su visión espeluznante puso los vellos de punta a nuestros dos amigos humanos, se sintieron pequeños ante esta visión.

-Gusano Errante, no intentes engañarnos, sabemos que estás ayudando a estos seres, su vida refulge en este lugar sin esperanza, atraen a los espectros como las bombillas encendidas a los insectos, tu interés en ayudarles no es fortuito, sabes que así podrás ascender a la Luz un poco más, pues aún tienes que purgar muchos errores, aunque es posible que este sea tu último acto en este lugar y las demás dimensiones, ¡te vamos a aniquilar!, no mereces otra cosa, Errante-.

El del Sombrero de Ala Ancha alzó los brazos y en una lengua extraña empezó a invocar a alguien, en un momento fue formándose un vórtice negro más oscuro que la propia oscuridad alrededor del Pórtico.

Un viento huracanado fue alejando a todas las Sombras que pululaban por alrededor dejando el descampado vacío, el ruido era insoportable, extrañamente los tres Hombres del Sombrero permanecían estáticos, inamovibles delante de ellos, amenazantes, mientras que detrás de El Errante estaban Antoine y Josu, ya no se sentían protegidos, Antoine rezaba y pedía instrucciones a su guía, Josu solo pensaba en Xena y en su amor, no le quedaba otra, pero ahora no podía verla en su burbuja protectora de amor y luz, la estaba perdiendo, su corazón se helaba con la oscuridad.

Un trueno como nunca habían oído en su vida Antoine y Josu sonó en aquel lugar, miles de rayos iluminaron entonces todo los alrededores, un olor a quemado inundó la zona y vieron como todos los rayos confluían en el Pórtico, las letras del idioma extraño de aquel portón se iluminaron y una grieta luminosa empezó a abrirse a la vez que él mismo. 

El Hombre del Sombrero de Ala Ancha llamó a sus dos acompañantes, los tres alzaron los brazos y a la vez invocaron otra vez en aquel idioma extraño, el Portón se abrió de par en par y una luz tremenda salió de él, poco a poco fue apagándose hasta quedar un pasillo de luz negra de la cual salía un viento helado.

El huracán de antes se paró y se hizo el silencio, solo roto por el aire que salía de aquella enigmática puerta dimensional, su luz negra no dejaba ver el interior, pero se intuía que algo venía a través de él.

Antoine empezó en ese momento a recibir un pensamiento en su mente, le decía que tenía que pronunciar el nombre sagrado de cuatro letras cuando se viera perdido, el Tetragramatón le haría saberlas, les daría poder, ellas eran la clave de la salvación en este momento.

Los tres espectros estaban delante de nuestros amigos, El Errante quedó callado, con un terror que ahora si se reflejaba en su rostro, nuestros amigos quedaron estupefactos ante aquello que venía, se temían lo peor, en ese momento se confirmó.

Un gigante de unos tres metros, con una armadura de color negro, con la piel blanca como la leche, los ojos de un color azul intenso, el pelo largo, rubio, musculoso, con símbolos escritos igual que los que habían en el Portón, grabados en la armadura, salió de aquella grieta de luz negra, con voz atronadora preguntó:- ¿Quién ha osado llamarme?- Aun no era el momento de venir a recolectar, espero que haya sido por una buena razón-.

-¡Es un Arconte!, dijo El Errante, estamos perdidos, ¡nada ni nadie puede detener a este ser adimensional, pues no existe como tal, es solo un holograma de energía densificada, nada le puede dañar!, es la primera vez que veo uno, ¡nada se de como luchar o huir de él, es lo más parecido a un Dios!

-Amo, estos seres quieren arrebatarnos nuestro trofeo elemental, están aquí sin permiso, son los que han sido elegidos, entre muchos por los seres Elementales inferiores para dar a conocer nuestra existencia y dar un mensaje a la humanidad para prevenirla, con este conocimiento podemos perder muchas cosechas de almas, por eso le he llamado, quiero que les haga sufrir y mueran aquí para arrebatarles su alma, aunque tienen ahora condición elemental, no le será difícil, uno es un mago, el otro es sensitivo, son una amenaza, ya saben demasiado-.

 

Continuará...



 


martes, 19 de marzo de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 22

 


Penetraron nuestros tres compañeros en aquel oscuro portal dimensional arrastrados por un viento huracanado que los desplazaba con una velocidad tremenda hacía abajo, en un túnel oscuro con destellos de luz rojiza y violácea, siempre en caída, arrastrados por el pozo que parecía sin fondo en el que se había convertido el camino que contenía el portal.

Se les hizo eterna la caída, hasta que en completa oscuridad, con un ruido tremendo provocado por el huracanado viento que les empujaba; se dieron de bruces con un suelo sólido, húmedo y viscoso, parecía que estaba lleno de un fango cuya olor a putrefacción sentían perfectamente a pesar del viento que no cesaba.

Antoine preguntó a sus compañeros: -¿Estáis bien, amigos? ¿Gimmi, Josu? ¿me escucháis?- Si, querido Antoine- dijo Josu, Gimmi también respondió:- Dolorido, Antoine, pero bien.-

El viento poco a poco iba calmando, hasta que en unos minutos, o lo que ellos creían que eran esos minutos, pues el tiempo aquí se comportaba de forma extraña, fue parando hasta que se hizo una calma inquietante, pues estaban en una completa oscuridad, no tenían linternas ni ningún medio para iluminarse.

Antoine recordó entonces las palabras de su madre, que le dio el colgante con aquella gema del desierto, la que se había fundido con su medallón del Tetragramatón, le dijo: -(Recibe la gema amarilla del desierto, ella concentra la luz del Sol, en momentos de profunda oscuridad, se iluminará y te protegerá de aquella, será tu guía en los caminos de la noche y toda sombra que pretenda atacarte será repelida por ella, hasta las más poderosas)- , se lo sacó de la camisa y con asombro vio como iba adquiriendo una luz azulada, gracias a ella pudieron divisar algo el lugar donde estaban.

Habían penetrado en un mundo oscuro, lleno de fango maloliente, a su alrededor solo había oscuridad, a la cual se iban acostumbrando sus ojos, iluminados solo por el fulgor aún débil del medallón de Antoine, que iba delante intentando guiarlos.

El silencio inquietante de aquel lugar era salpicado por una especie de gemidos que se oían a lo lejos, la niebla tan espesa como si pudiera cortarse con un cuchillo, negra como el humo de una chimenea rodeaba todo lo visible a su alrededor, Gimmi se sentía muy mal, no estaba acostumbrado a sentir las vibraciones de lugares como este, pues los seres elementales nunca debían ir bajo ningún concepto a donde vivían los Duendes, corrían peligro de dejar de ser ellos mismos y convertirse en uno de los que moraban en este lugar, el Bajo Astral, la dimensión antesala de lo que se consideraba el Averno, en las tradiciones religiosas humanas, aquí habían muchas criaturas con las que no sería agradable encontrarse, este era el hogar de los espíritus desencarnados que se aferraban a la materia, a lo terrenal, los que no habían ascendido al plano Astral, a la luz de la Vida después de la vida, aquí moraban sin poder descansar. 

Josu y Antoine sentían escalofríos al ver el paisaje oscuro y la terrible niebla que los envolvía, Gimmi estaba callado, se sentía mal, pero no quería asustar a sus amigos y seguía el paso con ellos, para poder salir del trance maligno que les estaba invadiendo les dijo: - Antoine, Josu, debemos intentar buscar alguna pista que nos lleve a encontrar a Xena, aunque en esta oscuridad es muy difícil, debemos seguir hasta encontrar su rastro, no desfallezcamos, amigos-.

Durante mucho tiempo estuvieron andando por el cenagal neblinoso que era este lugar, asfixiados por la terrible olor a podredumbre, sin apenas luz; se sentían vigilados, escuchaban susurros en la oscuridad, sabían que les acechaban los Seres Sombra, los sentían, pero por alguna extraña razón, nadie les había atacado aún.

Sumergidos en aquella oscuridad, en su espíritu se iba posando la tristeza, la pesadumbre de la desesperanza, no sabían por qué pero se sentían cada vez más cansados y pesados, sus ánimos menguaban a cada paso, no sabían donde ir, ni que hacer, ahora si estaban perdidos, habían abierto el portal, entrado en el Bajo Astral, para nada, ahora no tenían esperanza ni de poder salir de allí.

Se sentaron en un promontorio de pequeñas rocas negras que encontraron en un lado de la senda que seguían, una senda que trazaban ellos, pues todo era igual, una vez allí, con aire lastimero Gimmi le dijo a Antoine:- Mi querido Mago, creo que ahora estamos perdidos, ¿puedes hacer algo para llamar a la luz, existe algún hechizo u oración?, me siento muy mal, nunca me había sentido así, Josu, si se te ocurre algo, ahora es el momento de decirlo.-

Josu estaba muerto de miedo, además de muy preocupado por Xena, no sabía que hacer, así que todos confiaban ahora en Antoine, su medallón era la única luz visible en todo aquel lugar terrible. A pesar de ello seguía pensando en protegerla con su burbuja de luz mental, quería defenderla a toda costa.

Antoine se puso en pie y les dijo: - No debemos desfallecer amigos, tenemos que encontrar la manera de guiarnos en este lugar, Brigitte me dio esta Gema, ahora integrada en mi Tetragramatón, voy a rezarle, concentraré mi pensamiento en ver la luz de la vida y del amor, tenéis que darme las manos y concentrarnos los tres en disipar las tinieblas que se están apoderando de nuestro corazón, vamos a llamar a la ayuda de nuestros guías interiores, todos tenemos uno, ellos nos van a llevar a la luz, confiad, amigos.-

Los tres compañeros se dieron la mano y Antoine mirándoles a los ojos les instó a pensar en pedir a sus guías interiores que les dieran respuesta, en ese momento un resplandor empezó a irradiarse de los tres, primero levemente, hasta que un gran destello, como un flash de luz que duró unos segundos salió despedido de sus cuerpos, entonces vieron que estaban rodeados de Seres Sombras, de otros sin forma definida, como si fueran gelatina grisácea parecida a cerebros llenos de venas que se hundían en el suelo, cientos de figuras cabizbajas andando por su alrededor, pero nadie se atrevía a atacarlos, no sabían la razón, por lo visto el talismán de Antoine era realmente efectivo, si lo perdía estaban literalmente muertos.

Cuando acabó el destello fulgurante de su petición se hizo otra vez la oscuridad, pero a lo lejos empezaron a divisar una pequeña luz que se les acercaba, era blanca, cada vez se hacía más grande, los Seres Sombra y los Seres informes se apartaban de su camino, poco a poco se iba formando una figura de un hombre vestido con una gabardina azul marino, llevaba un sombrero de Ala Ancha, pero no era un Jefe Sombra, pues tenía luz, llevaba unas gafas de Sol, su cara era la de un ser humano, no tenía el aspecto pálido de los espíritus desencarnados, parecía vivo, pero todos sabían que no era posible, llevaba unas botas negras como las de los militares, un pantalón negro y una camisa blanca, impolutas, con una flor colgada en uno de los bolsillos de su gabardina.

En unos instantes llegó hasta donde estaban los tres compañeros, con voz profunda y grave les dijo:- ¿Quién ha pedido un guía en esta oscuridad?-.

-Hemos sido nosotros, estamos perdidos en esta dimensión, no sabemos como avanzar, ¿quién eres?- preguntó Josu- .

-¿Qué hacen un Ser elemental y dos humanos vivos en este lugar sin sentido?

- ¿Cómo habéis hecho para venir aquí, este es el hogar de la locura, de las sombras y de la maldad gratuita?-.

-Venimos buscando a una Dama Elemental, amigo, fuimos emboscados en el hogar de la misma por los Duendes- dijo Antoine.

-En estos momentos tenemos también condición elemental provocada por la medicina de nuestro amigo Gnomo, por eso hemos podido penetrar en el Bajo Astral-.

-¡Sabéis que a los Seres Elementales les está prohibido entrar en esta dimensión!, pues aquí se degradan y se transforman en los que os atacó, pueden convertirse en Duendes o degradarse aún más y transformarse en Seres Sombra, o peor aún, en Larvas Astrales y Poltergeist, esos cerebros chupadores de energía negativa que surgen por doquier en este lugar, y lo que es peor, para siempre, sin posibilidad de salvación-.

-Lo sabemos, dijo Gimmi, pero nuestro deber es salvar a nuestra Dama Xena, ha sido secuestrada por los Duendes y los Seres Sombra, la tienen aquí, en algún lugar, pero no sabemos como buscarla-.

-Pero no nos has dicho quien eres, si eres un guía, dinos tu nombre, ya no confiamos en nadie, podrías ser una trampa- dijo Antoine-.

-Soy un espíritu errante, desencarnado hace mucho tiempo, sin apego a la materia, pero sin encontrar mi sitio en la luz, pues aún no se me permite entrar en ella, tuve una vida demasiado "desordenada", hice mucho daño y ahora estoy pagando las consecuencias, pues he sido "condenado" a vagar entre las distintas dimensiones de la existencia espiritual, puedo ir donde se me plazca, incluso he visto la Luz, he visto a lo que los humanos podrías considerar "Dios", pero Ella no me deja permanecer a su lado, y si, digo Ella porque para mí "Dios" es femenina, es la Creadora, la Madre, lo que llamáis Gaia, aunque su Creación va más allá de este planeta, pero por ahora no debéis saber más-.

-Por esas "casualidades"de la "vida", aunque aquí esa palabra no tiene sentido, se me dieron instrucciones hace unos días de venir a esta dimensión, pues aquí puedo ir ayudando a espíritus a encontrar el camino al Astral, a la otra vida, a la que no puedo ir, pero debo guiarlos, pues ese es mi trabajo, mi condena y mi existencia en las distintas dimensiones donde transito, nunca más de unos días en cada una, luego debo irme a otra, así hasta que "Ella" quiera y me de su bendición para ir a donde debo-.

-Escuché en la lejanía una llamada, luego un flash de luz acabó de llamarme la atención, me dirigí entonces hasta aquella luz que vosotros invocasteis, algo que jamás había presenciado en este lugar, entonces supe que mi misión era ayudaros, pues cuando alguien llama a un guía en esta dimensión, cosa que es muy improbable, pues la degradación de quienes vienen aquí no les permite tal cosa; estamos obligados a ayudarle, en rarísimas ocasiones ha sucedido eso en toda la historia de este lugar-.

- Debéis seguirme, yo se donde podemos encontrar pistas de donde está vuestra Hada, pues se que buscáis un hada, pues aunque no la habéis nombrado, hace unas horas vi a un grupo de Duendes que tenían retenida a una Elemental cuya luz iba menguando, pero aún se distinguía el brillo de sus alas, su vestido plateado y su tiara en la cabeza que refulgían en esta tremenda oscuridad, quise seguirlos pero con una maniobra de camuflaje, por lo visto me vieron, los Duendes tiraron una poción al suelo que soltó una niebla negra muy densa que empezó a disiparse por todo este lugar, yo puedo ver en la oscuridad, pero a través de la niebla oscura no, los perdí de vista y lo único que pude observar es que se dirigían hacia la dirección en la que os dirigís vosotros, quizás si seguimos esta senda cenagosa logremos encontrar pistas-.

-Vamos adelante amigos, si "Errante" nos acompaña podremos encontrar a Xena_ dijo Josu-.

-Un momento- con voz firme se dirigió Antoine a "El Errante"- ¿Cómo sabemos que no nos tiendes una trampa?, no te conocemos, además no nos han atacado sabiendo que estamos aquí, esto es muy extraño-.

-Gimmi de repente cayó de rodillas y les dijo a sus compañeros:- ¡Amigos, me estoy degradando!, la oscuridad me llama, han contactado conmigo, son los Duendes, me mandan mensajes telepáticos,me anulan, no se que voy a hacer, ¡ayudarme, por favor!-.

-Rápido, ¡tenéis que hacerle entrar en razón, que no le haga caso a sus pensamientos!, ponerle en un círculo de luz, trazar con vuestras manos un círculo y depositar en él todo lo bueno que os venga a la cabeza, pensamientos positivos, olvidar esta oscuridad, este mundo, pensar en la vida, en la naturaleza, en la tierra, en el mar, en el Sol, ilumina su frente con el medallón, Antoine, ¡debe salir de ese trance!- dijo El Errante.

Antoine y Josu trazaron un círculo en el fango, iluminados por el Medallón de Antoine, se lo colocaron en la frente, mientras intentaban pensar en cosas positivas, su  manos se iban tornando brillantes, cada vez más, desprendían una luz blanca que iba rodeando a Guimmi, mientras el Errante empezó a irradiar una luz blanca que permitía ver a quienes les asediaban, pero a la vez los repelía.

-¡Rápido!, debemos huir hacia adelante, salir de este asedio, seguidme mientras pueda tener luz, me la proporciona la flor que tengo en la gabardina, es una flor que recogí en una ladera del Cielo, lo que vosotros consideráis Paraíso, el Alto Astral, la dimensión donde os fundís con la Verdad y la Vida, pero se está secando-.

Antoine cogió en brazos a Gimmi, Josu con lágrimas en los ojos lo seguía, El Errante iba detrás iluminándolos; corrían como nunca lo había hecho, a través de la densa niebla, del hedor, del fango y de la oscuridad, no sabían donde iban, solo confiaban en aquel desconocido que les instaba a ir hacia adelante.

Estuvieron así durante mucho tiempo, hasta que la luz que les proporcionaba el recién llegado fue menguando y apagándose, solo quedó el medallón de Antoine, pero se dieron cuenta que donde estaban ya no había niebla, seguía oscuro, pero un fulgor como de fuego fatuo les permitía ver el lugar.

-Creo que ya no nos siguen las sombras, pero debemos tener cuidado porque en este lugar hay trampas energéticas que nos pueden absorber y llevar a la oscuridad eterna, si no logro que salgamos de aquí, yo también seré condenado por ello-.

Gimmi iba apagándose por momentos, su cuerpo se ponía rígido, su piel se iba tornando de un color verdoso, su rostro se estaba arrugando, sus ojos iban perdiendo el brillo y el color, sus facciones se iban afilando, su nariz se iba alargando en forma de gancho, Antoine y Josu miraban aterrados como Gimmi se estaba transformando en un Duende, y nada podían hacer por salvarle. 

El Errante les instó a dejarlo en el Suelo, ya no podían hacer nada por él, estaba en un estado avanzado de degradación elemental, por el momento no podrían salvarle, quizás si ellos lograban salir de aquella oscuridad podrían hacer algo, pero primero debían cumplir su misión, debían salvar a Xena, pero el Bajo Astral ya se había cobrado su primer tributo, el espíritu elemental de Gimmi había sucumbido a su exigencia.

Con gran tristeza dejaron a Gimmi en aquella oscuridad fangosa, viendo como ya no era él, como se iba transformando en algo maligno, inmóvil aún, pero pronto sería un enemigo más a esquivar o derrotar. 

El Errante dijo a Antoine que fuera guiando con la luz de su medallón, la niebla ya no estaba, los fuegos fatuos dejaban ver sendas de fango en cuyos lados cientos de Poltergeist y Larvas Astrales estaban alimentándose hundiendo sus venas en el suelo, cientos de espíritus pálidos les miraban con los ojos vacíos, sin emociones, cabizbajos, andando lentamente sin rumbo,atravesaban la dimensión hasta la "realidad" absorbiendo la energía negativa de la humanidad, de las discusiones violentas en las casas, las peleas,las envidias, fomentando en los humanos el transmitir el llamado "mal de ojo",atormentando a los enfermos de depresión,a las demás personas con enfermedades mentales,a la de las zonas de guerras, fomentando el odio entre los afligidos por desgracias, alimentándose de la energía del sufrimiento de los barrios pobres, de los que pasaban hambre, los que vendían su cuerpo para comer y sobrevivir, de la desesperación de los que estaban enganchados a las drogas,de la maldad de  quienes las vendían y sus familias, de todos los que provocaban el mal en el Mundo Real humano.

-Esto es solo una parte de toda la oscuridad que provoca vuestro mundo, una ínfima parte, pues esta es la puerta de entrada de la maldad absoluta, esta es la puerta por donde vienen los seres más temibles de la Oscuridad, los dueños reales de vuestro Mundo, cuyos esbirros, los seres Sombra, a las órdenes de sus jefes, los Hombres del Sombrero, en sus distintas variantes vienen a recolectar las almas de vuestros congéneres, para disuadirlos de ir a la verdadera luz, disfrazándose de la misma y llevarlos a otro ciclo de reencarnación nefasta para que, viviendo otra vida desgraciada, generen energía negativa con la que alimentarse, así cosechan su alimento, durante miles de años así ha sido, esta es la puerta de entrada de los Arcontes,llevemos cuidado de no encontrarnos con ellos, sino estaremos perdidos.- dijo El Errante.

-Sigamos hacia adelante esta senda, dejemos que el Tetragramatón nos guíe, ahora más que nunca confío, en él, las cuatro letras sagradas van a llevarnos a nuestro destino, tengo la corazonada que pronto hallaremos pistas de Xena, ¡Josu sigue enviando luz mental en forma de burbuja a tu querida Dama!-dijo Antoine.

-Te doy las gracias por haber acudido a ayudarnos, Errante, ven con nosotros en la oscuridad a abrir una brecha de luz en la misma, rescatemos a Xena, ¡se lo debemos a Gimmi!- afirmó Josu.

-¡Estoy aquí para ayudaros, esa es mi misión, estoy condenado a ello!

Los dos viejos compañeros junto con El Errante se perdieron en la oscuridad iluminada por el fuego fatuo sin saber que detrás de ellos iban Tres Seres Sombra que querían vengarse de antiguas humillaciones, eran el Hombre del Sombrero de Copa, El Hombre del Sombrero de Bombín, y el más poderoso, El Hombre del Sombrero de Ala Ancha.

Continuará... 



domingo, 10 de marzo de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 21

 


El caos que había en la cueva de las hadas quedó silenciado en el momento que vieron como los Duendes abrían el portal y se llevaban a Xena, los tres compañeros, Gimmi, Josu y Antoine se quedaron inmóviles en ese instante, pero enseguida reaccionaron nada más cerrarse el portal y se pusieron a ayudar a Ari y todas las demás compañeras que intentaban levantar a las que estaban heridas, Gimmi siguió curando con sus energías a las heridas, Aine daba instrucciones a las que estaban bien para que ordenaran y limpiaran todo el desastre que allí había ocurrido, aparte de llevarse los cuerpos de las que yacían muertas en el suelo de la cueva, que iban desvaneciéndose poco a poco, dada su condición elemental, para siempre.

Josu quedó de rodillas hincado en el suelo, con lágrimas en los ojos, mirando al vacío, le preguntó a Antoine: -¿Qué vamos a hacer ahora, Antoine?, se la han llevado, le van a hacer cosas horribles.- No debemos desesperar, Josu- dijo Antoine- seguro que habrá alguna forma de abrir un portal a su dimensión e ir a rescatarla, por lo que tengo entendido los Duendes moran en un lugar que los ocultistas denominamos "Bajo Astral", es la dimensión no terrena más densa de la Creación, allí moran una gran cantidad de Entes malignos, entre ellos los Duendes, Espíritus descarnados que no quieren evolucionar, los llamados Poltergeist, también los llamados Espíritus burlones, y es la puerta de entrada de los que conocemos como Arcontes, esos son los más peligrosos, incluso más que los Seres Sombra, cuya morada también está situada en esta dimensión.-

- Voy a consultar este tema con Ari, seguro que ella con sus conocimientos de magia podrá darnos respuestas para poder ir a aquel lugar.-

En ese momento Antoine se retiró para hablar con Ari, pero ella estaba consternada, tanto horror no había sido visto nunca por ningún hada en muchos siglos, estaba inundada en lágrimas, lloraba desconsoladamente por sus hermanas que estaban desapareciendo sin poder volver al mundo , lo hacían para siempre.

Antoine le cogió de los hombros y la zarandeó un poco para sacarla de aquel horrible ensimismamiento, Ari reaccionó y con su mano se limpió las lágrimas, Antoine quiso consolarla y le dio un abrazo, cosa que Ari agradeció, pues la tristeza era máxima, necesitaba sentir calor de alguien.

Pasaron unos minutos abrazados, entonces Antoine le miró a los ojos y le dijo:- Ari, se que no es momento de preguntas, pero el tiempo apremia, Xena ha sido secuestrada por los Duendes, debemos ir a rescatarla, sé donde está, ha sido abducida hacia el Bajo Astral, conozco la teoría para ir hacia allí en el plano psíquico, se hacía antes con un tablero llamado de Ouija, con él se contactaba con los seres que allí habitan, un juego muy peligroso, pero muy extendido en mi Mundo, con muchas consecuencias negativas para quienes lo practican, pero en la forma que tenemos actualmente quizás podríamos abrir un portal al mismo.-

Ari, con voz temblorosa le dijo a Antoine:- Antoine, eso que me pides es muy peligroso, creo que no se ha hecho en siglos, abrir un portal al Bajo Astral nos puede traer a este Mundo mucha más negatividad y Seres degradados que nos pueden hacer mucho daño, además vosotros no vibráis en la misma frecuencia que ellos, para poder entrar en él debéis degradaros también en espíritu y moral, pues ese lugar no admite luz, y vosotros tenéis mucha, sobre todo tú, querido amigo.-

Brigitte, que se había levantado con heridas que Gimmi había tratado, se acercó a donde estaban Ari y Antoine, les dijo:- Perdonad mi intromisión, no he podido evitar escucharos, tengo el oído muy fino y se lo que pretendéis hacer, solo quiero deciros, tanto a mi hijo como a tí Ari, que yo se como podemos abrir un portal hacia el Bajo Astral, en mi experiencia como humana, antes de que Antoine naciera, quien era mi marido, el padre de Antoine, me llevó un día a una sesión de lo que llaman Espiritismo, una doctrina en la que los humanos encarnados intentan contactar con los que han muerto mediante varios métodos, entre ellos el que Antoine ha nombrado, la Ouija, aunque hay más como las mesas parlantes, mediums que hablan por medio de los espíritus y otros más.- Pues bien, en una de esas sesiones vi como por medio de la Ouija contactaban con un espíritu que se hacía pasar por un personaje famoso, gracias a la energía de todos los que participaban en ese acto se fue formando una neblina y se materializó aquel espíritu, que en realidad no era quien decía, era un espíritu burlón, con sus fuerzas renovadas asustó a todos los que allí estábamos presentes, estampó el tablero y penetró en este mundo para quedarse porque ya no se cerró aquella sesión de Ouija, estuvo mucho tiempo trastornando a todos los que allí estábamos presentes, solo cuando contactamos con un señor que hacía limpieza de energías en las casas y en las personas, pudimos librarnos de él, aquel hombre nos dijo que habíamos abierto un portal durante esa sesión por la que entraron muchos entes negativos, pues le costó mucho librarnos de ellos.-

-Quizás si realizamos un llamamiento mediante este método y lo amplificamos con nuestro poder elemental, consigamos así abrir un portal a aquella dimensión, pero para permanecer en ella debemos estar en consonancia con la misma, vibrar en su frecuencia terrible, ahí está el kit de la cuestión. ¿Cómo lo hacemos?.-

Gimmi se acercó en ese momento y dijo:- Queridos amigos, en mi condición de Gnomo puedo estar en contacto en múltiples ocasiones con la realidad humana, aunque cada vez menos por su tecnología, que nos repele, pero yo también he presenciado en ocasiones sesiones de Ouija en sus casas, siempre con efectos negativos, muchas veces tenía que irme de ellas por la cantidad de energía negativa que sentía, pero es verdad que con ese método se puede abrir un portal a ese tétrico lugar, nosotros podemos hacerlo con nuestros poderes elementales, es más, debemos hacerlo por Xena, ahora mismo estará sufriendo.-

-Propongo que hagamos un tablero de Ouija y todos nosotros nos concentremos en cosas tristes, horribles, desgracias y negatividad para que podamos atraer a los que vibran en esa frecuencia, una vez llamados tenemos que rasgar el fino velo de esta realidad con nuestra magia elemental, con la que penetramos a nuestra dimensión en nuestro reino, pero invertir el efecto con la negatividad, entonces con un hechizo que llame a la Oscuridad abriremos la puerta al Bajo Astral.-

Ari se quedo callada y mirando a Gimmi le dijo:- Es probable que te degrades Gimmi, una vez allí la Oscuridad te puede atrapar y ya no podrías volver, sabes lo que les pasó a los Duendes en su día...-

-Lo sé Ari, pero no puedo dejar que se llevan a un ser puro como Xena, por eso voy a conjurar con la ayuda de Antoine y Josu a la Oscuridad degradada del Bajo Astral.-

Gimmi cogió un tablero de madera de una de las mesas del banquete de las hadas, con un trozo de carbón de la chimenea que les calentaba en aquel banquete empezó a dibujar las letras del abecedario rúnico en el mismo, poniendo un Si y un No en el centro. 

Sacó un saquito de su bolsillo que contenía un polvo negro que esparció por el mismo, era sal negra, una especie de sal que repelía la luz a quien se le esparciera, se usaba para no ser descubierto en la dimensión humana, pero servía para darle más oscuridad al tablero de Ouija, así podría estar en más consonancia con la vibración oscura en la que debían estar.

Nuestros tres amigos, junto con Ari se pusieron alrededor del tablero, se cogieron de las manos e invocaron a los Espíritus oscuros del Bajo Astral, les retaron a que se presentaran en aquella cueva de hadas, Ari anteriormente había ordenado a las guardianas que levantaran el hechizo de protección de la misma.

Cogidos de las manos empezaron a emitir una luz negra, sus sentimientos se tornaron oscuros, empezaron a sentir rabia, odio por los que habían cometido los asesinatos de las hadas, quienes habían destrozado el hospital y secuestrado a Xena, sus espíritus estaban volviéndose negros, la luz que Ari emitía como hada se iba apagando, Gimmi cambiaba su rostro, se le volvía más serio y sin emociones, Josu y Antoine estaban concentrados en contactar con algún ente que les abriera el portal, hasta que de repente las letras rúnicas del tablero empezaron a iluminarse formando palabras.

Primero se formó la palabra "no", luego "sois", por último "bienvenidos", Antoine entonces dijo: - ¡Queremos entrar en vuestro mundo!- Solicitamos nos abráis un portal, tenemos derecho a entrar, tenéis algo que queremos.-

Las letras del tablero se iluminaron con una secuencia de letras que decía: "Debemos cobrar tributo para ello" 

-¿Qué solicitáis, seres infectos? dijo Antoine.-

-"Uno de vosotros deberá entregar su espíritu a este lugar"

-Eso no es posible, ya os habéis cobrado suficiente con el secuestro de nuestra Dama Xena, ahora nos toca ir a recuperarla, si queréis tributo tendréis que robárnoslo- dijo Antoine.

Gimmi, ante estas palabras le dijo a Josu:- Josu, debes rechazar con todo tu corazón el que puedan hacer daño a Xena, solo tu amor puede hacer que paralicen todo el mal que le quieren infligir, concentra toda tu voluntad en hacer que este ente nos permita abrir el portal.-

Con un movimiento levantaron los cuatro las manos en alto, Josú puso todo su empeño en pensar en Xena, en su pensamiento la rodeó con una burbuja de luz y la vio protegida en su celda de oscuridad.

Una luz negra empezó a brotar de las letras del tablero Ouija, un haz de cada una de ellas convergía en un punto en el aire cerca del centro del tablero, allí empezó a formarse un círculo negro de luz violácea con el borde oscuro, cada vez se hacía más grande, un viento como si absorbiera el aire de la cueva iba penetrando en el mismo.

Ari les dijo a nuestros tres compañeros que se dieran prisa, ese era el portal que estaban solicitando, la oscuridad les llamaba, tenían que penetrar en él para ir hacia el Bajo Astral.

Brigitte desde lo lejos veía aterrada como se iba formando el portal tal y como ella pensaba que sucedería.

Antoine se soltó de ellos, se plantó en el tablero, cogió a Josu agarrando su mano y Josu a su vez agarró a Gimmi, dieron un salto y llevados por el viento penetraron en aquel agujero oscuro, en un momento desaparecieron, dejaron a Ari en silencio, el portal se cerró de golpe y todo volvió a quedar en calma, Ari se sentó en la silla, lloraba otra vez, ahora por sus tres amigos, por Xena y por todo el horror que dejaron los Duendes, Brigitte se acercó a consolarla, pero en su interior sabía que ellos lo conseguirían, nunca había visto tanto valor, donde habían ido estaba la locura, la oscuridad y algo peor que la muerte, los espíritus degradados, las sombras, y la puerta de entrada de los Arcontes.

 

Continuará... 


domingo, 25 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 20

 


 Saltó la alarma en toda la Cueva de las Hadas, en muy poco tiempo todas las que habían estado en el banquete se dispusieron a acudir a la zona oscura de lo que llamaban el Hospital.

Los Duendes surgieron entre el polvo, humo y caos formado en la entrada de ese Hospital, Gimmi, Josu y Antoine con los ojos como platos se dispusieron a intentar luchar contra aquellos seres que estaban acechando tan cerca.

Gimmi llevaba un pequeño cuchillo escondido en su cinturón, era el que usaba para recolectar hierbas, ahora debía segar otro tipo de mala hierba terrible que estaba a pocos metros de ellos. Josu cogió un tronco que había tirado en el suelo que vio por casualidad, Antoine cogió con su mano derecha su medalla del Tetragramatón e imploró ayuda a sus guías, a su alrededor las hadas, anteriormente bellas y gráciles empezaron a transformarse, vieron como a muchas de ellas les cambiaba el semblante, los ojos se les encendían en un color verde brillante, las alas se les volvían oscuras, los trajes de seda se transformaban en una especie de uniformes pegados a su cuerpo de color marrón, la ira surcaba todos sus rostros, entonces como a una sola voz, todas se lanzaron a una velocidad endiablada contra los Duendes que habían osado entrar en su rincón sagrado, el que consideraban seguro.

Antoine sacó el saquito de sal que llevaba en su mochila, trazó una linea y les dijo a Gimmi y a Josu que se pusieran detrás de ellas, él no quiso ponerse, se enfrentó con las hadas conjurando con firmeza estas palabras: -En el nombre sagrado del innombrable os ordeno que retiréis vuestras zarpas de todo Ser feérico, no sois bienvenidos, dirijo la magia de los elementos en vuestra ruina, desapareced, caídos de la Creación- un aura se formó alrededor de Antoine, de un color violeta, como de fuego, inmediatamente una bola de energía se formó en la mano derecha del mismo, sin pensarlo dos veces la arrojó hacía el grupo de Duendes, aquel conjuro materializado en energía dejaba una estela a su paso que irradiaba luz, al momento impactó en medio de aquel funesto grupo, un destello impresionante inundó de luz la Cueva, todo se volvió de color blanco, cegando a todo aquel que mirara esta escena, unos diez duendes saltaron por los aires cayendo encima de estalagmitas, tres de ellos quedaron empalados supurando un líquido verde por su boca y alrededor de sus heridas, los otros cayeron al suelo y se retiraron hacia el fondo del Hospital de Hadas, el polvo apenas dejaba ver que habían forcejado con las hadas que habían allí intentando curarse de la enfermedad que estaba haciendo estragos en ellas, de la oscuridad, un tipo de mal relacionado con la desaparición de las hadas, provocado por el actual estado mental de los Seres con alma, en otro momento se explicaría.

Unas veinte hadas yacían en el suelo, con las alas mutiladas, con heridas, los trajes rasgados, su sangre; esto sorprendió a Josu y Antoine, era roja, pues no pensaban que los Elementales también sangraran, pero así era, además de poder morir pero sin posibilidad de trascendencia a otra vida, como si podían hacerlo los humanos.

Ari, Xena y Aine estaban consternadas viendo aquel paisaje Dantesco, pero no podían perder el tiempo, aún quedaban Duendes que combatir en el fondo de la Cueva, por lo visto se habían escondido para que no les atraparan, eso hizo sospechar a Ari que tramaban algo, no comprendía como podían haber llegado a entrar en su refugio secreto, estaba hechizado por ella y otra hadas igual de poderosas para que nadie pudiera entrar sin permiso, había vigilancia de las hadas guardianas, pero por lo visto alguien del hospital tuvo que haber dado pistas de donde vivían ahora.

Posiblemente alguna de las hadas que habían enfermas en aquel lugar enfermó tanto que se degradó a la misma vibración energética que los Duendes, estos al estar al acecho detectaron la misma y excavaron en lo profundo de la roca durante días para poder entrar físicamente en la Cueva, no cabía otra explicación.

Ari y sus hermanas, todas las que habían en aquel lugar fueron rastreando con su uniforme de guerrera puesto para encontrar a quienes habían provocado la muerte de muchas de las suyas, pero no contaban con una funesta sorpresa, aún no se había disipado el humo cuando de repente se hizo la oscuridad en toda la Cueva, ni siquiera las luciérnagas iluminaban, solo la piedra que Antoine llevaba colgada, la que le regaló su madre, se veía tenuemente debajo de su camisa. 

Brigitte se puso detrás de Ari para luchar contra lo que venía en la oscuridad, también había cambiado su vestimenta, su color en las alas y sus ojos amarillo brillante destacaban entre los de las demás.

Una gran sombra oscura surgida de las tinieblas, más oscura que las mismas, con un contorno definido, una sombra ensotanada con un sombrero de bombín aparecía ante el séquito de hadas , ante el Mago Antoine, Gimmi y Josu.

¡Es el Hombre del Sombrero de Bombín!- Dijo Xena, -el Señor de la Locura, nunca lo habíamos visto, pero sabemos de su existencia, así como de sus secuaces.-

Un pitido horrible sonó entonces en la Cueva, a todos les hizo ponerse las manos en los oídos, muchas de las hadas que iban volando por la misma cayeron al suelo entre convulsiones, no sabían que estaba pasando.

Al momento detrás de la Sombra del Hombre del Sombrero de Bombín surgieron un grupo de unas veinte sombras iguales que él pero sin sombrero; con un gesto de su mano negra les indicó que atacaran al grupo de hadas en dirección a las mismas, a Gimmi; Josu y Antoine.

Las hadas que permanecían de pie empezaron a conjurar en un idioma desconocido por nuestros amigos, todas empezaron a brillar, en un momento todas las luciérnagas de aquella cueva, los insectos y todas las luces que iluminaban antes del ataque de aquellos seres, se concentraron en pequeños haces como cargando a las hadas, sus ojos se volvieron más brillantes y en sus manos se formaban como telarañas de energía, en un movimiento de manos con las palmas en alto lanzaron las mismas contra las sombras, con ello consiguieron que muchas de ellas desaparecieran en terribles gritos de dolor, las que escapaban se cobijaban detrás del Hombre del Sombrero de Bombín, este empezó a brillar con luz negra, con voz grave, profunda y cavernosa dijo:- Soy el Señor de la Locura, vengo a enseñaros la realidad, solo os espera la nada, yo os enviaré a ella.- 

En ese momento a todas las hadas que allí habían se le vinieron pensamientos de muerte, de miedo, de dolor, algo impensable para un hada que nunca había sentido estas cosas, imágenes de locura, aberraciones, torturas, lágrimas de pena y de sinsentido, hambre, enfermedad, realidad del mal.

Muchas se llevaron las manos a la cabeza, otras lloraban desconsoladamente, solamente Ari, Xena y Aine guardaban la compostura junto a Gimmi, Josu y Antoine.

Brigitte cayó desmayada a unos metros de Antoine, no soportaba la presión de la locura inducida por el Hombre del Sombrero de Bombín, las sombras rodeaban a las hadas caídas, les estaban extrayendo la energía con sus malas artes, algunas dejaron de brillar, estaban muertas.

Antoine en un arranque de ira fue corriendo hacia su madre, se interpuso entre el Ser sombra y la misma y con los ojos inyectados en sangre sacó su medalla de tetragramatón junto con la gema del desierto de su madre, ahora brillaba intensamente, en un instante los dos colgantes se fundieron y de ellos brotó una llama de fuego rojo que empezó a calcinar a todas las sombras que venían a atacarle, Antoine se levantó, con su madre en brazos, tirando el rayo rojo que brotaba de su pecho hacia adelante, barriendo literalmente a todo el que se le ponía a tiro.

Dejó a Brigitte en el suelo delicadamente sin dejar de lanzar el rayo poderoso, se sujeto el medallón fundido y dirigió el mismo al Hombre del Sombrero de Bombín, un fulgor de luz negra se intensificó en el mismo, entonces las hadas que quedaban en pie empezaron a juntar sus rayos de energía en el cuerpo de Antoine, el con la rabia de un hijo que quiere salvar a su madre intensificó la fuerza mágica que le salía del corazón y con un golpe de pecho lanzó un último golpe de rayo rojo que hizo desaparecer en un instante con una explosión de luz negra y roja al Hombre del Sombrero de Bombín, justamente aquel que dejó caer al suelo, un sombrero formado por Sombras que fue lo último que desapareció, no sin antes escuchar un voz gutural y grave que decía: -No conseguiréis sobrevivir, vaís a desaparecer todos, seres feéricos, estáis condenaaaaadddooooossss.... 

La calma volvió a la Cueva de las Hadas, todos los Duendes yacían en el suelo desapareciendo lentamente, como corresponde a los seres semimateriales, las hadas que habían muerto eran más de veinte, la tristeza se apoderó de todos, había sido una batalla terrible, la confusión hacía que no se encontrara a nadie en concreto, todos estaban repasando a ver quienes habían sobrevivido.

Gimmi y Josu no habían podido luchar pues no sabían ni tenían poder para ello, pero si querían ayudar y fueron levantando a las hadas heridas, intentando recomponer el mobiliario del Hospital, Gimmi era conocedor de técnicas curativas, sobre todo energéticas, pues también era médico en su elemento, curaba a los animales y los pájaros en los bosques, con imposición de manos empezó a dar mejoría a las hadas.

Ari y Aine se levantaron del suelo, vieron aquel desastre y empezaron a ayudar también a sus hermanas, que terrible panorama, de este suceso tendrían que rendir cuentas para buscar otro lugar donde protegerse.

Josu ante aquel dantesco espectáculo se le encogió el corazón, entonces se dio cuenta que no había visto a Xena desde hacía rato, al momento escucharon un grito en la oscuridad de la Cueva:- ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Socorro, me llevan con ellos, van a convertirme! ¡Socorroooooo! ¡Son horribles, venid a buscarme, noooooo!- era Xena, conocía perfectamente su voz, agudizó la vista y en la lejanía vio a dos duendes que llevaban sujeta de los brazos y las piernas a Xena, ¡la habían secuestrado!, corrió hacia ellos para intentar rescatarla, pero un fogonazo provocado por un haz de luz de un portal abierto por los duendes le cegó, con una ráfaga violenta de aire que le tiró al suelo vio como los duendes que se llevaban a Xena desaparecían por el mismo. 

Se hizo el silencio, su corazón se rompió al ver aquella desgracia, ¿donde se la habían llevado, qué iba a pasar ahora?, en un momento todo su animo se vino abajo, miro a Gimmi, que con rostro compungido no supo que decir, Antoine se acercó y dijo, ahora tenemos que ver la manera de ir a su morada, nos espera la oscuridad, Josu, pero no te preocupes, la rescataremos.


Continuará....

sábado, 24 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 19

 


 Antoine y Brigitte iban paseando por los senderos que transitaban las hadas en aquella inmensa cueva, con la tenue luz se distinguían perfilados todos los rasgos de la belleza de su madre, no había cambiado con el tiempo, Antoine en una mezcla de sentimientos encontrados; pensaba en la cantidad de años que había pasado sin ella, también sin su padre, pero con él nunca tuvo la conexión tan especial que tenía con ella, se sentía feliz por volverla a ver, por saber que la muerte no se la había arrebatado como a la mayoría de los mortales, pero en realidad sabía que ya nunca volvería a ser como antes, como cuando era niño, su madre era un ser especial, un hada, existía en una realidad en la que él apenas había vislumbrado en esta extraña aventura en la que le metió Josu, aunque en el fondo sabía que estaba predestinado a vivirla, él solo fue el desencadenante.

Se contaron miles de vivencias, todo lo que le había sucedido a Antoine desde el día que desapareció, lo mal que lo pasó en sus años de huérfano de madre, la falta que le hacía en aquel entonces contar con ella para que le aconsejara y le mimara, porque todo niño necesita a su madre para que le guie en los avatares de la vida.

Brigitte, con los ojos húmedos por la tristeza de no haber podido estar allí en materia le dijo que si estuvo en espíritu, pues siempre vigilaba que en sus experiencias nunca faltara la armonía, pero en ocasiones sus obligaciones no le dejaban estar ni en ese estado, se sentía mal por haberse perdido todas las etapas vitales de su hijo, de verlo hacerse un hombre hecho y derecho, pero ahora podían recuperar el tiempo perdido.

-Te voy a contar un secreto, Antoine- dijo Brigitte- Quiero que sepas que una vez que has entrado en contacto con esta dimensión, a través de lo que Gimmi os dio para poder permanecer estables aquí, ya nunca volverás a ser completamente humano, pues la esencia de la buena gente se posará en tu espíritu y siempre los podrás ver, es algo que no te han contado, pero ya te lo digo yo para que sepas que siempre me podrás visitar y ver a pesar de que cuando tu misión acabe, llegado el momento sabrás como encontrarme, y yo a ti.

-Quiero que te pongas este colgante que te voy a regalar, recibe la gema amarilla del desierto, ella concentra la luz del Sol, en momentos de profunda oscuridad se iluminará y te protegerá de aquella, será tu guía en los caminos en la noche y toda sombra que pretenda atacarte será repelida por ella, hasta las más poderosas; llévala siempre encima, está bendecida por mí, la bendición de una madre es el talismán más poderoso del Universo, recuérdalo, hijo mío, Antoine.-

Antoine, con lágrimas en los ojos le dio las gracias a Brigitte, su corazón rebosaba de felicidad, su pecho se hinchó de orgullo cuando su madre le colgó la gema del desierto en el pecho, se limpió las lágrimas de felicidad y dijo:- Creo que debemos volver con Ari, Gimmi, Josu y tus hermanas.- Así es, volvamos, creo que tenemos una celebración.- dijo Brigitte.

Se dieron la mano, cogieron una senda labrada en la roca de la cueva para ir al banquete que Ari, Xena y Aine habían organizado en honor a nuestros amigos.

Cuando llegaron a la mesa se sentaron mirándose a los ojos, un profundo amor maternal y filial se profesaban el uno al otro, eso hacía feliz al resto de invitados del banquete, también se alegraron mucho de aquel reencuentro tan maravilloso.

Ari con voz solemne abrió el banquete:-Queridos amigos, Maese Gimmi, Maese Josu, Mago Antoine, hemos preparado este banquete en vuestro honor, habéis sido elegidos para conocer el Reino de las Hadas, nos honráis con vuestra presencia en igualdad de condiciones que nosotras, gracias a las artes del Maese Gimmi podéis interactuar en esta dimensión , eso no se ve todos los días- rió en una carcajada-  Me hace muy feliz saber que nuestra historia será contada por fin correctamente en el mundo humano, quizás así podamos volver a colaborar todos juntos en la realidad universal de Gaia, pero hasta entonces todos los que estáis viviendo esta aventura en todas partes de la Tierra deberéis trabajar unidos para dar a conocer nuestra verdad y parar la terrible condena que nos acecha, lo que antes mencioné en la reunión, lo que llamamos "La Entropía Elemental".-

-Queridos amigos, el concepto de "Entropía Elemental" es algo que llevamos temiendo desde hace unos doscientos años, desde el comienzo de vuestro desarrollo industrial.-

-Cuando vuestra humanidad dio comienzo a la Revolución Industrial, comenzó a explotar vertiginosamente todos los recursos que hay en nuestra madre Tierra, empezando por los minerales, combustibles fósiles, agua, gas, madera, etc.-

-Se empezó a deforestar a los grandes bosques, a las Selvas, la minería empezó a comerse la Tierra, las aguas empezaron a envenenarse, la Atmósfera también, sin descanso, sin control, sin ningún remordimiento, los ríos y mares fueron saqueados y explotados, también envenenados.-

-Durante unos cien años los Seres que organizamos la Naturaleza fuimos aguantando todos estos daños, fuimos adaptando en la medida de lo posible a los seres vivos, ecosistemas y biotopos de todos los continentes, de los mares y de los cielos a las nuevas circunstancias creadas por los humanos.-

-Pero a partir de ese tiempo ya empezamos a resentirnos, a mediados del siglo XX era tanta la presión que fuimos mermando en todos los lugares del Mundo, desaparecíamos rápidamente, sin posibilidad de volver a aquellos lugares, pues la contaminación era más fuerte que nosotros, nos hacía morir, a pesar de que en teoría somos inmortales, pero ella nos hizo desaparecer, nos está haciendo desaparecer, por lo que la Entropía en la Naturaleza ya es imparable, el desorden se está adueñando de vuestro Mundo, la "Entropía Elemental" es un hecho, todo se está desbaratando, la Atmósfera se calienta porque ya no la regulan los Silfos y Sílfides, las Salamandras no pueden contener el calor, todos los seres elementales que habéis conocido ya no pueden regular la naturaleza, por eso nos quedan pocos años en estas condiciones para sucumbir a la Entropía, al Caos y la desaparición del orden de Gaia.-

-Pero el culmen de la Entropía comenzó de verdad el día que detonasteis la primera bomba nuclear, aquello desencadenó algo terrible, abrió el portal del inframundo más grande que jamás se había abierto, con aquel desparrame de energía se permitió entrar desde la dimensión oscura de la Antimateria a los Seres Elementales oscuros, los no creados por Gaia, los creados por la mezcla de muerte, miedo destrucción y sufrimiento que aquellos pobres seres con alma de la Ciudad de Hiroshima y Nagasaki soltaron y juntaron con aquel poder terrible de aquella tremenda explosión; desde entonces la Entropía se ha acelerado, los Seres Elementales Oscuros nos están sustituyendo y se han aliado con los Seres Sombra, además de enviar a las Almas a los Arcontes a través de los suicidios inducidos por la falta de ilusión y alegría que han provocado en el Mundo.- 

-Dentro de poco tendréis que enfrentaros a estos Seres Oscuros, están en todas partes, nos han desplazado y os podéis dar cuenta de ello por los tiempos tan funestos que estáis viviendo, tiempos de miedo, de odio, de racismo, de Guerras, de desorden en la Naturaleza.-

- Nosotros seguimos luchando por Gaia, por el orden, por la armonía, pero cada vez somos menos, ellos por el contrario son más, no tienen donde ir, su dimensión es paralela a la vuestra y los portales de entrada están abiertos en cada reactor nuclear que fabricáis, por eso debéis avisar al mundo, todo esto se debe parar, los auténticos demonios no son los que os contaron, son los Seres Sombra y los que pronto conoceréis, los Seres Elementales Oscuros.-

 -Este es el mensaje que queremos que dejéis claro en vuestro mundo, Antoine, Josu, sois parte de la última esperanza para nosotros y vosotros también, debéis transmitirlo una vez acabe este viaje.-

Cuando Ari dijo estas últimas palabras el silencio se podía cortar con un cuchillo, fue un momento de profunda preocupación en todos los que componían el banquete, pero entonces Josu dijo. -No os preocupéis más Dama Ari, estamos comprendiendo cual es el gran problema que tenemos todos, lo comunicaremos y haremos lo posible por poder darlo a conocer a todo nuestro Mundo, ahora ya sabemos la razón de por qué estamos aquí, y vamos a cumplirlo, ¿verdad, Antoine?, -Así es- dijo el Mago asintiendo con la cabeza.

De repente, en el fondo de la Cueva se oyó un terrible estruendo, provenía de la parte oscura donde antes ellos se habían fijado que no habían casi hadas.

-¡Viene del hospital de la Cueva! dijo Xena gritando,- ¡Rápido, debemos ir a ver que pasa, allí están nuestras hermanas afectadas de oscuridad, debemos ayudarlas!-

Todos dejaron el banquete y se levantaron de sus sillas para ir a ver que ocurría, otra explosión tremenda sacudió toda la Cueva, Josu, Antoine y Guimmi siguieron a Xena, Ari y Aine corriendo para ver que sucedía.

Una gran nube de polvo empezó a cubrir la Cueva, asustados llegaron a la entrada del hospital, de la zona oscura, esperaron unos minutos a que se disipara el polvo, mientras escuchaban gritos en la oscuridad, ruidos de cosas que se rompían, picos excavando la roca, forcejeos que no distinguían entre las hadas que estaban dentro y unos bultos que se movían alrededor de ellas más pequeños, cuando se asentó el polvo, entre aquel caos se distinguieron bien esas figuras que forcejeaban, eran los Duendes, iguales al que vieron en la superficie antes de llegar a casa de Tía Paua, se quedaron horrorizados, no entendía nadie como habían logrado entrar al refugio sagrado de las Hadas.


Continuará...