viernes, 30 de diciembre de 2016

LA CUARTA DÉCADA


Posiblemente este sea el último post que escriba en este año 2016, y ya llevamos nueve años publicando en este blog, aunque no tiene una difusión extensa, por lo menos me ha hecho practicar con la escritura y dar a conocer mis puntos de vista sobre la vida, la sociedad, la política y mis pensamientos.
Hace poco más de un mes que cumplí cuarenta años, si, amigos, ya he comenzado la cuarta década de mi existencia, y la verdad es que en parte tienen mucha razón aquellos que dicen que a los cuarenta, los hombres tenemos una crisis existencial, pues creo que yo estoy pasando un poco por ella.
Miro atrás en el tiempo, hacia mi vida pasada, hacia mi juventud y me doy cuenta del viaje tan increíble que he tenido que pasar para llegar a este momento justo en el que estoy escribiendo este post.
Siempre he sido una persona muy nostálgica, siempre me ha gustado y me gusta recordar tiempos pasados y a veces quizás engrandecerlos más de lo que en realidad fueron, me gusta sentir la nostalgia de imágenes, sabores, músicas y vivencias de hace años, de mi infancia y de mi adolescencia, pues quizás, en muchas ocasiones esta tendencia a recordar me ha salvado de caer en pozos de depresión y de angustia que en aquel presente padecía, pues en mi vida han habido, como en todas las vidas, etapas buenas y otras no tan buenas, pero me han hecho madurar y aprender, tanto las etapas buenas como las "no buenas", pues no voy a decir malas, porque no ha sido así, han sido lecciones, lecciones de vida que he tenido que pasar para aprender algo, y ¡ vaya si he aprendido!, aunque una parte de mí quisiera no haber pasado por todo aquello, otra no se arrepiente y piensa que ha sido lo mejor, para avanzar hacia otra manera de pensar y otra manera de vivir, quizás en aquel tiempo no lo veía así, pero ahora se que fue para mejor, aunque el viaje ha sido muy duro, sobre todo en estos últimos 16 años, atravesamos la tormenta y ahora estamos en otra etapa del viaje, más fuertes, más sabios y más viejos, pero quizás más felices, o por lo menos intentándolo ser, en la medida de lo posible.
Cuarenta años no es nada, pero a la vez es mucho, parece que fuera ayer cuando iba al colegio, cuando hice la comunión, cuando fui al instituto, cuando fui al servicio militar, cuando empecé a trabajar, cuando me casé, cuando tuve a mis hijos, sin mencionar cuando pasé el cáncer por primera vez y ocho años después por segunda vez, pero entre estas etapas y a pesar de todo creo que he conseguido ser feliz.
Me estoy dando cuenta cada vez más de lo efímera que es la vida, de lo deprisa que pasa el tiempo y de que esta existencia corre como la pólvora prendida, sin poder pararla, sin poder retenerla, pues pasan los años como si fueran días, los meses como horas y los días como si fueran minutos, un visto y no visto, y eso a pesar de todo es bueno, quiere decir que seguimos en el camino, en la vida, que contamos los años de esta y estamos vivos, y eso es lo que importa, pues a pesar de todo lo malo pasado seguimos, y avanzamos, sin prisa, pero también sin pausa, hasta que el de arriba nos llame y dejemos esta movida.
Cuarenta años no es nada, pero también lo es todo, ahora mismo no cambiaría ni un ápice todo lo que he pasado y todo lo que he vivido, no lo cambiaría, si lo he tenido que pasar y vivir ha sido por alguna razón que ni yo mismo conozco, tampoco me preocupa, se que ha sido por mi bien, y quizás en este nuevo año que viene podré dar a conocer una síntesis de una de mis principales vivencias para ayudar a mucha gente que esté pasando o haya pasado por lo mismo, de momento todo está en el aire aún, pero pronto daré más noticias sobre este proyecto en el que me he embarcado.
La vida y la sociedad ha cambiado mucho en cuarenta años, y nosotros, que nacimos con la democracia, los de mi generación, somos la transición entre el pensamiento del siglo XX y el pensamiento del siglo XXI, nosotros hemos conocido el Mundo Futuro que nos pintaban, por lo que nos contaban nuestros mayores y los medios de comunicación y la literatura  de entonces, y ahora hemos conocido ese futuro, que no es como nos pintaban, pero tampoco como esperábamos, tanto los pesimistas como los optimistas, el futuro es el que és, quizás igual que hace cuarenta años, pero con más juguetes tecnológicos, pero en esencia la humanidad siempre tiene los mismos problemas, las guerras, el racismo, la homofobia, las crisis económicas y el egoísmo, y ya pueden pasar años, que todo seguirá igual, la humanidad siempre tropieza en la misma piedra, y por mucho que queramos cambiarán los países y las tecnologías pero en esencia siempre seremos lo mismo, hasta que nos demos cuenta de muchas cosas que sabemos pero no queremos llevar a cabo, como son la empatía con el prójimo y llevar a termino las enseñanzas del Hijo del Hombre, Jesús, amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, y a tu Señor sobre todas las cosas, seamos creyentes o ateos, amar al prójimo como a ti mismo es la clave, y tenemos la solución desde hace 2017 años, pero no queremos usarla.
Me despido de ti, hipotético lector, amigo, que lees este post agradeciendo tu paciencia y tu tiempo en leer estas reflexiones, pues vosotros sois los que con vuestras visitas, le dais sentido a este blog, humilde, pero para mí una de las cosas grandes de mi vida, una vida de cuatro décadas y esperando por lo menos otras cuatro. Seguimos en el camino...

2 comentarios:

David dijo...

Yo tengo 42, camino de 43 y pienso igual. La felicidad está en esa mirada cómplice, en la sonrisa de un hijo, o en ese café tanto tiempo aplazado, que se hace de rogar, con ese amigo a quien hace siglos que no vemos. Un saludo Juan, y feliz 2017

Juan Manuel Mas dijo...

Gracias por tu comentario David, y Feliz año¡¡¡