domingo, 23 de junio de 2013

VISIONES E IDEALES



Los soñadores son los salvadores del mundo. Del mismo modo que el mundo visible se sostiene en lo invisible, así también los hombres a través de sus du-ras pruebas, sus faltas y sus sórdidas vocaciones se nutren con las hermosas visiones de los soñadores solitarios. La humanidad no puede olvidar a sus soñadores, no puede dejar que sus ideales desaparezcan y mueran, vive en ellos, los conoce como las realidades que algún día verá y conocerá.
El compositor, el escultor, el pintor, el profeta, el sabio, éstos son los hacedores del mundo del más allá, los arquitectos del cielo. El mundo es hermoso porque ellos han vivido; sin ellos la humanidad trabajadora perecería.
Aquel que adora su hermosa visión, un alto ideal en su corazón, un día lo verá realizado.
Colón abrigó la visión de otro mundo, y lo descubrió: Copérnico concibió la visión de una multiplicidad de mundos y de un universo más amplio, y lo reveló: Buda tubo la visión de un mundo espiritual de inmensa belleza y perfecta paz, y entró en él.
Ama tus visiones, ama tus ideales, ama la música que se mueve en tu corazón, la belleza que se forma en tu mente, el amor que adorna tus más puros pensamientos pues de ellos surgirán las deliciosas condiciones, el entorno celestial; a partir de ellos, si te mantienes fiel, se construirá finalmente tu mundo.
Desear es obtener; aspirar es lograr. ¿Obtendrán los más bajos deseos del hombre gratificación y sus más puras aspiraciones morirán por falta de sustento? Ésa no es la ley: eso nunca sucederá: "Pedid y recibiréis".
Abriga sueños elevados, y lo que sueñes, en eso te convertirás. Tu visión es la promesa de lo que serás algún día; tu ideal es la profecía de lo que finalmente revelarás.
El logro más grande fue primero, y por un tiempo, un sueño. El roble duerme en la bellota; el pájaro espera en el huevo; y en la visión más elevada se agita un ángel. Los sueños son las semillas de las realidades.
Tus circunstancias pueden ser desagradables pero no seguirán siéndolo durante mucho tiempo si percibes tu ideal y te esfuerzas por alcanzarlo.
Lo que cultivas en tu interior no puede dejar de manifestarse en el exterior.
Pongamos el caso de un joven presionado por la pobreza y el trabajo, confinado a trabajar muchas horas en un taller insalubre, sin educación, sin ningún refinamiento. Pero él sueña con cosas mejores; piensa en la inteligencia, el refinamiento, la gracia y la belleza. Concibe una condición ideal, la construye mentalmente; la visión de una mayor libertad y un mayor campo de acción toma posesión de él; la intranquilidad lo urge a la acción, y utiliza todo su tiempo libre y todos sus medios, aunque sean pocos, para desarrollar sus poderes y recursos latentes. Muy pronto, tanto es lo que ha cambiado su mente, que el taller en el que trabaja ya no le puede retener. Ha dejado de estar en armonía con su mentalidad hasta tal punto que desparece de su vida como un traje viejo que se deja de usar y, con el surgir de oportunidades que encajan con la amplitud e sus cada vez mayores poderes, lo abandona para siempre. Años más tarde, este joven se ha convertido en todo un hombre. Domina ciertas fuerzas de la mente que ejerce con influencia mundial y con un poder casi inigualable. En sus manos están las cuerdas de grandes responsabilidades; habla y he aquí que muchas vidas son transformadas; hombres y mujeres escuchan sus palabras y remoldean sus caracteres, y, como el sol, él se convierte en el centro fijo y luminoso alrededor del cual giran innumerables destinos.
Ha realizado la visión de su juventud. Se ha convertido en uno con su ideal.
Y tú, también, lector, realizarás tu visión (no el vano deseo) de tu corazón, ya sea bajo o hermoso, o una mezcla de ambos, pues siempre gravitarás hacia aquello que tú, secretamente, amas más. En tus manos se colocarán los resultados exactos de tus propios pensamientos; recibirás lo que te has ganado, ni más ni menos.
Cualquiera que sea tu entorno actual, caerás, permanecerás o te elevarás con tus pensamientos, tu visión, tu ideal. Te volverás tan pequeño como el deseo que te controla; tan grande como la aspiración que te domina. En las hermosas palabras de Stanton Kirkham Davis:  "Puedes estar llevando las cuentas, y pronto atravesarás la puerta que te parecía una barrera para tus ideales, y te encontrarás ante el público--la pluma todavía detrás de tu oreja, la manchas de tinta en tus dedos--y entonces, y en ese momento, brotará el torrente de tu inspiración. Puedes ser un pastor de ovejas, y merodearás por la ciudad bucólico y con la boca abierta--; caminarás bajo la intrépida guía del espíritu hacia el estudio del maestro, y después de un tiempo te dirá:  "No tengo nada más que enseñarte" . Y entonces, te habrás convertido en el maestro, que hasta hace poco soñaba con grandes cosas mientras conducía a las ovejas.
Abandonarás la sierra y el cepillo para encargarte personalmente de la regeneración del mundo"
Los que no piensan, los ignorantes y los indolentes, como sólo ven los efectos aparentes de las cosas y no las cosas en sí mismas, hablan de suerte, de fortuna, y de azar. Al ver que un hombre se hace rico, dicen:  "¡Qué suerte tiene!". Al observar que otro se convierte en un intelectual, exclaman: "¡Que favorecido está!". Y , notando el carácter santo y la amplia influencia de otro, comentan: "¡Cómo los ayuda el azar!". No ven las pruebas, los fracasos, los esfuerzos a los que estos hombres se han enfrentado voluntariamente para adquirir experiencia; no saben los sacrificios que han hecho, los esfuerzos que han realizado , la fe que han demostrado para sobrellevar lo aparentemente imposible y realizar la visión de sus corazones. No conocen la oscuridad y las penas del corazón; sólo ven la luz y el gozo, y lo llaman "suerte"; no ven el largo y arduo camino, sólo tienen presente el logro, y lo llaman "buena fortuna"; no entienden el proceso, sólo perciben el resultado, y lo llaman "azar".
En todo los asuntos humanos hay esfuerzos, y hay resultados, y la fortaleza del esfuerzo es la medida del resultado. El azar no lo es. los "dones", poderes y las posesiones espirituales, materiales, intelectuales son los frutos del esfuerzo; son pensamientos realizados, objetivos conseguidos y visiones materializadas.
La visión que glorificas en tu mente, el ideal que entronas en tu corazón, con esto construirás tu vida, en esto te convertirás.

Extraído del libro de James Allen " COMO UN HOMBRE PIENSA, ASÍ ES SU VIDA"

3 comentarios:

Marta Beatriz Londono Diaz dijo...

Gracias por compartir tu pensar.
Un abrazo.

Me encanta lo que escribes y Allen es un gran gran pensador.

Juan Manuel Mas dijo...

Gracias a tí por comentar, vosotros sois los que me hacéis seguir escribiendo este blog, me alegro que te guste, seguimos en la labor de expresar nuestros pensamientos e ideas, un abrazo Marta.

Marta Beatriz Londono Diaz dijo...

...miraría más amaneceres, me equivocaría más...
...si, dejamos que se nos pase la vida sin usar, gracias por recordarmelo, mi comentario es una forma de agradecer que lo hagas...

Un abrazo