domingo, 28 de abril de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 26

 


Se pusieron en marcha hacia el lugar donde El Errante les dijo que había visto un campamento de Duendes, por lo visto se iban acercando a un lugar aún más oscuro que el resto de los que habían recorrido en esta extraña tierra, poco a poco, paso a paso iban sintiendo un desasosiego interior que no sabían explicar, los tres iban callados, como autómatas dirigiéndose a un puesto de trabajo aburrido y sin sentido.

- ¡Errante!- dijo con voz autoritaria Antoine- quisiera saber si no nos llevas a una trampa, ya no confío en ti como antes, espero que tu desaparición no haya sido ocasionada para entregar nuestras cabezas a algún "amigo" tuyo de este pestilente lugar-.

-No debes desconfiar de mí, Antoine, estoy aquí para ayudaros, lo que les dije a los Seres Sombra era una estratagema psíquica que quise probar para ganar tiempo y poder ayudaros a escapar, pero no dije tampoco ninguna mentira, si os dais cuenta cada vez está todo más oscuro, seguro que sentís una opresión en el pecho y una congoja en vuestro interior, eso es provocado por este lugar, estamos entrando en lo que se conoce como "La Tierra de la Desesperación", aquí es donde moran las almas de los que se aferran a su existencia terrena movidos por lo material, por lo sentimental y por el egoísmo, almas que aun no saben que están muertas, que están desencarnadas, se aferran al dinero, a su profesión, a su dependencia emocional de otras personas, entonces quedan encajonadas en una especie de holograma tridimensional que se configura como su casa, como su oficina, como su cuarto, incluso se recrea su situación sentimental en ese mismo holograma que es proyectado en el interior de sus hogares en vida, manifestándose como espectros siguiendo siempre el mismo patrón, apareciendo y desapareciendo representando siempre su mismo papel, de avaricia, de obsesión laboral, de desesperación por lo material, en un bucle sin fin, hasta el final de su ciclo de purga.

Ahí es donde entran los de mi misma condición, somos enviados por "Ella" a rescatar estas almas, pero no sin riesgo, pues es tanta la influencia negativa de las mismas, que es posible que podamos impregnarnos de su desesperación y quedar atrapados en uno de sus hologramas energéticos tridimensionales-.

Josu se quedaba boquiabierto al escuchar al errante, Antoine pensativo le preguntó: - ¿Y por qué viven aquí los Duendes?, tengo entendido que antes eran elementales como Gimmi y Xena-.

-Verás Antoine, Josu, los Seres Elementales son seres sin alma, no pueden entrar en esta dimensión, y si lo hacen inmediatamente son poseídos por un sucedáneo de alma que se forma en su interior llamado Daemon, o si os suena el nombre, lo que vosotros llamáis Demonios, que no son otra cosa que un alma celestial caída, una especie de ángel oscuro, desterrado del Astral, venido a menos en esta tierra de Desesperación, donde su misión es recolectar el sufrimiento y purgarlo hasta que se limpie del todo en cada espectro, en cada alma condenada por ella misma.

Pero esto no es el infierno, no penséis eso, el Infierno está muy lejos y a la vez muy cerca, pero ese es otro tema del que hablaremos más adelante, queridos amigos Antoine y Josu-.

-Los Duendes son Daemons, son los Demonios más simples de toda la creación, hace milenios solo existían en el Mundo lo que vosotros denomináis Ángeles, enviados por "Ella" o "El", pues el concepto de Dios no tiene género, es algo mucho más complejo, ellos eran los trabajadores de la Creación, pero como todos sabéis hubo una revuelta en el principio donde uno de esos Ángeles quiso usar el poder que se le otorgó para ser también creador, pero se dio cuenta que no podía crear, solo cambiar, pues la ley de la materia dice que no se crea ni se destruye, ya fue creada una vez y ya no se puede volver a crear, solo se puede transformar.

Este Ángel se dio cuenta de su poder y lo empleó en cambiar a su antojo a muchos de sus hermanos energéticos, entonces creo una raza de Daemons contrarios a la naturaleza de su creación, los volvió rebeldes contra ese "Dios" "Ella", este al sentirse ofendido y desafiado, ordenó a todas sus huestes que fueran a capturar al "convertido" en Daemon, a todos sus seguidores, expulsándolos del Astral y relegándolos a otras dimensiones, incluida la terrena, la vuestra en donde viven camuflados en vuestros dirigentes y poderosos, cambiando de envoltura humana, pero siempre son los mismos.

Este Ángel Luzbel se escondió en lo profundo de vuestro mundo, solo saldrá cuando vea que tiene oportunidad de convertir a todas vuestras almas en Daemons a su servicio, pero tiene seria competencia con los Arcontes y los Seres Sombra, entre ellos hay una guerra oculta, eterna, que nunca se resuelve-.

-Sin embargo, en el principio de la Rebelión de Luzbel, hubo una serie de Ángeles que no quisieron tomar partido de su causa, ni de la de "Dios""Ella", sintieron que pertenecían a ninguno de esos bandos, se quedaron neutrales, entonces Gaia, que necesitaba quien le hiciera el trabajo, reclutó a estos seres de energía para que hicieran todo su cometido en la Tierra, se los trajo y los convirtió en lo que denominamos Seres Elementales, los fundió con los cuatro elementos y los relegó a realizar las tareas que la naturaleza hace para darle vida al Planeta Tierra-.

-Por lo tanto, los Duendes son también una especie de elemental-ángel degradado que vive en esta dimensión par perturbar a los seres humanos, atormentarlos en sus propias casas y aprovechar la locura que provocan con sus actos, alimentándose de esas emociones-.

Antoine y Josu estaban alucinando con las revelaciones de "El Errante", no sabían que decir pero Josu le preguntó:- ¿Por qué cuando intentabas negociar con los Seres Sombra me has llamado Sensitivo?-.

-Verás Josu, tu energía te delata, eres un ser humano, ahora con condición elemental, pero como tienes alma puedes permanecer en esta dimensión sin degradarte. Te llamé Sensitivo porque tienes la capacidad de ver las almas de los desencarnados, aunque no te hayas dado cuenta aún, así como de los Seres Elementales, espíritus burlones e incluso Demonios, tienes esa capacidad innata.-

-Por eso contactaron contigo para venir a ayudar a los Elementales, buscan a personas como tú, para poder hacerse ver y a magos como tú, Antoine, para que les ayuden en su misión, en salvar a Gaia.-

Todas estas cosas estaban dejando en shock a nuestros amigos, pero enseguida dejaron de hablar al sentir la pesadez que este lugar les estaba poniendo encima de los hombros, no sabían que les pasaba, se empezaban a sentir tristes, agobiados, ansiosos y no sabían el por qué.

-Quiero que miréis de reojo a vuestros lados, mirad la oscuridad- dijo El Errante- vais a ver la razón por la que este lugar se llama "La Tierra de la Desesperación".

Miraron como dijo El Errante, veían de refilón a cada lado de su camino como cubículos de cristal transparente representado escenas en casas, unos con dormitorios donde habían gente agonizando en su cama, otros con escaleras bajando y subiendo personas, tropezando en las mismas, cayendo en golpe mortal, repitiéndose en bucle, asesinatos en casas, acciones cotidianas como abrir y cerrar puertas, todas encerradas en cubos como de cristal que se retroiluminaban hacia el suelo, el Errante entonces dijo:- Estos son los hologramas de los que os hablé antes, se proyectan en vuestro mundo como bucles de espectros que pululan sin fin, asustando, creando malestar y haciendo que las casas se vuelvan embrujadas, así extraen los Duendes y Daemons la energía negativa que necesitan para existir en esta dimensión.-

Antoine y Josu quedaron aterrados al ver la perversidad de este lugar, nunca habrían imaginado este sufrimiento, ahora sabían el porqué de los llamados fantasmas, era impresionante.

Atravesaron aquel lugar y llegaron a un gran claro abierto, apenas iluminado por algún fuego fatuo o luz retroiluminada de algún holograma espectral.

Vieron a lo lejos una especie de fuego azul, con humo denso, negro como el azabache.

-¡Allí está el campamento Duende!, posiblemente tengan allí a vuestra hada- dijo El Errante-.

-Vamos a acercarnos sigilosamente, Antoine, te sugiero que escondas tu medallón luminiscente, nos pueden descubrir.-

Fueron arrastrándose por el putrefacto suelo hasta que llegaron a unos cincuenta metros del campamento, habían allí unos treinta Duendes que danzaban alrededor del fuego azul que emitía ese humo denso.

Al lado de la fogata fatua vieron una gran jaula, en su interior, con apenas nada de luz vieron a la pequeña hada Xena arrodillada, con las manos en la cara, su traje plateado se había vuelto de color negro,, su pelo había oscurecido hasta el azabache, su tiara era de un rojo iridiscente, como de fuego y los Duendes no hacían más que danzar y danzar alrededor de ella y el fuego, en completo silencio, sin hacer ningún ruido, solo el sonido de sus botas y el crepitar de aquel extraño fuego.

Uno de los Duendes se acercó a la jaula donde estaba Xena, o lo que quedaba de ella, porque Josu ya no la reconocía, abrió la jaula y con un movimiento lento Xena se fue incorporando, su cuerpo empezó a adquirir más tamaño, sus ojos estaban encendidos, de un color rojo intenso, con una luz espectral desplegó sus alas de mariposa, ahora convertidas en una especie de ala membranosa, parecida a la de los murciélagos, su cuerpo tenía un traje ceñido, dejando ver toda su anatomía elemental, pero ahora era oscura, toda vestida de negro, con su iridiscente y rojiza tiara en el pelo azabache; se elevó del suelo alzando los brazos y entonces una voz proveniente de un Duende dijo: - He aquí a nuestra nueva señora de la Oscuridad, viniste de la Madre Tierra, ahora te has convertido en nuestra madre, la Madre Oscuridad, tú seras nuestra guía, nos revelarás los secretos de las hadas, nos llevarás a ellas y robaremos su poder, así este lugar será aún más sombrío y decadente-.

Nuestros amigos estaban escondidos viendo el horrible espectáculo, Josu no pudo aguantar las lágrimas y se echó a llorar en silencio, su pena era inmensa, ¿qué le habían hecho a Xena?, ¿Por qué?, ¿cómo iban salvarla? ¿podrían?, era un mar de dudas. Antoine estaba muy deprimido por la visión y no se le ocurría nada, El Errante, agazapado delante de ellos les hizo la señal de silencio, entonces vieron como en un segundo todos los Duendes miraban en su dirección, se quedaron petrificados, los Duendes se pusieron a correr hacia ellos, Xena desplegó del todo sus nuevas alas y con un movimiento rapidísimo alzó el vuelo hacia nuestros amigos, se sentían perdidos, no sabían que poder hacer, estaban rodeados y solo eran tres, considerando que El Errante les ayudara a luchar.

Antoine no se lo pensó, sacó su medallón, pero se dio cuenta que ya no brillaba, estaba apagado, miró hacia arriba y vio encima de él a Xena, con los ojos rojos brillantes apuntando a su pecho, lanzando un rayo del mismo color al centro de su medallón, el mismo empezó a quemar y con un movimiento reflejo Antoine se lo quitó, ahora ya no estaba protegido, se sintió pequeño e indefenso.

Josu vio la escena y con un salto se puso delante de Antoine para intentar protegerlo, los Duendes estaban a punto de alcanzarlos, no tenían escapatoria, habían caído en una trampa, El Errante había desaparecido otra vez, ahora estaban seguros que él les había llevado a esta emboscada, maldijeron su suerte y rezaron a sus guías interiores, ahora ya ni las cuatro letras sagradas podrían hacer nada, estaban realmente perdidos.


Continuará...



2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bueno, don Juan Manuel. Nos mantienes en la tensión propia de un relato de fantasía, terror y misterio.

Juan Manuel Mas dijo...

Muchas gracias, seguimos en el camino