En la dimensión terrena, Josu, Tía Paua, Xena y el Duende permanecían ocultos en el interior de aquel supermercado, habían encontrado avituallamiento para poder alimentarse unos días, pero no podían permanecer siempre allí, la falta de higiene y la oscuridad, además de la amenaza de que algún ser oscuro pudiera encontrarlos los tenía sumidos en una alerta constante, el estrés hacía mella en ellos, no podían apenas dormir, se turnaban para estar en guardia, pero la situación era insostenible.
Estaban muy preocupados por Antoine, no sabían que había ocurrido con él, echaban de menos a Gimmi, el vínculo con ellos era muy fuerte, además ahora estaba el Duende del que aún no tenían la suficiente confianza para saber si les iba a ayudar o era una trampa de los Seres Sombra, se temían que fuera un espía del mal.
Josu estuvo conversando con el Duende para preguntarle cual había sido la razón de haber cambiado tanto, pues su naturaleza no era especialmente dada a pensar en la bondad y la energía positiva.
El Duende le explicó todo lo que había sentido al coger el medallón de protección de Antoine, gracias a su energía se produjo un cambio en su interior, una chispa de luz se prendió en su negro corazón y anheló ser como los demás Seres Elementales, entrar en comunión con la naturaleza y salir de la oscuridad a la que Gaia condenó a su especie, lo creía posible, pues ahora también estaba ligado a un mago como Antoine y debía protegerlo, el vínculo mágico podía traspasar dimensiones, por lo tanto podía sentir parte de lo que él sentía.
Tia Paua entonces, escuchando la conversación de Josu con el Duende dijo:- ¡Vaya!, entonces puedes comunicarte psíquicamente con Antoine debido a tu atadura mágica con él, pues entonces deberías intentar hacerlo y darnos noticias del mismo, estamos muy preocupados, también tenemos que irnos de aquí, pero no sé cómo hacerlo, debemos contactar con las hadas, sé que se han refugiado en algún lugar en este mundo, pero para ir allí necesitamos abrir un portal poderoso para huir de este caos, quizás ellas sepan a quien llamar para poder luchar en este mundo contra los Elementales Oscuros, los Arcontes y los Seres Sombra, la guerra que lleva a la Entropía Elemental está en marcha, si no hacemos nada, sucumbiremos todos, hasta los de tu especie, Duende, ellos os utilizan para luego prescindir de vosotros una vez les hayáis abierto el camino a revertir la creación de Gaia, sois parte de esa creación, ellos no, por eso desapareceréis también con nosotros.
El Duende se quedó pensativo, dudaba de las palabras de Tía Paua, pero había visto la luz de Xena, el bien que le había hecho curándolo, sin ningún reparo accedió a ello, el calor de esa bondad le hizo reflexionar, sentía también que en algún lugar de su ser estaba agradecido por ello y dijo: - Amigos, voy a concentrarme en contactar con Antoine, os agradezco el que me admitáis el estar con vosotros, de verdad voy a cambiar, sé que podré hacerlo con vuestra ayuda, voy a realizar una llamada astral mediante un conjuro duende, cuando servimos a un amo, tenemos que contactar con él mediante este, pero temo que esa energía sea detectada por los Seres Sombra que patrullan por estas calles, para evitar ser descubierto necesito que Josu me envíe energía psíquica, pues él es sensitivo, al ser humano puede amplificar la mía y contactar con el mago; ¡dame la mano Josu!-dijo el Duende- ahora piensa con todas tus fuerzas en Antoine, envíale un mensaje, dile que estamos bien, que necesitamos su ayuda, que nos de instrucciones, noticias, saber de él.
Josu le dió la mano, Xena permanecía sentada, también le dio la mano a Tía Paua, estaban todos asustados, expectantes, no veían salida de aquella situación tan peliaguda, ahora depositaban toda su confianza en el Duende.
Josu cerró los ojos y pensó en Antoine, le estaba intentado enviar un mensaje telepático, puso su mente en blanco solo con la visión de su amigo, le preguntaba donde estaba, qué pasaba con él, pero no recibía nada, el Duende tampoco veía nada, era muy extraño, su pensamiento no traspasaba por lo visto la dimensión terrena, debían hacer algo diferente para saber de él.
Josu acabó agotado de tanto esfuerzo mental, el Duende se sentía frustrado por no poder ayudar, era tanta la negatividad en aquel lugar que ninguna energía psíquica podía salir de él ni entrar. Era como si estuvieran en una burbuja en la que la fuerza mental no podía permanecer, quizás el lugar estuviera situado en una corriente de agua subterránea, eso bloqueaba la posible magia que pudieran usar para esa comunicación,
Tía Paua se dispuso entonces al pensar lo de la corriente de agua a coger una bolsita pequeña que tenía en uno de sus bolsillos, dentro había un péndulo de cuarzo transparente, enseguida lo sujetó con los dedos pulgar e índice de su mano derecha y preguntó al aire: - ¿Existe alguna corriente subterránea debajo de donde estamos?, si es sí ,gira hacia la derecha, si es no, gira hacia la izquierda.
El péndulo empezó a girar en el sentido de las manecillas del reloj, eso quería decir que si había una corriente de agua debajo de donde estaban, de ahí venían las interferencias con la fuerza psíquica de Josu y el Duende, debían irse de allí para poder contactar con Antoine e intentar acceder con el círculo de visión que Tía Paua podía generar para contactar con las hadas, había que encontrar un lugar seguro donde poder realizar estos contactos,
Josu se levantó y dijo;- ¡Lola, Xena, Duende!, no nos queda más remedio que confiar en el camuflaje sombra que hemos conjurado y seguir adelante fuera de este lugar; para ir más ligeros tenemos que comer por última vez y no llevarnos nada más que una botella de agua cada uno, ya buscaremos más provisiones donde podamos, pero para ir por las calles sin ser descubiertos debemos ir ligeros y ocultos bajo la ropa negra que el Duende ha hechizado, creo que podríamos huir a campo abierto, a la Sierra, allí buscaremos refugio y quizás podamos contactar con algún elemental que pueda ayudarnos o por lo menos buscar mensajes telepáticos y psíquicos para saber de Antoine.
-¡No creo que sea buena idea ir a la Sierra, estar al descubierto nos pondría más en peligro, debemos ir por otros derroteros!- dijo el Duende-, creo que la mejor opción es ir hacia abajo, debemos encontrar una entrada al subsuelo del pueblo, ahí tendremos más oportunidad de escapar de los Seres Oscuros, creo que en eso os puedo ayudar, los Duendes somos expertos en huir por recovecos y encontrar túneles y cuevas subterráneas, podemos desmaterializarnos, entrar en ellos y con nuestra fuerza mágica abrir brechas y agujeros para atravesar los muros de esos túneles y cuevas para salir al exterior.
-Voy a intentar abrir una grieta en el piso de este supermercado para penetrar en el subsuelo, estoy seguro que la corriente de agua proviene de las alcantarillas, por ahí podremos huir, si salimos al exterior nos van a detectar y destruir, hay demasiados Seres Sombra vigilando, cada vez más.
-Quiero confiar en tí, Duende, dijo Tía Paua, creo que puede ser una buena idea, pero no sé si nuestros cuerpos humanos podrán traspasar las grietas que tú abras.
-Creo que lo haréis sin problema-dijo el Duende- son grietas y agujeros físicos, a pesar de estar excavados con fuerza mágica, esta actúa en la materia, no son portales de energía, ahora mismo no podríamos hacer ninguno con todo lo negativo que nos rodea.
-¡Adelante pues, Duende!, intenta sacarnos de aquí.-dijo Josu- ¡Sí por favor!- afirmó Xena, esto es una pesadilla, necesitamos encontrar ayuda.
El Duende colocó sus manos juntándolas en su pecho, cerró sus ojos y concentrándose. En la punta de sus dedos empezó a generarse una bola de luz roja, él iba desapareciendo de su vista, se estaba desmaterializando, se volvía transparente, la luz se intensificaba hasta rodearlo, entonces en un segundo, desapareció, las dos mujeres y Josu se quedaron entonces sorprendidos, a la par que pensaron que el Duende se había ido, se había escapado de ellos.
-¡Maldito bastardo!, ibas a ayudarnos y te has ido, ¡ya sabía yo que no podía confiar en ti!- gritó Josu- luego se dio cuenta que había cometido una estupidez, podía haber llamado la atención de los Seres Sombra o peor aún, de los Elementales Oscuros, pero por lo visto tuvieron suerte y no los detectaron.
Xena y Lola (Tía Paua) estaban expectantes a ver que ocurría, el Duende dijo que iba a abrir un agujero para poder ir al subsuelo de aquel lugar, todos esperaban que ocurriera ese suceso.
A los cinco minutos de haber desaparecido El Duende empezaron a escuchar un sonido sordo que provenía del suelo, era un rumor que iba intensificándose poco a poco, hasta que apareció una grieta en medio del terrazo del supermercado, iba abriéndose de forma lenta, pero cada vez se hacía más grande, el ruido al hacerlo no era fuerte, pero temían que fuera lo suficiente audible para que lo detectaran en la calle la huestes Oscuras.
Se echaron hacia atrás al ver la grieta crecer, pasaron unos minutos hasta que una mano verde asomó por la misma, ¡Era la mano del duende, parecía que cortaba el suelo como si fuera una pala o un pico, sacó el brazo, luego el otro brazo, todo su cuerpo cubierto de arena y polvo salió detrás, ¡había conseguido abrir un agujero para bajar a las alcantarillas!
Cuando salió por completo, se sacudió el polvo y la arena, el agujero que había hecho era profundo pero lo suficiente ancho para que pudiera pasar una persona.- ¡Ya tenemos salida a lo profundo!, dijo El Duende- me ha costado un poco, pero he logrado traspasar el hormigón y la tierra para llegar aquí, la tele transportación mágica me llevó ahí abajo, la fuerza mágica hizo el resto, la corriente de agua me protegió y no fui detectado por los Seres Sombra ni ningún Oscuro.
-¡Hay que buscar una cuerda para poder bajar nosotros, Duende!- dijo Josu- no podemos saltar ni transportarnos como tú.
Xena y Tía Paua empezaron a rebuscar por los alrededores del almacén, no veían nada útil, hasta que se dieron cuenta que debajo de una estantería había una caja sin abrir, dentro había ropa de cama.
-¡Podemos bajar atando estas sábanas fabricando una soga para deslizarnos hacía abajo, son unos tres metros, creo que aguantarán!- dijo Tía Paua- ¡Vamos a atarlas con fuerza, Xena!
Las dos mujeres empezaron a abrir los paquetes y a atar las distintas sábanas y bajeras de la ropa de cama, hasta que formaron una soga de tela de unos cinco metros, parecía resistente.
Josu de mientras ayudaba a excavar la entrada del agujero del suelo, sacaba la arena y lo agrandaba. El Duende, sin dudarlo saltó hacia el fondo del túnel, dijo:- Me quedo aquí para aguantar la soga y ayudaros a bajar, mi agilidad me permite bajar de un salto, aquí os seré útil.
Josu amarró la soga de sábanas alrededor de un congelador que estaba atrapado por unas estanterías caídas, vio que allí se podía sujetar bien la improvisada cuerda, primero le dijo a Tía Paua que fuera bajando por el agujero saltando poco a poco apoyando los pies en la pared del mismo hasta dar un saltito de un metro para llegar a la alcantarilla, así lo hizo, el Duende sujetaba la soga y le ayudó a bajar, tenía mucha fuerza. Luego bajó Xena, sin problemas, pero cuando llegó el turno de Josu oyó un estruendo muy grande fuera del almacén, un golpe seco, seguido de pasos fuertes.
-¡Duende, nos han descubierto! vienen a por nosotros, voy a bajar, ¡por favor conjura el cierre del agujero nada más pisar yo el suelo!, ¡No hay tiempo que perder!
Antes de bajar por el agujero vio fugazmente la figura de un Elemental Oscuro, era el que tenía figura humana, sin cabello, con la A extraña en el pecho, se dirigió con su luz oscura brillante para cogerlo, pero en un segundo el duende dijo unas palabras con su voz socarrona:-¡Claudite vulnus terrae, sana malum tuum! (Ciérrate herida de la tierra, cicatriza tu mal).
Antes de que el Ser Elemental Oscuro pudiera atrapar a Josu, en un segundo, el agujero que llevaba a la alcantarilla se cerró, formando una nube de polvo que no dejaba ver; Josu no pudo agarrarse bien a la soga y a medio camino descendente se soltó y cayó encima del Duende, que pudo amortiguar su golpe, aunque no le hizo mucha gracia, los dos se levantaron sacudiéndose una gran cantidad de polvo y tierra otra vez, pero gracias a la actuación del Duende con su magia elemental de camuflaje y escape, logró salvar a Josu de un final terrible.
Ahora debían huir por el subsuelo del pueblo, ¿Dónde les llevarían estas alcantarillas?, el hedor era insoportable, la suciedad y las ratas estaban por todas partes, la oscuridad era absoluta, se enfrentaban a un nuevo peligro, pero debían llegar a un lugar seguro para contactar con Antoine y conseguir ayuda, por lo visto el subsuelo aún no era territorio explorado por los Seres Oscuros, el agua parecía contenerlos.
CONTINUARÁ...