lunes, 27 de febrero de 2012

LAS PEQUEÑAS COSAS

Era de madrugada, serían más o menos las 4 de la mañana, pronto amanecería y allá, en lo lejos se oía el rítmico canto del autillo, solitario, uniforme y  reconfortante. Miraba hacia el cielo y miles de estrellas parpadeaban como intentando enviar un mensaje en morse que solo ellas conocían, me quedaba extasiado mirando aquel firmamento tan lejano y tan cercano a la vez, tan inmenso y tan pequeño, me sentía como un observador privilegiado y entonces me dí cuenta de lo maravilloso que puede ser el mundo si lo contemplamos desde la belleza, desde lo profundo del alma, mirando con el asombro de un niño, observando todo lo que nos pasa en la vida como si fuera algo único y maravilloso, ilusionarse por esas pequeñas cosas que hacen que la vida valga la pena.




Aquella madrugada se me reveló algo muy importante que debía seguir en mi vida, debía prestar atención a las pequeñas cosas que me ocurren, porque en ellas están las claves para ser feliz. En este mundo tan artificial que hemos creado los humanos, nos hemos centrado en la parte material de la vida, construyendo una sociedad cada vez más tecnificada e impersonal, una sociedad vacía, inhumana en la que todos creemos estar conectados y en realidad estamos más solos que nunca, pues el contacto humano se está perdiendo. Creíamos que nuestro futuro siempre iría hacia adelante, pero la realidad como podemos comprobar no es así, estamos retrocediendo en muchos aspectos, pero somos nosotros los qué en nuestro interior tenemos que luchar por conservar lo que nos queda de humanidad, para no perder nuestro niño interior que se asombra ante un mundo que es maravilloso, porque aunque no lo creamos todo lo que nos pasa en la vida es por una razón y quizás sea para aprender lecciones y obrar en consecuencia en otra vida, no se, el tema da para mucho, pero lo que sí se es que apreciando la belleza, la música, la risa, la naturaleza y los valores de la vida, se vive mejor y se es más feliz, es verdad que la felicidad que nos proporcionan las pequeñas anécdotas de la vida como es el reírte con tus hijos, el ver las estrellas con tu pareja, descojonarte con un chiste, ver un paisaje bonito, emocionarte con una película o un vídeo es lo que le da sentido a una vida que pretenden pintarnos de color gris, aunque en realidad tiene todos los colores, por eso decía Jesús: -dejad que los niños se acerquen a mí, pues él quería que entráramos en la vida como un niño, con ilusión y con asombro, pues siempre lo seremos, pues nuestro niño interior es el que nos hace vivir y el que nos da fuerzas para ello, por eso debemos cuidarlo y mimarlo siempre.

2 comentarios:

Elena dijo...

Completament d'acord, Juanma. La vida es bona quan la vius com un xiquet. A pesar de les coses roïnes, sempre n'hi ha de bones!

Anónimo dijo...

La felicidad, esos momentos y pequeñas cosas que nos alegran
el día a día y nos ayudan a
seguir adelante.

Estoy de acuerdo contigo.

Patricia