domingo, 14 de mayo de 2023

RECUERDA...

 


Se entremezclan los recuerdos en la línea del pensamiento, surgen imágenes que se transponen unas en otras, sin tiempo, sin espacio, sin lugar y a la vez en todo el tiempo, en todo el espacio, en todos los lugares a la vez , algunos imaginados. Recuerdos que se van difuminando con el tiempo, que se van adornando con el tinte sepia de lo viejo, así como amarillea el papel por el transcurso de los años, los recuerdos se tintan a veces con añadidos que los sueños, las vivencias y la vida en general van envejeciéndolos.

Por fortuna los malos recuerdos se van suavizando, se van olvidando, muchas veces hasta desaparecen sumergidos en el pozo del olvido recuperable, ahí es donde deben permanecer para poder realmente tener una buena vida, solo recordarlos cuando es necesario, y si es posible nunca.

Me he dado cuenta de que algunos recuerdos son redundantes en el pensamiento, son como animalillos saltarines, que en medio del campo mental van saltando en momentos inesperados, como por resortes desconocidos surgen e inundan por un momento tu pensamiento y ves ese momento, esas imágenes, esa música, para en un milisegundo volver a lo que estaba tu cerebro, ya sea trabajando, estudiando, leyendo, mirando las musarañas, lo que sea, pero saltan y no sabes por qué.

Los recuerdos son los que nos configuran como humanos, son los que le dan sentido a nuestras vidas, recordar también es vivir, porque gracias a ellos sabemos quienes somos en estos momentos, todo lo que hemos vivido queda registrado y nos hace recorrer el camino de la vida cambiando muchas veces el rumbo de la misma aprendiendo de lo vivido, los recuerdos son los grandes maestros de nuestro presente.

A veces me ha preguntado si no he generado recuerdos que no han sucedido de verdad, pues muchas veces entremezclo situaciones de hace muchos años y dudo de que eso realmente me haya pasado, pero el cerebro con retazos de los mismos construye historias que luego hilvana en los sueños e impregna la zona donde recordamos con esas historias, nos da la sensación de recordar cosas que en realidad nunca han sucedido, o a lo mejor si, pero no de esa manera, nunca lograremos saberlo ya que no tenemos una máquina del tiempo para volver a esos momentos, pero es bonito recordarlos, aunque sean inventados.

También hay momentos que se quedan grabados a fuego en el recuerdo, tanto malos como buenos, esos son los realmente importantes, son los que han dirigido nuestra vida, los que le han dado más sentido en la extraña existencia, quizás sean días importantes, señalados, por ejemplo el día del nacimiento de tus hijos, si te casaste, ese día, un viaje, el primer beso, el primer polvo, una conversación con alguien especial, en lo bueno, también la muerte de familiares, días de enfermedad, incertidumbre, noches oscuras del alma, depresiones, disgustos, etc., en lo malo, pero todo en su conjunto es la vida, y toda ella necesitamos recordarla.

Por eso quizás entre todas las enfermedades, todas malas y terribles, destaque el Alzheimer como el borrador de los recuerdos de las personas, y en mi opinión, no hay nada tan horroroso como sentir que todo lo que ha sido tu vida desaparece de tu mente, que poco a poco todo lo conocido se desvanece y dejas de ser tú, de no conocer a tus seres queridos y a volver en un corto espacio de tiempo a la nada mental, sin poder hacer nada para pararlo, es tremendo, aunque quisiera pensar que no todo se pierde, que nuestra alma guarda los recuerdos en algún lugar cuántico que nada ni nadie lo puede destruir y que solo podemos acceder a él tras la muerte, transición a la otra vida, la que quizás sea la verdadera.

Por eso debemos retener los recuerdos, son los apuntes del examen de la vida, los que tenemos que estudiar para poder acceder a ese grado superior que es la Vida después de la Vida, con ellos podremos enseñar y aprender a avanzar en ese mundo espiritual que nos espera, todo lo que hemos hecho en la vida repercutirá en la otra, y podremos ayudar a avanzar a la humanidad mediante nuestro aprendizaje.

La mejor máquina del tiempo es el recuerdo, y con él podemos apoyarnos en los peores momentos, crear nuestro refugio mental interior ante las tormentas de la vida, sentirnos seguros en esos buenos recuerdos, nos dan fuerza para generar otros mejores, esa es mi forma de ver el arte de recordar.

Siempre lo digo, Recordar es vivir, pero evitar la nostalgia dañina, el querer permanece en el pasado nos lastra la vida, hay que tenerlo presente, no hay que vivir en el recuerdo, hay que generarlo, revivirlo pero seguir adelante, no entrar en el bucle de la nostalgia destructiva, que muchas veces se apodera de nosotros y nos hunde en la apatía en el futuro.

Todo tiempo pasado no ha sido mejor, solo ha sido diferente, con sus pros y sus contras, sus buenos y malos momentos, pero hay que dar gracias por haberlos vivido, por ellos estamos aquí en el aquí y el ahora.

Seguimos en el camino...