domingo, 25 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 20

 


 Saltó la alarma en toda la Cueva de las Hadas, en muy poco tiempo todas las que habían estado en el banquete se dispusieron a acudir a la zona oscura de lo que llamaban el Hospital.

Los Duendes surgieron entre el polvo, humo y caos formado en la entrada de ese Hospital, Gimmi, Josu y Antoine con los ojos como platos se dispusieron a intentar luchar contra aquellos seres que estaban acechando tan cerca.

Gimmi llevaba un pequeño cuchillo escondido en su cinturón, era el que usaba para recolectar hierbas, ahora debía segar otro tipo de mala hierba terrible que estaba a pocos metros de ellos. Josu cogió un tronco que había tirado en el suelo que vio por casualidad, Antoine cogió con su mano derecha su medalla del Tetragramatón e imploró ayuda a sus guías, a su alrededor las hadas, anteriormente bellas y gráciles empezaron a transformarse, vieron como a muchas de ellas les cambiaba el semblante, los ojos se les encendían en un color verde brillante, las alas se les volvían oscuras, los trajes de seda se transformaban en una especie de uniformes pegados a su cuerpo de color marrón, la ira surcaba todos sus rostros, entonces como a una sola voz, todas se lanzaron a una velocidad endiablada contra los Duendes que habían osado entrar en su rincón sagrado, el que consideraban seguro.

Antoine sacó el saquito de sal que llevaba en su mochila, trazó una linea y les dijo a Gimmi y a Josu que se pusieran detrás de ellas, él no quiso ponerse, se enfrentó con las hadas conjurando con firmeza estas palabras: -En el nombre sagrado del innombrable os ordeno que retiréis vuestras zarpas de todo Ser feérico, no sois bienvenidos, dirijo la magia de los elementos en vuestra ruina, desapareced, caídos de la Creación- un aura se formó alrededor de Antoine, de un color violeta, como de fuego, inmediatamente una bola de energía se formó en la mano derecha del mismo, sin pensarlo dos veces la arrojó hacía el grupo de Duendes, aquel conjuro materializado en energía dejaba una estela a su paso que irradiaba luz, al momento impactó en medio de aquel funesto grupo, un destello impresionante inundó de luz la Cueva, todo se volvió de color blanco, cegando a todo aquel que mirara esta escena, unos diez duendes saltaron por los aires cayendo encima de estalagmitas, tres de ellos quedaron empalados supurando un líquido verde por su boca y alrededor de sus heridas, los otros cayeron al suelo y se retiraron hacia el fondo del Hospital de Hadas, el polvo apenas dejaba ver que habían forcejado con las hadas que habían allí intentando curarse de la enfermedad que estaba haciendo estragos en ellas, de la oscuridad, un tipo de mal relacionado con la desaparición de las hadas, provocado por el actual estado mental de los Seres con alma, en otro momento se explicaría.

Unas veinte hadas yacían en el suelo, con las alas mutiladas, con heridas, los trajes rasgados, su sangre; esto sorprendió a Josu y Antoine, era roja, pues no pensaban que los Elementales también sangraran, pero así era, además de poder morir pero sin posibilidad de trascendencia a otra vida, como si podían hacerlo los humanos.

Ari, Xena y Aine estaban consternadas viendo aquel paisaje Dantesco, pero no podían perder el tiempo, aún quedaban Duendes que combatir en el fondo de la Cueva, por lo visto se habían escondido para que no les atraparan, eso hizo sospechar a Ari que tramaban algo, no comprendía como podían haber llegado a entrar en su refugio secreto, estaba hechizado por ella y otra hadas igual de poderosas para que nadie pudiera entrar sin permiso, había vigilancia de las hadas guardianas, pero por lo visto alguien del hospital tuvo que haber dado pistas de donde vivían ahora.

Posiblemente alguna de las hadas que habían enfermas en aquel lugar enfermó tanto que se degradó a la misma vibración energética que los Duendes, estos al estar al acecho detectaron la misma y excavaron en lo profundo de la roca durante días para poder entrar físicamente en la Cueva, no cabía otra explicación.

Ari y sus hermanas, todas las que habían en aquel lugar fueron rastreando con su uniforme de guerrera puesto para encontrar a quienes habían provocado la muerte de muchas de las suyas, pero no contaban con una funesta sorpresa, aún no se había disipado el humo cuando de repente se hizo la oscuridad en toda la Cueva, ni siquiera las luciérnagas iluminaban, solo la piedra que Antoine llevaba colgada, la que le regaló su madre, se veía tenuemente debajo de su camisa. 

Brigitte se puso detrás de Ari para luchar contra lo que venía en la oscuridad, también había cambiado su vestimenta, su color en las alas y sus ojos amarillo brillante destacaban entre los de las demás.

Una gran sombra oscura surgida de las tinieblas, más oscura que las mismas, con un contorno definido, una sombra ensotanada con un sombrero de bombín aparecía ante el séquito de hadas , ante el Mago Antoine, Gimmi y Josu.

¡Es el Hombre del Sombrero de Bombín!- Dijo Xena, -el Señor de la Locura, nunca lo habíamos visto, pero sabemos de su existencia, así como de sus secuaces.-

Un pitido horrible sonó entonces en la Cueva, a todos les hizo ponerse las manos en los oídos, muchas de las hadas que iban volando por la misma cayeron al suelo entre convulsiones, no sabían que estaba pasando.

Al momento detrás de la Sombra del Hombre del Sombrero de Bombín surgieron un grupo de unas veinte sombras iguales que él pero sin sombrero; con un gesto de su mano negra les indicó que atacaran al grupo de hadas en dirección a las mismas, a Gimmi; Josu y Antoine.

Las hadas que permanecían de pie empezaron a conjurar en un idioma desconocido por nuestros amigos, todas empezaron a brillar, en un momento todas las luciérnagas de aquella cueva, los insectos y todas las luces que iluminaban antes del ataque de aquellos seres, se concentraron en pequeños haces como cargando a las hadas, sus ojos se volvieron más brillantes y en sus manos se formaban como telarañas de energía, en un movimiento de manos con las palmas en alto lanzaron las mismas contra las sombras, con ello consiguieron que muchas de ellas desaparecieran en terribles gritos de dolor, las que escapaban se cobijaban detrás del Hombre del Sombrero de Bombín, este empezó a brillar con luz negra, con voz grave, profunda y cavernosa dijo:- Soy el Señor de la Locura, vengo a enseñaros la realidad, solo os espera la nada, yo os enviaré a ella.- 

En ese momento a todas las hadas que allí habían se le vinieron pensamientos de muerte, de miedo, de dolor, algo impensable para un hada que nunca había sentido estas cosas, imágenes de locura, aberraciones, torturas, lágrimas de pena y de sinsentido, hambre, enfermedad, realidad del mal.

Muchas se llevaron las manos a la cabeza, otras lloraban desconsoladamente, solamente Ari, Xena y Aine guardaban la compostura junto a Gimmi, Josu y Antoine.

Brigitte cayó desmayada a unos metros de Antoine, no soportaba la presión de la locura inducida por el Hombre del Sombrero de Bombín, las sombras rodeaban a las hadas caídas, les estaban extrayendo la energía con sus malas artes, algunas dejaron de brillar, estaban muertas.

Antoine en un arranque de ira fue corriendo hacia su madre, se interpuso entre el Ser sombra y la misma y con los ojos inyectados en sangre sacó su medalla de tetragramatón junto con la gema del desierto de su madre, ahora brillaba intensamente, en un instante los dos colgantes se fundieron y de ellos brotó una llama de fuego rojo que empezó a calcinar a todas las sombras que venían a atacarle, Antoine se levantó, con su madre en brazos, tirando el rayo rojo que brotaba de su pecho hacia adelante, barriendo literalmente a todo el que se le ponía a tiro.

Dejó a Brigitte en el suelo delicadamente sin dejar de lanzar el rayo poderoso, se sujeto el medallón fundido y dirigió el mismo al Hombre del Sombrero de Bombín, un fulgor de luz negra se intensificó en el mismo, entonces las hadas que quedaban en pie empezaron a juntar sus rayos de energía en el cuerpo de Antoine, el con la rabia de un hijo que quiere salvar a su madre intensificó la fuerza mágica que le salía del corazón y con un golpe de pecho lanzó un último golpe de rayo rojo que hizo desaparecer en un instante con una explosión de luz negra y roja al Hombre del Sombrero de Bombín, justamente aquel que dejó caer al suelo, un sombrero formado por Sombras que fue lo último que desapareció, no sin antes escuchar un voz gutural y grave que decía: -No conseguiréis sobrevivir, vaís a desaparecer todos, seres feéricos, estáis condenaaaaadddooooossss.... 

La calma volvió a la Cueva de las Hadas, todos los Duendes yacían en el suelo desapareciendo lentamente, como corresponde a los seres semimateriales, las hadas que habían muerto eran más de veinte, la tristeza se apoderó de todos, había sido una batalla terrible, la confusión hacía que no se encontrara a nadie en concreto, todos estaban repasando a ver quienes habían sobrevivido.

Gimmi y Josu no habían podido luchar pues no sabían ni tenían poder para ello, pero si querían ayudar y fueron levantando a las hadas heridas, intentando recomponer el mobiliario del Hospital, Gimmi era conocedor de técnicas curativas, sobre todo energéticas, pues también era médico en su elemento, curaba a los animales y los pájaros en los bosques, con imposición de manos empezó a dar mejoría a las hadas.

Ari y Aine se levantaron del suelo, vieron aquel desastre y empezaron a ayudar también a sus hermanas, que terrible panorama, de este suceso tendrían que rendir cuentas para buscar otro lugar donde protegerse.

Josu ante aquel dantesco espectáculo se le encogió el corazón, entonces se dio cuenta que no había visto a Xena desde hacía rato, al momento escucharon un grito en la oscuridad de la Cueva:- ¡Ahhhhhhhhhh! ¡Socorro, me llevan con ellos, van a convertirme! ¡Socorroooooo! ¡Son horribles, venid a buscarme, noooooo!- era Xena, conocía perfectamente su voz, agudizó la vista y en la lejanía vio a dos duendes que llevaban sujeta de los brazos y las piernas a Xena, ¡la habían secuestrado!, corrió hacia ellos para intentar rescatarla, pero un fogonazo provocado por un haz de luz de un portal abierto por los duendes le cegó, con una ráfaga violenta de aire que le tiró al suelo vio como los duendes que se llevaban a Xena desaparecían por el mismo. 

Se hizo el silencio, su corazón se rompió al ver aquella desgracia, ¿donde se la habían llevado, qué iba a pasar ahora?, en un momento todo su animo se vino abajo, miro a Gimmi, que con rostro compungido no supo que decir, Antoine se acercó y dijo, ahora tenemos que ver la manera de ir a su morada, nos espera la oscuridad, Josu, pero no te preocupes, la rescataremos.


Continuará....

sábado, 24 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 19

 


 Antoine y Brigitte iban paseando por los senderos que transitaban las hadas en aquella inmensa cueva, con la tenue luz se distinguían perfilados todos los rasgos de la belleza de su madre, no había cambiado con el tiempo, Antoine en una mezcla de sentimientos encontrados; pensaba en la cantidad de años que había pasado sin ella, también sin su padre, pero con él nunca tuvo la conexión tan especial que tenía con ella, se sentía feliz por volverla a ver, por saber que la muerte no se la había arrebatado como a la mayoría de los mortales, pero en realidad sabía que ya nunca volvería a ser como antes, como cuando era niño, su madre era un ser especial, un hada, existía en una realidad en la que él apenas había vislumbrado en esta extraña aventura en la que le metió Josu, aunque en el fondo sabía que estaba predestinado a vivirla, él solo fue el desencadenante.

Se contaron miles de vivencias, todo lo que le había sucedido a Antoine desde el día que desapareció, lo mal que lo pasó en sus años de huérfano de madre, la falta que le hacía en aquel entonces contar con ella para que le aconsejara y le mimara, porque todo niño necesita a su madre para que le guie en los avatares de la vida.

Brigitte, con los ojos húmedos por la tristeza de no haber podido estar allí en materia le dijo que si estuvo en espíritu, pues siempre vigilaba que en sus experiencias nunca faltara la armonía, pero en ocasiones sus obligaciones no le dejaban estar ni en ese estado, se sentía mal por haberse perdido todas las etapas vitales de su hijo, de verlo hacerse un hombre hecho y derecho, pero ahora podían recuperar el tiempo perdido.

-Te voy a contar un secreto, Antoine- dijo Brigitte- Quiero que sepas que una vez que has entrado en contacto con esta dimensión, a través de lo que Gimmi os dio para poder permanecer estables aquí, ya nunca volverás a ser completamente humano, pues la esencia de la buena gente se posará en tu espíritu y siempre los podrás ver, es algo que no te han contado, pero ya te lo digo yo para que sepas que siempre me podrás visitar y ver a pesar de que cuando tu misión acabe, llegado el momento sabrás como encontrarme, y yo a ti.

-Quiero que te pongas este colgante que te voy a regalar, recibe la gema amarilla del desierto, ella concentra la luz del Sol, en momentos de profunda oscuridad se iluminará y te protegerá de aquella, será tu guía en los caminos en la noche y toda sombra que pretenda atacarte será repelida por ella, hasta las más poderosas; llévala siempre encima, está bendecida por mí, la bendición de una madre es el talismán más poderoso del Universo, recuérdalo, hijo mío, Antoine.-

Antoine, con lágrimas en los ojos le dio las gracias a Brigitte, su corazón rebosaba de felicidad, su pecho se hinchó de orgullo cuando su madre le colgó la gema del desierto en el pecho, se limpió las lágrimas de felicidad y dijo:- Creo que debemos volver con Ari, Gimmi, Josu y tus hermanas.- Así es, volvamos, creo que tenemos una celebración.- dijo Brigitte.

Se dieron la mano, cogieron una senda labrada en la roca de la cueva para ir al banquete que Ari, Xena y Aine habían organizado en honor a nuestros amigos.

Cuando llegaron a la mesa se sentaron mirándose a los ojos, un profundo amor maternal y filial se profesaban el uno al otro, eso hacía feliz al resto de invitados del banquete, también se alegraron mucho de aquel reencuentro tan maravilloso.

Ari con voz solemne abrió el banquete:-Queridos amigos, Maese Gimmi, Maese Josu, Mago Antoine, hemos preparado este banquete en vuestro honor, habéis sido elegidos para conocer el Reino de las Hadas, nos honráis con vuestra presencia en igualdad de condiciones que nosotras, gracias a las artes del Maese Gimmi podéis interactuar en esta dimensión , eso no se ve todos los días- rió en una carcajada-  Me hace muy feliz saber que nuestra historia será contada por fin correctamente en el mundo humano, quizás así podamos volver a colaborar todos juntos en la realidad universal de Gaia, pero hasta entonces todos los que estáis viviendo esta aventura en todas partes de la Tierra deberéis trabajar unidos para dar a conocer nuestra verdad y parar la terrible condena que nos acecha, lo que antes mencioné en la reunión, lo que llamamos "La Entropía Elemental".-

-Queridos amigos, el concepto de "Entropía Elemental" es algo que llevamos temiendo desde hace unos doscientos años, desde el comienzo de vuestro desarrollo industrial.-

-Cuando vuestra humanidad dio comienzo a la Revolución Industrial, comenzó a explotar vertiginosamente todos los recursos que hay en nuestra madre Tierra, empezando por los minerales, combustibles fósiles, agua, gas, madera, etc.-

-Se empezó a deforestar a los grandes bosques, a las Selvas, la minería empezó a comerse la Tierra, las aguas empezaron a envenenarse, la Atmósfera también, sin descanso, sin control, sin ningún remordimiento, los ríos y mares fueron saqueados y explotados, también envenenados.-

-Durante unos cien años los Seres que organizamos la Naturaleza fuimos aguantando todos estos daños, fuimos adaptando en la medida de lo posible a los seres vivos, ecosistemas y biotopos de todos los continentes, de los mares y de los cielos a las nuevas circunstancias creadas por los humanos.-

-Pero a partir de ese tiempo ya empezamos a resentirnos, a mediados del siglo XX era tanta la presión que fuimos mermando en todos los lugares del Mundo, desaparecíamos rápidamente, sin posibilidad de volver a aquellos lugares, pues la contaminación era más fuerte que nosotros, nos hacía morir, a pesar de que en teoría somos inmortales, pero ella nos hizo desaparecer, nos está haciendo desaparecer, por lo que la Entropía en la Naturaleza ya es imparable, el desorden se está adueñando de vuestro Mundo, la "Entropía Elemental" es un hecho, todo se está desbaratando, la Atmósfera se calienta porque ya no la regulan los Silfos y Sílfides, las Salamandras no pueden contener el calor, todos los seres elementales que habéis conocido ya no pueden regular la naturaleza, por eso nos quedan pocos años en estas condiciones para sucumbir a la Entropía, al Caos y la desaparición del orden de Gaia.-

-Pero el culmen de la Entropía comenzó de verdad el día que detonasteis la primera bomba nuclear, aquello desencadenó algo terrible, abrió el portal del inframundo más grande que jamás se había abierto, con aquel desparrame de energía se permitió entrar desde la dimensión oscura de la Antimateria a los Seres Elementales oscuros, los no creados por Gaia, los creados por la mezcla de muerte, miedo destrucción y sufrimiento que aquellos pobres seres con alma de la Ciudad de Hiroshima y Nagasaki soltaron y juntaron con aquel poder terrible de aquella tremenda explosión; desde entonces la Entropía se ha acelerado, los Seres Elementales Oscuros nos están sustituyendo y se han aliado con los Seres Sombra, además de enviar a las Almas a los Arcontes a través de los suicidios inducidos por la falta de ilusión y alegría que han provocado en el Mundo.- 

-Dentro de poco tendréis que enfrentaros a estos Seres Oscuros, están en todas partes, nos han desplazado y os podéis dar cuenta de ello por los tiempos tan funestos que estáis viviendo, tiempos de miedo, de odio, de racismo, de Guerras, de desorden en la Naturaleza.-

- Nosotros seguimos luchando por Gaia, por el orden, por la armonía, pero cada vez somos menos, ellos por el contrario son más, no tienen donde ir, su dimensión es paralela a la vuestra y los portales de entrada están abiertos en cada reactor nuclear que fabricáis, por eso debéis avisar al mundo, todo esto se debe parar, los auténticos demonios no son los que os contaron, son los Seres Sombra y los que pronto conoceréis, los Seres Elementales Oscuros.-

 -Este es el mensaje que queremos que dejéis claro en vuestro mundo, Antoine, Josu, sois parte de la última esperanza para nosotros y vosotros también, debéis transmitirlo una vez acabe este viaje.-

Cuando Ari dijo estas últimas palabras el silencio se podía cortar con un cuchillo, fue un momento de profunda preocupación en todos los que componían el banquete, pero entonces Josu dijo. -No os preocupéis más Dama Ari, estamos comprendiendo cual es el gran problema que tenemos todos, lo comunicaremos y haremos lo posible por poder darlo a conocer a todo nuestro Mundo, ahora ya sabemos la razón de por qué estamos aquí, y vamos a cumplirlo, ¿verdad, Antoine?, -Así es- dijo el Mago asintiendo con la cabeza.

De repente, en el fondo de la Cueva se oyó un terrible estruendo, provenía de la parte oscura donde antes ellos se habían fijado que no habían casi hadas.

-¡Viene del hospital de la Cueva! dijo Xena gritando,- ¡Rápido, debemos ir a ver que pasa, allí están nuestras hermanas afectadas de oscuridad, debemos ayudarlas!-

Todos dejaron el banquete y se levantaron de sus sillas para ir a ver que ocurría, otra explosión tremenda sacudió toda la Cueva, Josu, Antoine y Guimmi siguieron a Xena, Ari y Aine corriendo para ver que sucedía.

Una gran nube de polvo empezó a cubrir la Cueva, asustados llegaron a la entrada del hospital, de la zona oscura, esperaron unos minutos a que se disipara el polvo, mientras escuchaban gritos en la oscuridad, ruidos de cosas que se rompían, picos excavando la roca, forcejeos que no distinguían entre las hadas que estaban dentro y unos bultos que se movían alrededor de ellas más pequeños, cuando se asentó el polvo, entre aquel caos se distinguieron bien esas figuras que forcejeaban, eran los Duendes, iguales al que vieron en la superficie antes de llegar a casa de Tía Paua, se quedaron horrorizados, no entendía nadie como habían logrado entrar al refugio sagrado de las Hadas.


Continuará...


domingo, 11 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 18

 

La bella hada nocturna Aine se puso seria mientras estaba dando su discurso en las sillas de piedra donde estaban sentados Gimmi y sus compañeros, con aire solemne les dijo:- Todo lo que voy a contar sobre nuestro pueblo va a ser escrito en el libro que le dejaste al Fauno, el Codex Elementaris, pues os voy a revelar para la posteridad la verdad que debéis conocer sobre las hadas, conocimientos que debéis llevar en vuestro corazón, ellos os harán comprender mejor el mundo donde vivís, comprenderéis la magia y las energías que os rodean, somos depositarias de esta sabiduría y queremos compartirla después de siglos de silencio, a pesar de haberlo dado a varios de vuestros congéneres en ocasiones, nunca ha transcendido lo suficiente para que logremos un cambio a mejor en esta dimensión, vosotros, junto con los demás que estamos formando en el planeta sois nuestra última oportunidad antes de la "Entropía elemental", de la cual hablaremos más adelante.-

- Las hadas aparecimos gracias a vosotros como hemos comentado antes, pero lo que no sabéis es que estamos hechas en parte de vuestros elementos, junto con la energía de la tierra y la magia elemental, podemos interactuar con vosotros en igualdad, lo cual quiere decir que existen hadas conviviendo con vosotros, ellas han elegido unirse a seres con alma para coexistir e incluso tener relaciones íntimas y engendrar hijos, podemos hacerlo, de hecho lo hemos hecho siempre, aunque en contadas ocasiones, somos en parte también humanas, pero solo adquirimos el alma trascendente cuando nos unimos en igualdad de condiciones con seres humanos, el amor nos concede esa alma, la cual deseamos para poder transcender en el tiempo, por alguna razón Gaia nos ha permitido habitar de esta manera también con nosotros, solo con la condición que en algún momento lejano de la relación debemos volver a nuestra verdadera naturaleza elemental, para no volver con la persona amada, puede parecer triste, injusto, pero debemos hacerlo porque nuestra materia solo dura unos años densificada, luego tenemos que regresar a nuestra dimensión para regenerarnos en la magia y la fuerza de la naturaleza, a cambio os entregamos descendencia.-

-Muchos de los sabios, magos, hechiceros, reyes, emperadores y gente que ha destacado en vuestro mundo, realizando proezas, descubrimientos y haciendo que cambiaran cosas para vuestra historia son hijos de hadas, cuyos padres se enamoraron de ellas en lo profundo de los bosques, de las montañas, de la noche estrellada en sitios solitarios, sintiendo amor mutuo entre ellos, pues a las hadas nos gustan los hombres, debemos protegerlos, aunque nos estén haciendo daño en multitud de ocasiones, somos las intermediarias entre el reino de la magia y el físico, denso de la Tierra, de Gaia.-

La luz que Aine emanaba con su traje plateado, su tiara de plata y su cinturón de cristal se volvió más intensa, con un movimiento alzó sus brazos y mirando a Antoine le dijo:- Antoine, quiero que mires en tu interior y pienses en estos momentos en tu madre, visualiza su rostro, sé que hace muchos años desapareció, sé que llevas esa carga de tristeza por no saber el motivo por el que se fue, quiero que pienses en ella, cierra los ojos y respira lentamente, cuando yo te diga, ábrelos, tengo una sorpresa para ti.- 

Antoine cerró los ojos y pensó en su madre, era morena, con el pelo castaño, siempre recogido en una trenza que graciosamente se peinaba, sus ojos eran color miel, su rostro era armonioso, tenía una nariz respingona y sus labios eran carnosos, su piel oscurecida por el sol de Argelia le daba un aire árabe, ahora recordaba su voz, pero desapareció cuando él era un niño de apenas trece años, sin saber por qué un día se fue al colegio, antes de salir vio a su madre en la cocina y le dijo: - Mama, me voy a la escuela, pronto empezaré el instituto y quiero aprobarlo todo.- Ella con voz dulce le dijo:- Muy bien, Antoine, quiero que sepas que te quiero mucho, que siempre te querré, a pesar de lo que pasé, siempre estaré contigo.- con un beso en la frente le dio su bocadillo y le soltó.  Antoine se quedó pensativo ante estas palabras en aquel entonces, pero se fue contento, por la tarde cuando regresó ella había desaparecido, a pesar de buscarla la policía y cientos de obreros de su latifundio, no la encontraron.

El llevó esa pena desde entonces, sin saber nunca que había pasado, su padre cayó en una tristeza inmensa, pero se resignó y como si supiera secretamente la verdad de su desaparición nunca más volvió a nombrarla, volvió a casarse con otra mujer que a Antoine nunca agradó, pero la aceptó, se hizo hombre y se fue a Francia a cursar sus estudios.

Aine, resplandeciente con su luz lunar con un tono sereno y dulce le dijo a Antoine:- Puedes abrir los ojos Antoine, hay alguien que ha venido a verte.- abrió los ojos lentamente y ante sí se presentó un hada resplandeciente, con un traje de color dorado, como la arena del desierto, llevaba una corona de rama de olivo en la cabeza, tenía una trenza de pelo castaño muy hermosa, sus ojos eran color miel, sus labios carnosos de un rojo intenso, su nariz respingona, tenía el rostro de su madre, no había cambiado nada como él lo conocía,  hacía treinta y seis años que no lo veía. 

Antoine se quedó atónito, aquella hada era su madre, Brigitte era su nombre, él creyó siempre que era francesa, pero por lo visto estaba equivocado.

Brigitte alzó los brazos y fue a darle un abrazo a su hijo, Antoine no pudo evitar las lágrimas en ese momento, nunca hubiera esperado encontrarse de nuevo con su madre, pero allí estaba, era real, la veía tan hermosa, tan viva, tan luminosa, con su piel morena, su cabello castaño precioso y su rostro angelical, el cual casi había olvidado.

Brigitte le dijo:- Bienvenido hijo mío, no creas nunca que te dejé sin pena, pero debía irme, ya no podía estar más en vuestro mundo, Gaia me dio esos años para disfrutarlos contigo y con tu padre, pero debía volver a esta dimensión, mi materia se iba diluyendo y volvía a ser elemental, quiero que sepas que te he seguido en la distancia, que te he ayudado en muchas de tus decisiones y he estado ahí en otro plano, en el plano que las hadas tenemos asignado para ayudaros, nunca te he olvidado, hijo mío.-

-Ahora vivo aquí, cumplo mi misión en la naturaleza, son un hada diurna, mi misión es velar por las criaturas de los desiertos, ordenar la arena en la formación de las dunas, dirigir el viento para que modele el paisaje y limpie la atmósfera del mismo, esa es la tarea que tengo asignada, pero siempre conecta una parte de mí con tu ser, creo que siempre lo has notado.-

Antoine la apretaba con fuerza, en su actual condición era como ella, podía tocarla, besarla y abrazarla, eran iguales, a pesar de que sabía era temporal, pero su alegría se desbordó al saber que su madre no había muerto, que era un hada, que se había ido, que ahora se habían encontrado en esta extraña aventura.

Ari viendo como se iba desarrollando los acontecimientos ordenó al resto de las hadas que se fueran dispersando, les dijo a Gimmi y a Josu que dejaran solos a Antoine y Brigitte, pues seguramente tenían mucho que hablar, les invitó a que la siguieran, pues les dijo:- Venid, vamos a reponer fuerzas, hemos preparado un banquete en vuestro honor, lleváis mucho tiempo sin comer, pues nosotras al igual que vosotros Gimmi, también debemos alimentarnos, más tarde nos seguirá Antoine y Brigitte, no temas Josu, te va a gustar.-

Josu vio como Xena se alejaba al ordenarla Ari que abandonaran la reunión, pero mientras la miraba ella se giró y le guiño el ojo con aire juguetón, a él le dio un vuelco el corazón y su pecho se hinchó de alegría, parecía ser que también le gustaba a Xena, igual era correspondido, su mente iba a mil, ya no pensaba en la aventura fantástica que estaba viviendo, ahora solo veía el rostro de Xena, nunca le había pasado con ninguna chica, pero claro, todas las que había conocido eran humanas, un hada era otra cosa.

Se dirigieron a una zona de la cueva donde había situada una mesa inmensa, llena de sillas plateadas, en ella había todo tipo de frutas, verduras, frutos secos, setas cocinadas, todos alimentos de origen vegetal, muchas de ellas ni siquiera sabía Josu qué eran, pues parecían bayas, frutos del bosque desconocidos, algunos brillaban en la penumbra, otros eran de colores extraños.

Ari le dijo a Gimmi y Josu que se sentaran a su lado en la mesa, estaban convocadas todas las hadas que en aquella cueva habitaban.

Poco a poco fueron llegando decenas de hadas que se iban sentando en aquel banquete, Ari, Aine y otras hadas se sentaron en un extremo de la mesa, luego llegó Xena y con un ademán de alegría le dijo a Josu:- Puedes sentarte aquí, a mi lado, Gimmi a continuación y dejaremos estos dos sitios libres después de él para tu amigo Antoine y Brigitte.-

Josu asintió casi sin palabras, pues no pensaba que Xena le iba a hablar de esta manera tan directa después de que se le notara que le gustaba, aunque claro, no sabía cual era la psicología de las hadas, pensó que lo mejor era dejarse llevar y vivir el momento de alegría que la vida o la vivencia extraña que estaba teniendo le brindaba.

domingo, 4 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 17

 


Permanecieron sentados en aquellas piedras durante unos minutos, estaban expectantes por ver aquella reunión de hadas en torno a ellos tres, Ari permanecía de pie a su lado, esperando, entonces poco a poco fueron llegando muchas hadas que iban colocándose en otros asientos de piedra, algunas se quedaron de pie y otras permanecían estáticas flotando alrededor de aquella reunión feérica.

Era tanta la belleza que se concentraba en aquel claro de la cueva que Gimmi, Josu y Antoine no sabían donde mirar, pues les abrumaba, sus ojos no estaban acostumbrados a ver aquella luz y perfección de estos seres femeninos.

Cuando se concentraron todas las hadas convocadas a esa reunión, Ari, como anfitriona de la misma dijo en voz alta: -Queridas hermanas, os he convocado aquí para que conozcáis a los primeros seres con alma que han sido invitados a nuestro pueblo, ellos han sido elegidos para que nos conozcan y sean transmisores de un mensaje muy importante que deberán llevar ante sus líderes, para que sepan cual es la realidad de su mundo y del nuestro, pues en sus acciones futuras está el destino de nosotras y de muchas criaturas elementales de esta y otras dimensiones de este planeta.- 

La mirada de Ari se dirigió entonces hacia los tres visitantes, con voz profunda les dijo:- Debéis saber que habéis sido invitados a nuestro hogar para que seáis instruidos sobre nosotras y nuestra misión en la existencia, todo este conocimiento deberéis transmitirlo y guardarlo para que en un futuro se pueda lograr un cambio en vuestra dimensión terrena, a la cual pertenecemos, pero vosotros sois los que podréis realizarlo, al darlo a conocer, pues como sabéis no sois los únicos que están siendo instruidos para ello, hay muchos más seres con alma que están siendo convocados en otros lugares para crear una masa crítica de humanos que nos entiendan, nos conozcan y sean quienes puedan darle la vuelta a la situación desastrosa que vive nuestra madre Gaia.-

- Os vamos a contar cual es el origen de nuestro pueblo, pues las hadas somos creación vuestra, en realidad sois los seres con alma quienes nos distéis la vida, si, como lo oís, en el principio de los tiempos las hadas no éramos como somos ahora, solo flotábamos en un oscuro vacío, sin propósito, sin forma, éramos energía que quería existir, pero no encontrábamos la forma de materializarnos, entonces la madre tierra quiso tomar conciencia de si misma, pues quería crear a seres que fueran inteligentes, que pudieran existir en su seno y tener una naturaleza transcendental, por eso los dotó con un alma que puede permanecer siempre en el tiempo a través de las sucesivas reencarnaciones, eso les permitiría ser cada vez más sabios y acumular conocimiento en todas sus vidas, así podría salvaguardarlo y llegar a fundirse con ellos en la eternidad, ahí ella habría cumplido su misión creadora, pero todo se torció cuando aparecieron los Seres Oscuros, los que nosotras llamamos Arcontes, seres que cuando morís se os aparecen con forma de luz, bellos, atractivos, en ese momento en el que tendríais que trascender e ir hacia el seno de Gaia, para vuestra verdadera reencarnación, lo que llamáis Cielo, ellos os engañan, os atraen hacia una falsa luz y os obligan a reencarnaros en vidas desgraciadas, que generan negatividad en el Mundo, sufrimiento del que ellos se alimentan y así densificar vuestras almas para que os cueste más tiempo transcender hacia la creación de Gaia, por eso hay tanto mal en vuestro mundo, por eso sufrís tanto, los Arcontes se alimentan de vuestro padecimiento en la Tierra.-

- Entonces Gaia, para intentar contrarrestar a estas criaturas, cuyo origen aún no sabemos cual es, pues Gaia no los creó, simplemente aparecieron en el oscuro pasado del tiempo, se instalaron en una dimensión paralela en la que accedéis al morir, allí aparecieron los Seres Sombra, viven también los Duendes, los espíritus desencarnados que no quieren transcender y los más temibles, los Hombres del Sombrero, que ya habéis conocido; nos dio la capacidad de materializarnos en vuestro mundo y traer la alegría,la vida en vuestra existencia.-

Gimmi permanecía sentado escuchando con atención todo lo que decía Ari, Josu y Antoine estaban como en shock, pues tanta revelación era difícil de asimilar para ellos, pues en los libros que habían leído y en las enseñanzas que les habían sido reveladas, sobre todo a Antoine no figuraba nada de lo que estaban escuchando.

Ari, con voz profunda dijo: - Queridos amigos, las hadas somos parte de vuestra vida en todos los sentidos, pero en donde más estamos son en vuestras emociones y pensamientos, fuimos creadas por vuestras risas cuando eráis bebés, cada vez que reíais a la vida muchas de nosotras salíamos del limbo donde estábamos y se nos asignaba una misión en la Tierra, siempre en torno a vosotros, amigos míos, pues somos en cierta manera vuestras guías y guardianas, somos los espíritus semimateriales que ordenan la naturaleza, aparte de los seres elementales que la limpian, la cuidan, la modelan, nosotras somos quienes les damos instrucciones para que todo fluya en armonía en los bosques, en los ríos, en las montañas, en las selvas, en todos los lugares vírgenes que quedan en el Mundo.-

-Los Seres elementales ejecutan las instrucciones y nos consultan para realizarlas bien, nosotras sabemos cuando viene el viento del norte a traer el Invierno, cuando viene la primavera, cuando florecen los distintos árboles, plantas, cantamos a las nubes para que traigan la lluvia cuando es necesaria, guiamos a los Enanitos Amarillos para que trabajen la tierra, atiendan las plantas y polinicen las flores, también ayudamos a las Ondinas y Nereidas en las masas de agua, con los peces, con la fauna y flora acuáticas.-

-Llamamos al Verano, dándole instrucciones a las Salamandras junto con los  Silfos para que traigan el fuego del Sol y el viento caliente del mismo, lo hacemos marchar para que vuelva el Otoño, ordenamos a los árboles que suelten sus hojas y así eternamente, hasta que hace doscientos años vuestra revolución industrial empezó a cambiarlo todo.-

Nuestros tres amigos permanecían callados, Antoine estaba absorto asimilando todo lo que aquella bella hada les iba diciendo, Josu sin embargo estaba alejado de aquella charla, absorto en su  pensamientos, pensaba en lo que la  mirada de la bella Xena le había provocado, no podía dejar de pensar en ella, en sus ojos rasgados, su piel blanca, su cabello rubio, la luz que irradiaba, y aquellos labios que parecieron mandarle una tímida sonrisa cuando se cruzaron sus miradas.

Sabía que tenía que prestar atención al discurso de Ari, pero no podía dejar de pensar en Xena, su corazón se estaba llenando de un calor que nunca había experimentado, no sabía lo que podía ser aquello, un pensamiento loco entro en su mente, no, no podía ser, se dio cuenta que era algo imposible, algo que no cuadraba en aquella aventura, pero no podía evitarlo, Josu, se estaba enamorando de Xena, en su interior lo sabía.

-Voy a dar la palabra a nuestra hermana Aine: -dijo Ari- ella os va a explicar cual es nuestro cometido en vuestras vidas, en las vidas de los Seres con Alma, en los humanos.-

-Debéis saber que las hadas estamos en todas partes, nos gustan las cosas sencillas, nos gusta el olor a café en la mañana, las flores en los jarrones de las casas, los cuadros bonitos, las risas de los bebés en la mañana al despertar, los ruidos de los cacharros de cocina mientras cocináis, en vuestra alegría al vivir, somos las guardianas de las casas, somos las guardianas de vuestras emociones, tanto positivas como negativas, pues siempre intentamos que viváis en sintonía con vuestro entorno, pero no siempre lo logramos.-

-Nosotras intentamos influir en vuestros espíritus para que sintáis la alegría de la vida, fuimos creadas para traer la armonía a vuestras casas, a vuestro mundo, pero ahora es tanta la presión emocional que estáis ejerciendo negativamente en vuestras vidas que estáis dando paso a que los Seres Oscuros nos desplacen y nos arrinconen en refugios de los que nos cuesta salir para ayudaros y realizar nuestra misión en la naturaleza.-

 

Continuará...

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UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 16

 

 Gimmi volvió a respirar después de que las tres hadas le tocaran y deshicieran el hechizo maligno de aquel terrible espíritu oscuro, permaneció de rodillas dando las gracias a Ari y sus hermanas, pues en el pueblo de las hadas todas son hermanas, así se llaman y así se sienten.

- Tuve unas visiones terribles que nunca había pensado tener, mi corazón se encogió ante ellas, no sé que me hizo el Hombre del Sombrero de Copa pero vi el sufrimiento humano en todo su apogeo, imágenes de guerras terribles, de torturas, de vejaciones impensables, muertes de niños, de mujeres, de ancianos, cuerpos desmembrados, dolor, mucho dolor, miedo, lágrimas y tristeza sin fín- le dijo Gimmi a las tres hadas- nunca pensé que la humanidad fuera capaz de crear tanto horror, los seres elementales conocemos el mal, pero de esa índole no, nunca lo hubiera imaginado, me va a costar mucho olvidar estas imágenes-.

-Te hemos cogido a tiempo Gimmi- dijo Ari, -unos minutos más y tu condición elemental hubiera desaparecido, solo serías una simple roca de tu elemento, has tenido mucha suerte, los seres sombra tienen mucho poder en estos tiempos.-

Gimmi, Antoine y Josu con ojos de asombro admiraron la belleza de las tres hadas, habían aparecido en un momento crítico, por fin podrían conocerlas y hablar con ellas.

Josu estaba emocionado, además una de ellas, la que estaba a la derecha de Ari cuando aparecieron se quedó mirándolo fijamente, Josu también lo hizo y sus miradas chocaron encendiendo un calor extraño en el corazón de Josu que no sabía explicar, pero enseguida apartaron la misma y miraron a Gimmi, pero Josu no olvidó ese momento desde que sucedió.

-Os presento a dos de mis hermanas, a mi izquierda está Aine, a mi derecha está Xena, son hadas nocturnas, como yo, aunque podemos también ser vistas de día, como sucede ahora en el alba, pero no nos gusta la luz del Sol, la Luna es nuestra aliada, de ella conseguimos nuestra luz y energía, velamos por los seres nocturnos entre otras de nuestras tareas- dijo Ari.

-Hemos venido guiados por la conexión telepática que tuve con Josu, aunque fue interceptada por los seres sombra, pues tienen el poder de meterse en la mente de quienes ellos deseen cuando están cerca.-

Antoine en ese momento dijo:- Podemos abrir el círculo de sal en estos momentos, ¿no?, la verdad es que estoy aún bastante asustado por lo sucedido, nunca pensé enfrentarme a seres tan oscuros y siniestros.-

-Puedes salir ya mi querido Antoine, llevaba mucho tiempo queriendo conocerte, me han hablado mucho de ti, nosotras sabíamos que un día vendrías a conocernos, estabas predestinado a ello, te hemos esperado pacientemente, aunque no lo creas eres muy importante en esta misión, crucial para todos nosotros, pues en estos tiempos es posible que nos haya llegado el fin de nuestra era...-dijo Ari.

Antoine se quedó pensativo y no supo que decir - bueno, no os preocupéis ahora de nada- dijo Ari- ya tendremos tiempo de explicaciones y de buscar respuestas, ahora os vamos a invitar a que vengáis a nuestro refugio de la Sierra, debéis saber que nosotras somos seres interdimensionales, como vosotros Gimmi, pero hemos elegido vivir en este plano de existencia para poder interactuar mejor en el mundo de los humanos, pues somos en cierta manera sus protectoras, al igual que los que ellos consideran sus "ángeles guardianes", que ya hablaremos de ellos en otra ocasión.-

Las hermanas de Ari, Aine y Xena no dijeron nada, Ari se dirigió con paso firme hacia la pared de piedra con la que se encontraron poco antes de enfrentarse a los seres sombra y el Hombre del Sombrero de copa, a continuación, detrás de ella iban las otras dos hadas, con paso firme y decidido, su belleza y su resplandor blanco les iluminaba a pesar de que el sol estaba saliendo por encima de la montaña Tumular, el aire frio se había detenido y un agradable aroma a rocío y hierba nueva se esparcía por el aire, los tres se quedaron extasiados viendo como se dirigían a chocarse con la pared pétrea, entonces en una abrir y cerrar de ojos, una grieta luminosa con forma de puerta se fue formando en la aquel muro que parecía impenetrable, en un momento se formó una puerta  que irradiaba la misma luz blanca que las hadas tenían alrededor de ellas, Arí se paró en una esquina de esa puerta mientras Aine y Xena entraron, luego con un movimiento de invitación les dijo a nuestros tres amigos que pasaran sin miedo.

El primero en entrar fue Josu, luego entró Antoine y por último Gimmi, aún se sentía un poco indispuesto después del episodio tan horrible que había pasado, pero al entrar empezó a sentirse mejor, una luz que no deslumbraba, blanca como la más pura de la leche y cálida como una mañana de verano los envolvió y cegando su vista atravesaron el umbral de la puerta luminosa.

Entraron a una cueva inmensa, el techo colgaban estalactitas increíblemente bellas, en el techo surgían una especie de hongos luminiscentes que le daban un resplandor de varios colores a las mismas iluminando de forma harmoniosa aquella inmensa cueva en la que no se veía el contorno de la misma.

Las tres hadas iban delante como en comitiva, detrás iban Gimmi, Josu y Antoine, seguían un camino de color blanco que no abandonaban en ningún momento, a los lados de la cueva, cuyas paredes se veían allá a lo lejos, en una inmensidad impropia de un lugar subterráneo, pues Gimmi conocía muy bien todos estos, era una de sus tareas favoritas, excavar túneles y cuevas cuando el Fauno se lo ordenaba. Pues quedó maravillado por la inmensidad y belleza de este lugar, no sabía como lo habían hecho, estaba asombrado.

Josu y Antoine se sentían abrumados por tanta belleza y magnificencia en aquella cueva, a los lados del camino blando habían estalagmitas rodeadas también de hongos luminiscentes, de extrañas plantas fosforescentes, cientos de luciérnagas revoloteaban a su alrededor, mariposas nocturnas de una belleza sin igual, que nunca habían visto, también habían grillos y otras clases de insectos nocturnos que no conocían.

Recorrieron un buen tramo siguiendo a las hadas, hasta que se encontraron con otro muro de piedra en el que había otra puerta pero esta vez no estaba iluminada, en la misma había un cartel en rúnico:

"ᛖᛋᚳᚱᛁᛒᛖ ᚪ ᚢ  ᛏᚢ ᚾᚩᛗᛒᚱᛖᚳᚢᚪᚾᛞᚩ ᛖᛚ ᛈᚱᛁᛗᛖᚱ ᛒᛖᛒ ᚱᛁᚩ ᛈᚩᚱ ᛈᚱᛁᛗᛖᚱᚪ ᛖ, ᛋᚢ ᚱᛁᛋᚪ ᛋᛖ ᚱᚩᛗᛈᛁ  ᛖᚾ ᛗᛁᛚ ᛈᛖᛞᚪ ᚩᛋ, ᚣ ᛏᚩᛞᚩᛋ ᛋᛖ ᚠᚢᛖᚱᚩᚾ ᛋᚪᛚᛏᚪᚾᛞᚩ, ᚣ ᛖᛋᛖ ᚠᚢᛖ ᛖᛚ ᚳᚩᛗᛁᛖᚾ ᚩ ᛞᛖ ᛚᚪᛋ ᚻᚪᛞᚪᛋ"
 

 "Cuando el primer bebé rio por primera vez, su risa se rompió en mil pedazos, y todos se fueron saltando, y ese fue el comienzo de las hadas"

A los lados de la misma habían dos hadas custodiando aquella entrada; Ari se acercó a una de ellas y con un gesto levantando la mano le dijo:- Soy Ari, hada de la noche, guardiana del canto de la Lechuza, del Autillo, del Buho y el Ruiseñor, solicito entrar a nuestro pueblo, tenemos una visita muy importante que debemos atender.-

La guardiana de la puerta levantó su mano también y con una reverencia instó a las tres hermanas y a sus invitados a entrar por aquella puerta.

Procedieron a cruzar el umbral de la misma y cuando entraron se quedaron maravillados, pues parecía que estuvieran en un bosque precioso, lleno de árboles, con luz parecida a la del Sol que no sabían de donde venía, con flores hermosas por todos lados, cientos de hadas como Ari revoloteaban con sus alas, otras que no tenían alas también podían volar, flotaban de forma etérea, la belleza de aquel lugar era abrumadora para nuestros amigos, no podían creer lo que estaban viendo, habían hadas por todos los rincones de la cueva, se movían de un lado para otro, parecían ir hacía lo alto y desaparecer en la luz de aquel techo que no eran capaces de ver, luego volvían, otras parecían ir hacia las flores, otras a los árboles y todas reían y cantaban, aunque se dieron cuenta que había una zona allá en lo más profundo que estaba más oscurecida, allí no se veía tanta actividad.

Se pararon en un claro de aquel bosque interior, allí habían unas piedras que tenían su parte superior plana, parecían asientos, Ari les dijo que se sentaran allí, que esperaran porque iba a convocar a todas las hadas de aquel lugar para que vinieran a verlos, ellas les iban a dar respuestas.


Continuará...