lunes, 29 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 27

 


 Antoine y Josu estaban aterrados, desde arriba veían a Xena, ahora oscura y temible como acechaba con sus ojos inyectados en sangre y luz roja, Antoine había perdido su única protección mágica en este lugar, Xena hizo que lo arrojará a unos metros con sus rayos provenientes de los ojos, no entendía nada, hasta ahora este medallón había sido su luz, su protección y su defensa, ahora estaba inservible.

Josu se puso delante de Antoine para protegerlo, miraba a la oscura Xena, con lágrimas en los ojos le rogaba en su pensamiento que no les hiciera daño, que recordara quien era de verdad, había sido abducida por los Duendes, la habían transformado en un hada oscura y temible.

Los Duendes iban acercándose en círculo alrededor de ellos lentamente, sin prisa, como seguros de su victoria, pues ya poco podían hacer nuestros dos amigos para defenderse.

Antoine, comprendiendo que ya no había nada que hacer levantó las manos en señal de rendición, Josu le miró asombrado pero hizo lo mismo.

Los Duendes se quedaron parados a una distancia de unos dos metros, Xena dejó de volar alrededor de ellos y se situó a la misma distancia, en el putrefacto suelo de este maldito Bajo Astral.

Antoine observaba la escena aterrado y confundido, le sujetó firmemente el brazo a Josu y le dijo: - Querido Josu, no se si vamos a poder salir de esta, pero tienes que ser fuerte, mira en el interior de tu corazón y envía todo tu amor a Xena, ella ahora está escondida bajo esta terrible apariencia, han logrado poseerla con el Daemon, tenemos que hacer algo para liberarla tanto física como psíquicamente de esta terrible situación, no sé como lo vamos a hacer-.

Josu entonces miró alrededor, su miedo lo tenía paralizado, pero se dio cuenta de una cosa, uno de los Duendes vestía de forma diferente, a pesar de su grotesco aspecto, uno de ellos llevaba un pantalón a cuadros, le sonaba de algo, si, era el pantalón que Gimmi llevaba antes de que se transformara, ¡era Gimmi!, pero no era él, ahora era uno de ellos, de todas formas le gritó: -¡Gimmi!, soy Josu, soy tu amigo, debes deshacerte de tu posesión, ¡lucha en tu interior!, recuerda quien eres, gnomo Gimmi, recuerda a Mimma, a tus bosques, a tus animales, tu sabiduría elemental, ¡no puedes sucumbir a esta oscuridad!-.

Josu notó que Gimmi Duende se quedó como escuchando, por un momento le cambiaron las facciones de la cara, se le "dulcificaron" un poco, pero enseguida se le volvió otra vez siniestra, verde, con la fisionomía Duende.

En ese momento Josu sintió un dolor agudo en su corazón, este lugar le había arrebatado a dos seres muy importantes para él en esta extraña aventura, un gran amigo y su primer amor verdadero.

Cayó de rodillas abrazado a Antoine, este con rabia se levantó y dijo: - ¡Malditos! ¡Qué queréis de nosotros!, ¡Qué le habéis hecho a nuestra hada!, iros de aquí, solo queremos a ella, ya os habéis llevado a nuestro amigo Gimmi¡, ¡Soltadla!, ¡liberarla de vuestro hechizo de posesión!-.

En ese momento cuatro Duendes se abalanzaron sobre ellos y los inmovilizaron, uno de ellos recogió el medallón de Antoine y se lo guardó en un bolsillo, con una cuerda los ataron con los brazos por detrás de la espalda, les dieron sendos golpes en la cabeza y los dejaron inconscientes.

Cargaron sus cuerpos atados a dos troncos de madera putrefacta y se los llevaron hacia una cueva, Xena, como hipnotizada iba por detrás de la comitiva de Duendes, con cara hierática, sin sentimiento, sin ningún tipo de emoción miraba a sus nuevos "amos" o "acólitos" porque parecían tenerle un respeto especial estos seres degradados, ahora empezaba a comprender que el Duende que parecía el Jefe la llamara "Madre de la Oscuridad", todo era cada vez más extraño.

Cuando recobraron el conocimiento estaban dentro de una jaula muy parecida a la que habían visto que estaba encerrada Xena en el campamento Duende.

Josu empezó a forcejear los barrotes, pero no se movían ni un ápice, ahora si que se sentía de verdad perdido a merced de estos malditos seres.

Miraron alrededor y no había nadie, ni Duendes, ni Xena, ni nadie, estaban en un lugar indeterminado, oscuro y putrefacto, con una iluminación tenue que provenía de varios hologramas de espectros repartidos a lo lejos.

De repente vieron acercarse una sombra que les era familiar, parecía que llevaba una gabardina y un sombrero, era El Errante.

No sabían si alegrarse o intentar cogerle del cuello para matarlo otra vez, pero este les hizo el signo de silencio, con voz susurrante les dijo.- Amigos, conseguí escabullirme de los Duendes en su otro campamento, os he ido siguiendo hasta aquí, quiero ayudaros, no gano nada engañándoos, quiero que confiéis en mí, tenemos muy poco tiempo, voy a buscar ayuda para que podamos liberar a vuestros amigo, conozco a alguien que nos puede echar una mano, debéis ser pacientes y esperar, por mi honor os tengo que liberar de aquí, estoy harto de ir de un lado para otro, debo ganarme el ir al Astral-. 

El Errante volvió a desaparecer sin dejarles hablar, en ese momento vieron como se les acercaban dos Duendes, uno de ellos llevaba un gorro diferente al otro, ese parecía un jefe, también apareció a continuación Xena, imponente, con sus alas demoníacas extendidas, con su traje negro ceñido, su Tiara roja y sus imponentes ojos del mismo color luminiscentes.

Cuando estuvieron delante, El Duende que parecía el jefe les dijo: - Vaya, vaya, aquí tenemos a nuestras dos rarezas, dos humanos elementados, con alma, han logrado penetrar en el bajo Astral para hacernos una visita, os damos las gracias por habernos dado a un excelente soldado, vuestro amigo ahora es parte de mis huestes Duende, decidme, ¿Cómo pensáis liberar a vuestra hada, malditos mortales?, estáis en un sitio de degradación, ella ha sido poseída por una poderosa Daemon, ahora es nuestra, la Madre Oscuridad tiene un nuevo cuerpo, con ella podremos ahora engendrar un nuevo ejército de Duendes aún más poderosos que nosotros, llevábamos siglos intentando raptar a un hada para este propósito, gracias a vuestro rastro lo hemos conseguido, habéis acelerado la entropía elemental con vuestra búsqueda, idiotas,¡ jajajaja 1-.

Josu se quedo mirando a Xena, no la reconocía, era otra, pero aún así le gritó:- ¡Xena, soy Josu, tienes que liberarte, tú no eres así, eres más fuerte que la oscuridad!, recuerda a tus hermanas, recuerda que eres un hada nocturna, señora de la noche, no de la oscuridad siniestra, ¡Te quiero Xena, estoy enamorado de tí! ¡Vuelve, no te hundas en esa oscuridad!-.

Al oir las palabras de Josu, Xena pareció reaccionar, se llevó por un momento las manos a la cabeza, como luchando con ella misma, pero pronto se irguió y volvió a tener la misma cara hierática, Josu quedó desolado, roto de dolor.

El jefe Duende sacó una bolsita de su cinturón, la abrió y cogió un puñado de polvo que había en ella, la esparció delante de ellos por toda la jaula y en un momento los barrotes empezaron a encenderse con un fuego fatuo que no transmitía calor, pero que no podían tocar porque les congelaba.

-Ahora sois mis prisioneros, vamos a esperar que el efecto de la medicina del gnomo pierda sus propiedades y cuando volváis a ser humanos os arrebataremos el alma y morareis por toda la eternidad en este lugar degradado, con ellas también degradadas seréis espectros condenados a vagar con la cabeza gacha hasta el fin de los tiempos, ese es vuestro castigo por molestarnos y humillar a nuestro amo Arconte-.

Antoine intentó recordar enseñanzas de su mentor Eliphas, ¿qué habría hecho él en esta situación?, aunque pensó que era algo absurdo, ningún ser humano había estado en esta situación que él supiera.

Entonces le vino una conversación que tuvo con él un día, le dijo:- Querido Antoine, puede ser que algún día el final por alguna circunstancia sea inevitable, todo esté perdido y no sepas como salir de un atolladero imposible de salvar, entonces solo quedaría una opción, la de dejarse llevar, salir del cuerpo en tu forma astral e ir a buscar la verdadera ayuda de tus Guías espirituales, todos los tenemos, pero a veces no podemos contactar con ellos si no es de esta forma, ellos en verte en esa forma se unirán a ti y vendrán a ayudarte, relaja tu mente y busca la manera de salir de tu envoltura carnal y vuela-.

Al recordar esta conversación enseguida la puso en práctica, se sentó en el centro de la jaula, en posición de cubito supino, se dejó llevar hacia dentro de sí mismo, y como un resorte en un momento salió de su cuerpo, se veía flotar alrededor de aquel lugar, veía a Josu a su lado, cogiéndole la mano, le veía llorando.

Pero en este lugar él era visible en esta condición también, Josu se le quedó mirando y los Duendes junto con Xena se pusieron en Alerta y le siguieron con la vista, pero era intangible, el Hada Oscura se dirigió hacia él para atraparle, pero cual fue su sorpresa al ver que no podía tocarlo, Antoine en su forma astral era intangible también en este Bajo Astral, sin pensarlo voló hacía arriba e intentó pensar en la Ciudad Elemental para dirigirse a avisar a alguien, dejaba su cuerpo elementado y a Josu solo, pero no tenía otra opción, si era verdad que El Errante había ido a buscar ayuda, quería averiguarlo, así que opto por volver a pensar en este y fue a buscarlo para ver que clase de ayuda iba a traer, podía ir a la velocidad del pensamiento, en un momento le buscó en su mente y su cuerpo astral apareció al lado de El Errante, estaba hablando con un ser que no conocían, una especie de Insecto gigante, con un pico enorme, unas alas de mosca y cuerpo de escarabajo, estaba seguro que estaba ante una Larva Astral, ¿pero que hacía El Errante hablando con una Larva Astral?, ¡vaya ayuda que estaba buscando!.

Aguzó el oído y vio como El Errante le daba una bolsita con algo dentro que no podía identificarlo. El insectoide se lo guardó en un pliegue de su cuerpo y le dijo con una voz metálica:- Esto es lo acordado, ahora iremos a ayudar a tus amigo, pues comer Duendes será un placer para nosotros, cuanta más energía negativo podamos robarles, mejor, en este lugar o comes o te comen, ¡ya vamos hacia allá!

En ese momento, viendo toda esta escena en su forma astral, una bandada de estos Insectoides, Larvas Astrales alzó el vuelo, y como en una formación de cazas militares, se dirigieron en dirección al lugar donde estaba Xena , los Duendes, su cuerpo y Josu, ¿qué iba a pasar? ¿Cómo era posible que unos seres tan degradados fueran a prestar ayuda a dos Seres humanos elementados?, no entendía nada.

Dejó de pensar en El Errante y pensó en la Ciudad Elemental, algo intuía en su interior de que debía avisar al Jefe de la Misma, este si que le iba a ayudar, seguro, tenía que avisar a El Fauno.

 

Continuará...


domingo, 28 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 26

 


Se pusieron en marcha hacia el lugar donde El Errante les dijo que había visto un campamento de Duendes, por lo visto se iban acercando a un lugar aún más oscuro que el resto de los que habían recorrido en esta extraña tierra, poco a poco, paso a paso iban sintiendo un desasosiego interior que no sabían explicar, los tres iban callados, como autómatas dirigiéndose a un puesto de trabajo aburrido y sin sentido.

- ¡Errante!- dijo con voz autoritaria Antoine- quisiera saber si no nos llevas a una trampa, ya no confío en ti como antes, espero que tu desaparición no haya sido ocasionada para entregar nuestras cabezas a algún "amigo" tuyo de este pestilente lugar-.

-No debes desconfiar de mí, Antoine, estoy aquí para ayudaros, lo que les dije a los Seres Sombra era una estratagema psíquica que quise probar para ganar tiempo y poder ayudaros a escapar, pero no dije tampoco ninguna mentira, si os dais cuenta cada vez está todo más oscuro, seguro que sentís una opresión en el pecho y una congoja en vuestro interior, eso es provocado por este lugar, estamos entrando en lo que se conoce como "La Tierra de la Desesperación", aquí es donde moran las almas de los que se aferran a su existencia terrena movidos por lo material, por lo sentimental y por el egoísmo, almas que aun no saben que están muertas, que están desencarnadas, se aferran al dinero, a su profesión, a su dependencia emocional de otras personas, entonces quedan encajonadas en una especie de holograma tridimensional que se configura como su casa, como su oficina, como su cuarto, incluso se recrea su situación sentimental en ese mismo holograma que es proyectado en el interior de sus hogares en vida, manifestándose como espectros siguiendo siempre el mismo patrón, apareciendo y desapareciendo representando siempre su mismo papel, de avaricia, de obsesión laboral, de desesperación por lo material, en un bucle sin fin, hasta el final de su ciclo de purga.

Ahí es donde entran los de mi misma condición, somos enviados por "Ella" a rescatar estas almas, pero no sin riesgo, pues es tanta la influencia negativa de las mismas, que es posible que podamos impregnarnos de su desesperación y quedar atrapados en uno de sus hologramas energéticos tridimensionales-.

Josu se quedaba boquiabierto al escuchar al errante, Antoine pensativo le preguntó: - ¿Y por qué viven aquí los Duendes?, tengo entendido que antes eran elementales como Gimmi y Xena-.

-Verás Antoine, Josu, los Seres Elementales son seres sin alma, no pueden entrar en esta dimensión, y si lo hacen inmediatamente son poseídos por un sucedáneo de alma que se forma en su interior llamado Daemon, o si os suena el nombre, lo que vosotros llamáis Demonios, que no son otra cosa que un alma celestial caída, una especie de ángel oscuro, desterrado del Astral, venido a menos en esta tierra de Desesperación, donde su misión es recolectar el sufrimiento y purgarlo hasta que se limpie del todo en cada espectro, en cada alma condenada por ella misma.

Pero esto no es el infierno, no penséis eso, el Infierno está muy lejos y a la vez muy cerca, pero ese es otro tema del que hablaremos más adelante, queridos amigos Antoine y Josu-.

-Los Duendes son Daemons, son los Demonios más simples de toda la creación, hace milenios solo existían en el Mundo lo que vosotros denomináis Ángeles, enviados por "Ella" o "El", pues el concepto de Dios no tiene género, es algo mucho más complejo, ellos eran los trabajadores de la Creación, pero como todos sabéis hubo una revuelta en el principio donde uno de esos Ángeles quiso usar el poder que se le otorgó para ser también creador, pero se dio cuenta que no podía crear, solo cambiar, pues la ley de la materia dice que no se crea ni se destruye, ya fue creada una vez y ya no se puede volver a crear, solo se puede transformar.

Este Ángel se dio cuenta de su poder y lo empleó en cambiar a su antojo a muchos de sus hermanos energéticos, entonces creo una raza de Daemons contrarios a la naturaleza de su creación, los volvió rebeldes contra ese "Dios" "Ella", este al sentirse ofendido y desafiado, ordenó a todas sus huestes que fueran a capturar al "convertido" en Daemon, a todos sus seguidores, expulsándolos del Astral y relegándolos a otras dimensiones, incluida la terrena, la vuestra en donde viven camuflados en vuestros dirigentes y poderosos, cambiando de envoltura humana, pero siempre son los mismos.

Este Ángel Luzbel se escondió en lo profundo de vuestro mundo, solo saldrá cuando vea que tiene oportunidad de convertir a todas vuestras almas en Daemons a su servicio, pero tiene seria competencia con los Arcontes y los Seres Sombra, entre ellos hay una guerra oculta, eterna, que nunca se resuelve-.

-Sin embargo, en el principio de la Rebelión de Luzbel, hubo una serie de Ángeles que no quisieron tomar partido de su causa, ni de la de "Dios""Ella", sintieron que pertenecían a ninguno de esos bandos, se quedaron neutrales, entonces Gaia, que necesitaba quien le hiciera el trabajo, reclutó a estos seres de energía para que hicieran todo su cometido en la Tierra, se los trajo y los convirtió en lo que denominamos Seres Elementales, los fundió con los cuatro elementos y los relegó a realizar las tareas que la naturaleza hace para darle vida al Planeta Tierra-.

-Por lo tanto, los Duendes son también una especie de elemental-ángel degradado que vive en esta dimensión par perturbar a los seres humanos, atormentarlos en sus propias casas y aprovechar la locura que provocan con sus actos, alimentándose de esas emociones-.

Antoine y Josu estaban alucinando con las revelaciones de "El Errante", no sabían que decir pero Josu le preguntó:- ¿Por qué cuando intentabas negociar con los Seres Sombra me has llamado Sensitivo?-.

-Verás Josu, tu energía te delata, eres un ser humano, ahora con condición elemental, pero como tienes alma puedes permanecer en esta dimensión sin degradarte. Te llamé Sensitivo porque tienes la capacidad de ver las almas de los desencarnados, aunque no te hayas dado cuenta aún, así como de los Seres Elementales, espíritus burlones e incluso Demonios, tienes esa capacidad innata.-

-Por eso contactaron contigo para venir a ayudar a los Elementales, buscan a personas como tú, para poder hacerse ver y a magos como tú, Antoine, para que les ayuden en su misión, en salvar a Gaia.-

Todas estas cosas estaban dejando en shock a nuestros amigos, pero enseguida dejaron de hablar al sentir la pesadez que este lugar les estaba poniendo encima de los hombros, no sabían que les pasaba, se empezaban a sentir tristes, agobiados, ansiosos y no sabían el por qué.

-Quiero que miréis de reojo a vuestros lados, mirad la oscuridad- dijo El Errante- vais a ver la razón por la que este lugar se llama "La Tierra de la Desesperación".

Miraron como dijo El Errante, veían de refilón a cada lado de su camino como cubículos de cristal transparente representado escenas en casas, unos con dormitorios donde habían gente agonizando en su cama, otros con escaleras bajando y subiendo personas, tropezando en las mismas, cayendo en golpe mortal, repitiéndose en bucle, asesinatos en casas, acciones cotidianas como abrir y cerrar puertas, todas encerradas en cubos como de cristal que se retroiluminaban hacia el suelo, el Errante entonces dijo:- Estos son los hologramas de los que os hablé antes, se proyectan en vuestro mundo como bucles de espectros que pululan sin fin, asustando, creando malestar y haciendo que las casas se vuelvan embrujadas, así extraen los Duendes y Daemons la energía negativa que necesitan para existir en esta dimensión.-

Antoine y Josu quedaron aterrados al ver la perversidad de este lugar, nunca habrían imaginado este sufrimiento, ahora sabían el porqué de los llamados fantasmas, era impresionante.

Atravesaron aquel lugar y llegaron a un gran claro abierto, apenas iluminado por algún fuego fatuo o luz retroiluminada de algún holograma espectral.

Vieron a lo lejos una especie de fuego azul, con humo denso, negro como el azabache.

-¡Allí está el campamento Duende!, posiblemente tengan allí a vuestra hada- dijo El Errante-.

-Vamos a acercarnos sigilosamente, Antoine, te sugiero que escondas tu medallón luminiscente, nos pueden descubrir.-

Fueron arrastrándose por el putrefacto suelo hasta que llegaron a unos cincuenta metros del campamento, habían allí unos treinta Duendes que danzaban alrededor del fuego azul que emitía ese humo denso.

Al lado de la fogata fatua vieron una gran jaula, en su interior, con apenas nada de luz vieron a la pequeña hada Xena arrodillada, con las manos en la cara, su traje plateado se había vuelto de color negro,, su pelo había oscurecido hasta el azabache, su tiara era de un rojo iridiscente, como de fuego y los Duendes no hacían más que danzar y danzar alrededor de ella y el fuego, en completo silencio, sin hacer ningún ruido, solo el sonido de sus botas y el crepitar de aquel extraño fuego.

Uno de los Duendes se acercó a la jaula donde estaba Xena, o lo que quedaba de ella, porque Josu ya no la reconocía, abrió la jaula y con un movimiento lento Xena se fue incorporando, su cuerpo empezó a adquirir más tamaño, sus ojos estaban encendidos, de un color rojo intenso, con una luz espectral desplegó sus alas de mariposa, ahora convertidas en una especie de ala membranosa, parecida a la de los murciélagos, su cuerpo tenía un traje ceñido, dejando ver toda su anatomía elemental, pero ahora era oscura, toda vestida de negro, con su iridiscente y rojiza tiara en el pelo azabache; se elevó del suelo alzando los brazos y entonces una voz proveniente de un Duende dijo: - He aquí a nuestra nueva señora de la Oscuridad, viniste de la Madre Tierra, ahora te has convertido en nuestra madre, la Madre Oscuridad, tú seras nuestra guía, nos revelarás los secretos de las hadas, nos llevarás a ellas y robaremos su poder, así este lugar será aún más sombrío y decadente-.

Nuestros amigos estaban escondidos viendo el horrible espectáculo, Josu no pudo aguantar las lágrimas y se echó a llorar en silencio, su pena era inmensa, ¿qué le habían hecho a Xena?, ¿Por qué?, ¿cómo iban salvarla? ¿podrían?, era un mar de dudas. Antoine estaba muy deprimido por la visión y no se le ocurría nada, El Errante, agazapado delante de ellos les hizo la señal de silencio, entonces vieron como en un segundo todos los Duendes miraban en su dirección, se quedaron petrificados, los Duendes se pusieron a correr hacia ellos, Xena desplegó del todo sus nuevas alas y con un movimiento rapidísimo alzó el vuelo hacia nuestros amigos, se sentían perdidos, no sabían que poder hacer, estaban rodeados y solo eran tres, considerando que El Errante les ayudara a luchar.

Antoine no se lo pensó, sacó su medallón, pero se dio cuenta que ya no brillaba, estaba apagado, miró hacia arriba y vio encima de él a Xena, con los ojos rojos brillantes apuntando a su pecho, lanzando un rayo del mismo color al centro de su medallón, el mismo empezó a quemar y con un movimiento reflejo Antoine se lo quitó, ahora ya no estaba protegido, se sintió pequeño e indefenso.

Josu vio la escena y con un salto se puso delante de Antoine para intentar protegerlo, los Duendes estaban a punto de alcanzarlos, no tenían escapatoria, habían caído en una trampa, El Errante había desaparecido otra vez, ahora estaban seguros que él les había llevado a esta emboscada, maldijeron su suerte y rezaron a sus guías interiores, ahora ya ni las cuatro letras sagradas podrían hacer nada, estaban realmente perdidos.


Continuará...



domingo, 14 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 25

 


 Josu, Antoine y el propio Arconte quedaron sorprendidos al ver la aparición de aquel Ser Luminoso, tenía el pelo largo, de color oscuro, con unas facciones armoniosas, los ojos verdes, la piel blanca pero con un color más saludable que la recreación en la que se convirtió El Arconte, su mono ceñido, o buzo, daba la impresión que era como una segunda piel, marcando toda la musculatura de su cuerpo, que sin ser excesiva, se veía muy marcado, como si fuera un atleta o fisioculturista moderado.

Antoine se fijó en el símbolo que llevaba grabado en su pecho, le sonaba de algo, no estaba seguro, pero lo había visto en algún sitio, lo recordaba como un símbolo angélico, el que llevaban los Arcángeles, mientras, Josu, con una fascinación creciente no dejaba de mirar la belleza de aquel Ser, en su interior no pudo pensar otra cosa: -¡Es un Ángel!- pero no quiso decirlo en voz alta.

El Arconte se quedó impávido mirando la aparición, su rostro denotaba rabia, se puso en posición desafiante y con una mirada llamó a sus esbirros Sombra para que vinieran junto a Él.

Los cuatro espectros se enfrentaban a nuestros dos compañeros, iluminados por el nuevo aparecido en escena, con una reverencia saludó a nuestros amigos y con una voz dulce pero atronadora dijo:

 - Mi nombre es Daniel, soy uno de los ángeles custodios asignado por el Creador a los humanos, habéis solicitado ayuda, vuestra llamada a llegado al Reino Celestial, Yo Soy el que Soy me ha enviado en su nombre, la perturbación creada por el cruce del Arconte a esta dimensión ha sido detectada en el Astral. Antoine, has pronunciado el nombre de Dios, el innombrable, con ello has solicitado ayuda, pero debes pagar más adelante la misma en su sagrado nombre.-

-No tienes permiso para llevarte almas encarnadas en este lugar, Arconte, este es un lugar de paso, de purgar los errores en la vida, de permanecer en el olvido penando los mismos, por eso estamos tan cerca de la "realidad" de la vida, pues este es el puente al verdadero Mundo, el Astral o Paraíso, como dicen los cristianos, aunque la realidad es otra, el llamado así mismo es de muchas formas, tantas como humanos existen.-

-Vengo a proteger a estos dos humanos, soy el Custodio de uno de ellos, su llamada fue recibida inmediatamente, debo proteger su tesoro más valioso, su libre albedrío, nada ni nadie puede doblegar el alma humana si ella no lo consiente, esa es la verdadera fortaleza de la misma, por ello teméis tanto a los que aprenden este conocimiento, entre ellos los que aprenden las ciencias ocultas y la espiritualidad.-

El Ángel Daniel se irguió en ese momento y levantando los brazos invocó:

- En el nombre de los doce poderes del Universo, yo invoco a la fuerza suprema de la voluntad para que destierre de este lugar al Ser increado, que su negatividad sea suprimida, limpiad de este lugar todo rastro del Arconte, no es el momento de que permanezca aquí, en el nombre sagrado Yod, He, Vav, He, vuelve a tu lugar, a la No Creación, a la Oscuridad de la nada, ¡Obedece!.-

En ese momento unas alas de plumas metálicas de color blanco se desplegaron de su espalda, la magnificencia de aquel Ser se vio en todo su esplendor, Josu y Antoine quedaron cegados por la luz que empezó a emanar de Daniel, el Arconte y sus esbirros retrocedieron cegados por la misma.

El Arconte levantó su mano derecha y en la misma apareció una espada gigantesca de color negro, brillaba con una luz violácea negra, con rabia se abalanzó contra el Ángel y este con un movimiento como de ballet, dio un salto y doblando sus alas hacia adelante bloqueó la espada y logró soltarla de la mano del Arconte, este dio una voltereta hacia atrás y con un movimiento de su mano ordenó a los tres Hombres del Sombrero que atacaran rodeando a Daniel, este sin parecer fatigado abrió los brazos y en sus dos manos aparecieron dos espadas de fuego que cruzó delante de su cuerpo, inmediatamente cuando los Seres Sombra atacaron, con un movimiento rapidísimo y sin que se dieran apenas cuenta partió en dos a cada uno de los tres esbirros, que marcharon hacia la oscuridad dejando un rastro de su cuerpo sombra colgando, como sangre negra chorreando de los mismos.

El Arconte volvió a la carga con un mazo de clavos que apareció de nuevo en su mano, al instante un escudo con el símbolo que llevaba en el pecho apareció en uno de los brazos de Daniel, con un tremendo golpe el Arconte lo lanzó hacia atrás con una fuerza descomunal, una gran columna de humo se levantó del suelo, no se veía nada, Josu y Antoine estaban aterrados , eran espectadores de una lucha sobrenatural y no sabían quien la iba a ganar.

El humo fue dispersándose y apareció Daniel con las dos espadas otra vez, las movía en círculos formando una especie de cinturón de luz alrededor de él, El Arconte se lanzó entonces hacia adelante, para atacarle, sacó una cadena de su cinturón, haciendo círculos con la misma se dirigió con la rapidez del rayo a golpear a su oponente, pero en el instante que le iba a dar con la misma, un salto espectacular, desplegando la alas, hizo que Daniel se pusiera detrás del Arconte y con un movimiento cruzado de las espadas lo partió por la mitad, un halo de luz salió entonces de la herida del mismo, su cara reflejó el dolor, la frustración y la rabia por verse reducido, aunque no muerto, pues no podía morir, pero si desaparecer en la nada por mucho tiempo, así paso, después de verse la herida luminosa, su cuerpo se partió, con un esfuerzo vano intentó coger sus miembros inferiores, pero no podía, su sangre se derramaba en el putrefacto suelo del Bajo Astral, del mismo empezaron a salir sombras que iban alejándose hacia la oscuridad, El Arconte se iba haciendo más pequeño, tanto su tronco como sus piernas, iban desapareciendo en un torbellino de sombras que se le escapaban.

-Esas sombras son las almas de los pobres ineptos que firmaron su contrato, ahora están libre, pero tendrán que pasar años en este lugar hasta que un Errante les enseñe el camino a la Verdad y la Vida.- Dijo el Ángel Daniel-

El torbellino cesó, las sombras desaparecieron, Daniel se acercó a Josu y Antoine y les dijo:- Josu, soy tu Ángel custodio, tu ángel de la guarda, he venido llamado por vosotros, siempre he estado a tu lado, pero nunca me habías invocado realmente, por eso no he actuado nunca, ahora ya me conoces, sabes que existo y te voy a ayudar, os voy a ayudar a los dos.-

-¡Perdonad!, ¡Hola, soy yo!.- dijo una voz que provenía de la oscuridad, detrás del Portal del Arconte.

Era El Errante, había aparecido después de toda la batalla y de todos los sucesos que habían acontecido.

-Siento haber desaparecido, amigos, pero mi cobardía ante estos seres tan poderosos pudo conmigo, esta es una de las razones por las que no avanzo en mi evolución espiritual, intento ayudar a quien puedo, pero me falta valor, en un descuido de los Seres Sombra me escabullí entre los mismos y me escondí en una cueva cenagosa que hay allí delante, quería ayudaros, pues conozco la forma de negociar con estos seres, pero al llamar al Arconte me vi desbordado y no se me ocurrió otra forma de ayudar que irme para poder ayudaros más adelante si os capturaban, pero veo que habéis solicitado una mejor ayuda que la que yo os puedo dar, solo espero que me deis otra oportunidad y me dejéis llevaros a donde están los Duendes y por ende Xena, vuestra amiga cautiva, he estado oteando el horizante mientras me escondía y he visto una luz hacia el norte, una luz de fuego oscuro, el que usan los Duendes para sus campamentos, allí es posible que esté Xena.-

-Vaya, un Errante- comentó Daniel- hacía tiempo que no veía a ninguno, veo que vuestra fama de cobardes os precede, hasta que no consigas quitarte ese miedo y esa cobardía y sepas ayudar de verdad a quien debes no podrás evolucionar, serás siempre un paria celestial, amigo, aprende, tienes ahora la oportunidad de redimirte ayudando a mi protegido y al mago.-

-Mi señor, parte de las huestes angelicales, ruego se me perdone mi error con estos amigos, no era mi intención, sabes perfectamente que debemos atravesar varias regiones de este lugar que sin guía no se pueden, yo me he ofrecido a llevarles a través de la Tierra de la Desesperación, lo que le dije al Hombre del Sombrero de Ala Ancha era verdad, pero no para que desaparezcan allí, sino para que lleguen a poder rescatar a su querida hada, ella no puede permanecer aquí, o sucumbirá al poder de los Duendes.- dijo El Errante.

- No depende de mí esta decisión, Josu y Antoine son los que deben decir si quieren que les acompañes, tu acto de cobardía les ha minado la fe en ti, ahora ya no te ven con los mismos ojos, han estado a punto de sucumbir a uno de los mayores espectros que se conocen, les he ayudado pero para ello van a tener que pagar un precio, eso ya se verá más adelante, ahora debes ayudarles aunque su confianza haya mermado, debes demostrarles que eres digno de su estima.-

Antoine se acercó al Errante y le dijo:- No se quien eres, no se que haces realmente, no se porque nos abandonaste, nosotros estamos perdidos en este lugar, ahora que hemos conocido a Daniel me siento más protegido, se que en mí reside un gran poder que tengo que desarrollar, pero aunque me pese, te necesito a nuestro lado, guíanos por donde sepas hasta encontrar a Xena, se lo debo a Gimmi y a Josu, no nos defraudes, si lo haces bien habrás ganado muchos años de redención en el Astral.-

-Yo me tengo que marchar ahora- dijo Daniel- Josu, sabes que siempre estoy contigo, cuando me necesites habla conmigo, no me reces, solo llámame como si llamaras a un amigo, allí estaré en lo posible, pero aprende a luchar, tu también tienes poder en este lugar, junto a Antoine hacéis un gran equipo, podréis atravesar este lugar y encontrar a tu amada.-

-Antoine, quiero que sepas que a ti no se te ha asignado ningún Ángel, pues eres medio humano, tienes poder elemental en ti, eso te hace ser muy parecido a nosotros, tienes poder angelical transmitido por tu madre, pues las hadas en cierto modo son nuestras descendientes, usa el mismo con cabeza, todas las respuestas llegarán en su día, mientras estés con Josu yo os ayudaré en lo posible.- 

El Ángel Daniel dejó de brillar y plegando sus alas se fue oscureciendo y elevándose en una bola de luz hacia lo alto, desapareciendo en la oscuridad, todo volvió a ser tan siniestro como antes.

El Errante les dijo:- Pongámonos en marcha, vamos a dirigirnos hacia aquel punto de semiclaridad que hay hacia el norte, tenemos que atravesar un lugar terrible, pero ahora estamos preparados, no os defraudaré, nos espera La Tierra de la Desesperación, allí es donde moran los Duendes, allí encontraremos a Xena, ¡Vayámonos!.-

Se levantaron, cogieron sus pocas pertenencias llenas de fango maloliente, se limpiaron lo que pudieron y reanudaron la marcha, delante iba El Errante, luego Josu y en la retaguardia Antoine.

Empezaron a asimilar que esta aventura iba a ser muy larga y muy dura, pensaron en el pobre Gimmi, qué habría sido de él, que pasaría al encontrar a Xena, desconfiaban del Errante, pero no tenían otra opción que ir tras él, no había otra, pues estaban en un lugar desconocido, sin brújula, ni mapa, habían vivido una lucha increíble, se sentían un poco más protegidos al conocer al Ángel, pero la incertidumbre ante lo que venía les oscurecía el corazón, tenían que seguir adelante, así lo hicieron, pronto tendrían otra gran prueba que pasar.


Continuará...




UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 24

 

 Después de hablar el Hombre del Sombrero de Ala Ancha con el Arconte, él los miró con los ojos encendidos, como si una rabia de siglos estuviera acumulada en su ser sin haber encontrado salida nunca.

Josu y Antoine se quedaron petrificados al sentir el Poder de aquel Ser tan amenazante, no sabían que hacer, miraron a su alrededor y vieron que "El Errante" había desaparecido, los tres Hombres del Sombrero flotaban muy cerca de ellos y del Portal donde había aparecido el Arconte.

Este comenzó a salir de aquella abertura dimensional, poco a poco, como si fuera pesado el arrastrar su cuerpo, pero a la vez con una lentitud amenazante de seguridad, sabiendo que su poder era tal que nada ni nadie podía hacerle ningún tipo de daño.

Salió del Portal e inmediatamente la puerta de madera labrada se cerró, entonces cesó el viento que salía de ella, pero los nubarrones y rayos que se formaron al abrirla seguían allí, activos y amenazantes.

Josu y Antoine se sentían perdidos, Josu solo pensaba en su querida Xena, pero ya no la veía bien, ahora sentía que estaba cambiando, que su dolor era inmenso, intentaba mandarle luz, pero ya no tenía, ahora él estaba penetrando en la peor oscuridad, la interior, el miedo se estaba apoderando de él.

Antoine estaba paralizado, en su interior solo escuchaba la voz de su guía, la de su maestro Eliphas, - ¡Usa el nombre sagrado!, usa las cuatro letras del innombrable, ¡solo ellas te pueden salvar en este momento!-.

Antoine estaba sumergido en un mar de dudas, sabía lo poderoso que era ese hechizo de protección, pero nunca lo había usado, además que sabía que consecuencias podía tener el hacerlo, en siglos nadie había tenido que hacerlo, según su conocimiento, estaba expectante para ver que iba a hacerles el Arconte.

Los dos se extrañaron de la desaparición de su guía, El Errante no había dicho nada y de repente ya no estaba, maldijeron su cobardía y se sintieron engañados, las palabras que les dijo a los tres Hombres del Sombrero, quizás si fueron verdad y pretendía llevarlos a un lugar donde él se beneficiara entregándolos.

El Arconte les miró fijamente y el tiempo pareció detenerse, les dijo:- Vaya, que tenemos aquí, dos almas humanas con atributos elementales, hacía siglos que no veía algo parecido-.

Josu y Antoine tragaron saliva y se pusieron espalda con espalda, Antoine agarró el medallón del Tetragramatón y lo sujetó en su mano derecha con fuerza, rezando a sus guías interiores para que le dieran respuestas a esta tremenda prueba.

Poco a poco El Arconte se fue acercando a ellos, los Hombres del Sombrero retrocedieron y le dejaron paso, cuando llegó a un par de metros de nuestros amigos cambió su cara y de ser fiera con odio se le tornó una sonrisa benevolente y como si viera a unos viejos amigos les volvió a hablar: - Es una sorpresa encontrarse a este tipo de criaturas por estos lugares degradados, tendréis una poderosa razón para estar aquí, además por lo visto uno de vosotros debe tener un poder inmenso, sino mis criaturas sombra no me hubieran llamado, pues aún no era el momento de venir a este infecto lugar.-

-Sabéis que vais a morir, ¿verdad?, tú sabes quien soy, ¿no?- le preguntó a Antoine-.

- He oído historias sobre vosotros, Arcontes, pero nunca pensé que fueran verdadera- le contestó Antoine-.

-Pues lo son, pero no como os lo han descrito, nosotros somos los verdaderos señores de vuestro Mundo, tal y como lo conocéis.-

- Nosotros configuramos vuestra forma de vida, somos los que arrastran a vuestras almas hacia la reencarnación, somos los que hacen que limpiéis vuestro Karma, que existáis en la Tierra para seguir aprendiendo lecciones, para que avancéis en el escalafón espiritual, digamos que estáis donde tenéis que estar en la vida gracias a nuestro trabajo.-

-¡Eso es mentira!- dijo Antoine- Sois los dueños de nuestro Mundo porque nos generáis sufrimiento, os gusta nuestro mal, nos hacéis venir a la vida en situaciones horrendas, sin dejarnos avanzar hacia la prosperidad, nos sumergís en la rueda de la reencarnación sin pagar Karma, vuestras malas artes nos hacen nacer en lugares en guerra, con enfermedades, con pobreza, rodeados de la maldad intrínseca que no puede ser limpiada de la humanidad, sois vampiros energéticos, os alimentáis de nuestro sufrimiento, así ha sido siempre y queréis que todo siga igual, ahora comprendo todo lo que me enseñaron y no me tome en serio sobre vosotros.-

-Vaya, nos ha salido un "iluminado"- dijo El Arconte- 

En ese momento su armadura empezó a cambiar de color, de un negro azabache comenzó a volverse luminosa, blanca, con un brillo espectacular, comenzó a desaparecer y el Arconte fue empequeñeciendo volviéndose del tamaño de Antoine, su armadura acabó de desaparecer y se convirtió en un una túnica blanca impoluta, con un brillo fascinante que hacía retroceder a los Seres Sombra que había cerca, se alejaron hasta que no se les veía.

Aquella luz, junto con la nueva apariencia del Arconte sorprendió a nuestros amigos, fue tal el impacto que hasta el horror que habían sentido antes desapareció, inundándose de sensación de bondad, de protección, no comprendían que les estaba pasando, ya no le veían como una amenaza sino como a un Ser de luz, un maestro.

El Arconte se había transformado en una especie de monje, con una túnica blanca brillante, su pelo rubio resplandeciente, sus ojos azules y su piel pálida atraía la mirada de nuestros dos amigos, un aroma a incienso impregno el aire alrededor de ellos, la zona donde estaban espalda con espalda se iluminó con una luz tenue que dejaba ver como la hierba crecía a su alrededor, la puerta donde apareció el Arconte y alrededor de ella se llenaba de enredaderas y flores.

Se frotaron los ojos, no asimilaban bien lo que estaba pasando, si era una gran amenaza, ¿qué es lo que pasaba ahora?, ¿por qué esa transformación?, ¿qué era lo que sentían ahora?.

- Venid a mí, hijos míos, todo ha sido un error- dijo El Arconte- Vuestra aventura ha sido un despropósito, nadie tiene por que sufrir en este lugar de desventura, os habéis equivocado, si venís conmigo os llevaré a un lugar donde encontraréis respuestas.-

- ¡Quieres engañarnos!- dijo Josu, yo he venido a rescatar a mi amada hada, vosotros la tenéis presa, un amigo nuestro a sucumbido a vuestra maldad, hemos atravesado dimensiones para cumplir nuestra misión, ¡no queremos oír tus palabras!.-

Antoine también se puso a la defensiva y le dijo al Arconte:- Has adquirido una apariencia benévola para que sucumbamos a tus encantos de falso Ser de Luz, esta es la forma con la que atraes a las almas que se descarnan, te haces pasar por un Espíritu Guía y les haces volver a la reencarnación fuera del Karma, no intentes hacer que nosotros caigamos también, pues aún estamos vivos, tendrías que arrebatarnos el alma y el libre albedrío.-

- Pero, queridos amigos. contesto el Arconte- estáis equivocados, he sido llamado para recoger unas almas errantes que no pertenecían a este lugar, pero me doy cuenta que tengo algo más interesante, yo os puedo ayudar, si leéis este contrato que os voy a dar y lo firmáis os puedo devolver al Mundo en una situación muy diferente a la que teníais antes. 

Os puedo dar riquezas, poder, ser lo que queráis ser, estrellas de la música, millonarios, Reyes, presidentes de naciones, cineastas, actores, lo que penséis, puedo hacer que vuestra vida sea placentera, solo haciendo una pequeña rubrica en este pequeño papel.- 

Les enseño el contrato que sacó de su túnica, el aroma a incienso se intensificó, sus mentes empezaron a nublarse, no era tan mala proposición el cambiar de vida, después de todas las penurias pasadas, se iban olvidando de todo, se sentían hipnotizados por las palabras de aquel Ser que habían visto tan horrible y ahora parecía la Santidad en persona, estaban confundidos.

En ese momento Antoine recordó las palabras de Eliphas, las que su guía interior le sugería.- di las cuatro letras, nombra al innombrable- entonces, como si un resorte interior le dijera, ¡hazlo!, se sujetó el medallón del Tetragramatón y en un grito dijo: -¡Esta es la palabra de cuatro letras sagrada: Y H W H , las conjuro en el nombre del Creador, ¡Aparta a esta entidad inmunda de nuestro camino, danos la protección de tu poderosa acción!-.

Cuando acabó de decir estas palabras se hizo el silencio, El Arconte retrocedió y su cara se volvió otra vez a verse con rabia, sus ojos perdieron el brillo, su túnica fue poco a poco apagándose, su tamaño volvía a ser el gigantesco, su armadura volvía a aparecer en su cuerpo y todo el paisaje que había aparecido se volvió oscuro y putrefacto otra vez.

Un trueno enorme surgió en la oscuridad, no se veían rayos ni nada, El Arconte permanecía quieto, inmóvil, como si algo le hiciera retroceder.

Se dirigió a ellos y les dijo.- ¿Qué es lo que has hecho, humano?, has nombrado el nombre de Dios, no se te es permitido, has cometido un gran error, sabes que pagarás muy caro tu atrevimiento, ¡ningún humano descarnado ha podido hacer esto aquí en el Bajo Astral !, has invocado su protección, pero esta cuesta cara...-

-Arconte, yo no estoy descarnado, por si no lo sabes, mi alma está en mi cuerpo, mi condición elemental artificial me protege de este lugar, por eso no vas a poder llevarte nuestras almas, además se que van a venir a ayudarnos, he invocado ayuda y no hay más ayuda que la de El Creador, el que nunca te creo a ti, sucio Arconte, vampiro de almas- dijo Antoine.-

De repente surgió una luz a lo lejos, en las tinieblas, iba acercándose poco a poco, El Arconte miró con rabia a la misma, luego les miró a ellos, se puso en guardia y a la defensiva, Josu y Antoine no sabía que es lo que pasaba, solo veían un punto de luz que se acercaba, que iluminaba todo alrededor de él.

Vieron a lo lejos un bulto como de una persona que iba acercándose, dentro de la luz se movía alguien, pero no lo distinguían, todo estaba en silencio, los Hombres del Sombrero estaban alejados, pero se podían ver aún, El Arconte no intentaba atacar a nuestros amigos, ellos estaban expectantes viendo la luz acercarse.

Un destello increíble surgió en ese momento, les dejó a todos ciegos y en unos segundos al acostumbrarse la visión otra vez a la oscuridad vieron que había aparecido ante ellos a un Ser Luminoso muy parecido a la transformación del Arconte, pero era diferente, en vez de una túnica, llevaba un mono ceñido al cuerpo, de color blanco con un símbolo que Antoine no había visto nunca en el pecho.


 Continuará...

 

lunes, 1 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 23

 


Antoine, Josu y El Errante siguieron la senda que habían tomado los Duendes que habían secuestrado a Xena, siguieron durante mucho tiempo, a su alrededor se hacinaban montañas de insectos, putrefacción, miles de árboles secos que configuraban un paisaje siniestro, oscuro, solo iluminado por decenas de fuegos fatuos que surgían aquí y allá sin un patrón establecido, suficientes para ver las sombras y las figuras de los entes que moraban en aquel lugar.

Se sentían observados y amenazados, El Errante iba siempre delante, seguido por Antoine y Josu en la retaguardia, este estaba muy nervioso y temeroso, aquel lugar helaba la sangre a cualquiera y Josu no se destacaba por saber ocultar su miedo, cosa que Antoine dominaba a la perfección, de Errante no se podía saber, pues su hierático rostro no transmitía emoción ninguna al hablar, era serio y recto como una estatua que se moviera.

-Mirad hacia vuestra derecha- dijo El Errante -Contemplad la concentración de Espíritus burlones que hay en ese lugar. 

Miraron hacia donde les dijo y vieron una especie de agujero en el suelo putrefacto más oscuro que la propia oscuridad, alrededor de él, como siguiendo un vórtice de viento introduciéndose en el mismo habían Seres parecidos a las Sombras, pero de un color marrón grisáceo, con un gorro como de bufón en la cabeza, mirada siniestra con las cuencas de los ojos vacías, estaban danzando alrededor de aquel negro agujero, saltaban y se dejaban arrastrar hacia el mismo, desapareciendo en su interior.

-Estamos contemplando una sesión de Ouija, queridos amigos- dijo El Errante- Este es el aspecto real de aquel mal llamado juego, gracias a las invocaciones de los desprevenidos humanos que usan este método de contacto "espiritual", atraen con ellas a estos seres degradados que usan la telepatía para hacerse pasar por sus familiares o espíritus conocidos, dando malos consejos, dejando entrar a la energía negativa de los Seres Sombra, provocando en las personas sensitivas que luego tengan la llamada "Parálisis del Sueño", haciendo que la locura, el malestar y las malas vibraciones derivadas a la mala suerte entren en sus vidas, a la vez alimentándose de su malestar, provocado por ellos-.

Antoine y Josu se quedaron estupefactos al ver la realidad que aquella práctica provocaba en aquella dimensión, y las consecuencias que traía.

Se alejaron de aquel lugar y siguieron adelante, guiados por El Errante llegaron a un lugar que estaba extrañamente seco, allí no había fango, el olor era más tolerable, era un descampado bastante grande, en medio del mismo había una plataforma con una puerta con un marco de piedra en medio, la puerta era enorme, tendría unas dimensiones de unos seis metros por tres de ancho, parecía de madera labrada, con unas incrustaciones de un metal parecido al plomo, en la misma había unos símbolos escritos en un lenguaje que ellos nunca habían conocido.

Se pararon junto a la puerta, no tenían ni idea que hacía allí en medio de la nada este objeto tan desubicado, aparentemente no llevaba a ningún sitio, además estaba cerrada.

-Estamos en uno de los pórticos donde descienden los seres más temibles que visitan el Bajo Astral- dijo El Errante- debemos alejarnos rápidamente de aquí, nunca se sabe cuando pueden venir, son imprevisibles-.

-Pero, ¿de quien se trata?, Errante,¿por qué temes tanto a estos seres?- dijo Antoine.

-Este es uno de los Pórticos donde los Arcontes atraviesan las dimensiones para venir aquí, a la más cercana a la vuestra, Antoine, estos seres son ultra poderosos, son lo más parecido a un Dios, son los que actualmente dirigen casi todo el destino de la humanidad, pues no pueden hacerlo del todo al tener vosotros el Libre Albedrío que se os otorgó al nacer-.

-Ellos son llamados por  los Seres Sombras para que vengan a recolectar la "cosecha" de almas perdidas, de los que no saben que han muerto, de los que se han suicidado y de los que han cruzado el umbral sin ver la luz, entonces vienen, atraviesan el pórtico escrito en Lengua Angelical y disfrazados de Seres de Luz engañan a las almas desprevenidas, desesperadas por ver la Luz, sin saber que la verdadera Luz aún queda muy lejos.

Para suprimir el libre albedrío de las mismas les hacen firmar un contrato, les dicen que van a ir a un sitio mejor, pero es entonces cuando los devuelven a la rueda de la reencarnación sin Karma, la que hace que vuelvan a existir en vidas desgraciadas, las que generan gran sufrimiento en estas almas, con ese sufrimiento los Arcontes darán de comer a sus esbirros Sombra y se alimentaran ellos, haciendo que la humanidad no transcienda, no cambie, ellos son los que proporcionan la tecnología bélica a los humanos, con sus inspiraciones a los genios, ellos inspiraron a Einstein, a Oppenheimer, a miles de científicos que descubrieron muchas cosas "por casualidad" que derivaron al final en la energía nuclear y por ende el armamento atómico, con el lograron abrir el Pórtico más grande que se hubiera visto nunca, ahora ya pueden instalarse aquí, de hecho ellos son los que realmente dirigen vuestro mundo, vuestra política, tan nefasta e incoherente con vuestra humanidad, así poco a poco se irá degradando hasta conseguir que ella misma se destruya, este es el objetivo de estos Seres Increados, los enemigos de Gaia, de Dios-.

Antoine y Josu no salían de su asombro ante lo que El Errante les estaba contando, para Antoine este discurso se hizo familiar, pues cuando estaba en la logia muchas veces de había hablado de la posibilidad de que Seres Superiores estuvieran dirigiendo los gobiernos en la Sombra, pero no se les daba un nombre, ni una ubicación, ni cómo podían hacerlo, ahora lo sabía y estaba realmente aterrado ante la magnitud de esta situación y lo pequeño que era él para poder afrontar algo así.

Quisieron seguir después de ver aquel Pórtico en medio de la nada, pero empezaron a escuchar susurros en la oscuridad y a ver movimiento alrededor de ellos, la luz de los fuegos fatuos no daba para distinguir lo que había, el medallón de Antoine parecía tampoco ser suficiente para iluminar más allá de cinco metros, los tres compañeros se juntaron de espaldas para protegerse de aquello que fuera lo que había allí.

Se situaron a un lado de aquel inmenso Pórtico, se sentían asediados por algo desconocido, una pesadez tremenda parecía posarse sobre sus hombros, la Oscuridad les estaba invadiendo cada vez más.

Antoine se aferraba con todas sus fuerzas a su Tetragramatón, su luz parecía no ser suficiente para ver la auténtica amenaza que tenían delante, en su interior invocó al espíritu de su maestro en la Logia, su nombre era Eliphas, le rogó que le inspirara como poder salir de aquello, nunca se había enfrentado a tanta oscuridad, en ello estaba cuando Josu le agarró el brazo y le dijo: -Antoine, creo distinguir entre medio de este caos de Sombras, espectros y desencarnados a tres figuras que me son familiares, ¡mira hacia allí delante!- Parecen tres Sombras con Sombrero, dijo Antoine, -¡Maldición, deben de habernos seguido el rastro y ahora estamos a merced de su negatividad!-.

El Errante se irguió con aire altivo y les dijo a nuestros amigos:- Josu, Antoine, poneros detrás de mí, voy a intentar dialogar con estos seres, a veces se les puede desviar la atención, quizás si lo conseguimos podremos abrir una brecha de luz y huir a través de ella a otra parte de este Limbo Astral, seguidme la corriente-.

Los tres Hombres del Sombrero se situaron delante de ellos, con una voz gutural, el del sombrero de Ala Ancha les dijo: -Habéis osado entrar en nuestro reino, aquí no sois bienvenidos, lo que queréis conseguir os va a ser imposible, ya habéis perdido a uno de vosotros, el Hada ya es nuestra y servirá a nuestra causa, la vuestra ya está perdida, nada os va a salvar-.

- Mi señor Sombra- dijo El Errante- Me conocéis desde hace siglos, nos hemos encontrado varias veces en esta desolación, no desconocéis que mi trabajo consiste en sacar almas de este lugar, pero también es verdad que aquí os sobran, la humanidad está perdida y nunca os va a faltar alimento, ¿qué ganancia vais a obtener de un joven enclenque y un aspirante a mago de medias tintas?- Yo también necesito realizar mi trabajo, ¿no os ha bastado obtener a dos nuevos esbirros, uno por la fuerza y otro por la oscura magia de vuestras vibraciones?, ha estos dos "desgraciados", esto entre nosotros, los voy a guiar a la tierra de la desesperación, pues han entrado sin permiso, ese es su castigo, como debéis saber bien-.

Josu y Antoine no daban crédito a lo que El Errante estaba diciendo, ¿los estaba traicionando?, ¿era una estratagema para poder ganar tiempo?, o en verdad estaban vendidos a estos seres malignos.

El Hombre del Sombrero se adelantó hacía el Errante, el hedor que emanaba era insoportable, su visión espeluznante puso los vellos de punta a nuestros dos amigos humanos, se sintieron pequeños ante esta visión.

-Gusano Errante, no intentes engañarnos, sabemos que estás ayudando a estos seres, su vida refulge en este lugar sin esperanza, atraen a los espectros como las bombillas encendidas a los insectos, tu interés en ayudarles no es fortuito, sabes que así podrás ascender a la Luz un poco más, pues aún tienes que purgar muchos errores, aunque es posible que este sea tu último acto en este lugar y las demás dimensiones, ¡te vamos a aniquilar!, no mereces otra cosa, Errante-.

El del Sombrero de Ala Ancha alzó los brazos y en una lengua extraña empezó a invocar a alguien, en un momento fue formándose un vórtice negro más oscuro que la propia oscuridad alrededor del Pórtico.

Un viento huracanado fue alejando a todas las Sombras que pululaban por alrededor dejando el descampado vacío, el ruido era insoportable, extrañamente los tres Hombres del Sombrero permanecían estáticos, inamovibles delante de ellos, amenazantes, mientras que detrás de El Errante estaban Antoine y Josu, ya no se sentían protegidos, Antoine rezaba y pedía instrucciones a su guía, Josu solo pensaba en Xena y en su amor, no le quedaba otra, pero ahora no podía verla en su burbuja protectora de amor y luz, la estaba perdiendo, su corazón se helaba con la oscuridad.

Un trueno como nunca habían oído en su vida Antoine y Josu sonó en aquel lugar, miles de rayos iluminaron entonces todo los alrededores, un olor a quemado inundó la zona y vieron como todos los rayos confluían en el Pórtico, las letras del idioma extraño de aquel portón se iluminaron y una grieta luminosa empezó a abrirse a la vez que él mismo. 

El Hombre del Sombrero de Ala Ancha llamó a sus dos acompañantes, los tres alzaron los brazos y a la vez invocaron otra vez en aquel idioma extraño, el Portón se abrió de par en par y una luz tremenda salió de él, poco a poco fue apagándose hasta quedar un pasillo de luz negra de la cual salía un viento helado.

El huracán de antes se paró y se hizo el silencio, solo roto por el aire que salía de aquella enigmática puerta dimensional, su luz negra no dejaba ver el interior, pero se intuía que algo venía a través de él.

Antoine empezó en ese momento a recibir un pensamiento en su mente, le decía que tenía que pronunciar el nombre sagrado de cuatro letras cuando se viera perdido, el Tetragramatón le haría saberlas, les daría poder, ellas eran la clave de la salvación en este momento.

Los tres espectros estaban delante de nuestros amigos, El Errante quedó callado, con un terror que ahora si se reflejaba en su rostro, nuestros amigos quedaron estupefactos ante aquello que venía, se temían lo peor, en ese momento se confirmó.

Un gigante de unos tres metros, con una armadura de color negro, con la piel blanca como la leche, los ojos de un color azul intenso, el pelo largo, rubio, musculoso, con símbolos escritos igual que los que habían en el Portón, grabados en la armadura, salió de aquella grieta de luz negra, con voz atronadora preguntó:- ¿Quién ha osado llamarme?- Aun no era el momento de venir a recolectar, espero que haya sido por una buena razón-.

-¡Es un Arconte!, dijo El Errante, estamos perdidos, ¡nada ni nadie puede detener a este ser adimensional, pues no existe como tal, es solo un holograma de energía densificada, nada le puede dañar!, es la primera vez que veo uno, ¡nada se de como luchar o huir de él, es lo más parecido a un Dios!

-Amo, estos seres quieren arrebatarnos nuestro trofeo elemental, están aquí sin permiso, son los que han sido elegidos, entre muchos por los seres Elementales inferiores para dar a conocer nuestra existencia y dar un mensaje a la humanidad para prevenirla, con este conocimiento podemos perder muchas cosechas de almas, por eso le he llamado, quiero que les haga sufrir y mueran aquí para arrebatarles su alma, aunque tienen ahora condición elemental, no le será difícil, uno es un mago, el otro es sensitivo, son una amenaza, ya saben demasiado-.

 

Continuará...