domingo, 11 de febrero de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 18

 

La bella hada nocturna Aine se puso seria mientras estaba dando su discurso en las sillas de piedra donde estaban sentados Gimmi y sus compañeros, con aire solemne les dijo:- Todo lo que voy a contar sobre nuestro pueblo va a ser escrito en el libro que le dejaste al Fauno, el Codex Elementaris, pues os voy a revelar para la posteridad la verdad que debéis conocer sobre las hadas, conocimientos que debéis llevar en vuestro corazón, ellos os harán comprender mejor el mundo donde vivís, comprenderéis la magia y las energías que os rodean, somos depositarias de esta sabiduría y queremos compartirla después de siglos de silencio, a pesar de haberlo dado a varios de vuestros congéneres en ocasiones, nunca ha transcendido lo suficiente para que logremos un cambio a mejor en esta dimensión, vosotros, junto con los demás que estamos formando en el planeta sois nuestra última oportunidad antes de la "Entropía elemental", de la cual hablaremos más adelante.-

- Las hadas aparecimos gracias a vosotros como hemos comentado antes, pero lo que no sabéis es que estamos hechas en parte de vuestros elementos, junto con la energía de la tierra y la magia elemental, podemos interactuar con vosotros en igualdad, lo cual quiere decir que existen hadas conviviendo con vosotros, ellas han elegido unirse a seres con alma para coexistir e incluso tener relaciones íntimas y engendrar hijos, podemos hacerlo, de hecho lo hemos hecho siempre, aunque en contadas ocasiones, somos en parte también humanas, pero solo adquirimos el alma trascendente cuando nos unimos en igualdad de condiciones con seres humanos, el amor nos concede esa alma, la cual deseamos para poder transcender en el tiempo, por alguna razón Gaia nos ha permitido habitar de esta manera también con nosotros, solo con la condición que en algún momento lejano de la relación debemos volver a nuestra verdadera naturaleza elemental, para no volver con la persona amada, puede parecer triste, injusto, pero debemos hacerlo porque nuestra materia solo dura unos años densificada, luego tenemos que regresar a nuestra dimensión para regenerarnos en la magia y la fuerza de la naturaleza, a cambio os entregamos descendencia.-

-Muchos de los sabios, magos, hechiceros, reyes, emperadores y gente que ha destacado en vuestro mundo, realizando proezas, descubrimientos y haciendo que cambiaran cosas para vuestra historia son hijos de hadas, cuyos padres se enamoraron de ellas en lo profundo de los bosques, de las montañas, de la noche estrellada en sitios solitarios, sintiendo amor mutuo entre ellos, pues a las hadas nos gustan los hombres, debemos protegerlos, aunque nos estén haciendo daño en multitud de ocasiones, somos las intermediarias entre el reino de la magia y el físico, denso de la Tierra, de Gaia.-

La luz que Aine emanaba con su traje plateado, su tiara de plata y su cinturón de cristal se volvió más intensa, con un movimiento alzó sus brazos y mirando a Antoine le dijo:- Antoine, quiero que mires en tu interior y pienses en estos momentos en tu madre, visualiza su rostro, sé que hace muchos años desapareció, sé que llevas esa carga de tristeza por no saber el motivo por el que se fue, quiero que pienses en ella, cierra los ojos y respira lentamente, cuando yo te diga, ábrelos, tengo una sorpresa para ti.- 

Antoine cerró los ojos y pensó en su madre, era morena, con el pelo castaño, siempre recogido en una trenza que graciosamente se peinaba, sus ojos eran color miel, su rostro era armonioso, tenía una nariz respingona y sus labios eran carnosos, su piel oscurecida por el sol de Argelia le daba un aire árabe, ahora recordaba su voz, pero desapareció cuando él era un niño de apenas trece años, sin saber por qué un día se fue al colegio, antes de salir vio a su madre en la cocina y le dijo: - Mama, me voy a la escuela, pronto empezaré el instituto y quiero aprobarlo todo.- Ella con voz dulce le dijo:- Muy bien, Antoine, quiero que sepas que te quiero mucho, que siempre te querré, a pesar de lo que pasé, siempre estaré contigo.- con un beso en la frente le dio su bocadillo y le soltó.  Antoine se quedó pensativo ante estas palabras en aquel entonces, pero se fue contento, por la tarde cuando regresó ella había desaparecido, a pesar de buscarla la policía y cientos de obreros de su latifundio, no la encontraron.

El llevó esa pena desde entonces, sin saber nunca que había pasado, su padre cayó en una tristeza inmensa, pero se resignó y como si supiera secretamente la verdad de su desaparición nunca más volvió a nombrarla, volvió a casarse con otra mujer que a Antoine nunca agradó, pero la aceptó, se hizo hombre y se fue a Francia a cursar sus estudios.

Aine, resplandeciente con su luz lunar con un tono sereno y dulce le dijo a Antoine:- Puedes abrir los ojos Antoine, hay alguien que ha venido a verte.- abrió los ojos lentamente y ante sí se presentó un hada resplandeciente, con un traje de color dorado, como la arena del desierto, llevaba una corona de rama de olivo en la cabeza, tenía una trenza de pelo castaño muy hermosa, sus ojos eran color miel, sus labios carnosos de un rojo intenso, su nariz respingona, tenía el rostro de su madre, no había cambiado nada como él lo conocía,  hacía treinta y seis años que no lo veía. 

Antoine se quedó atónito, aquella hada era su madre, Brigitte era su nombre, él creyó siempre que era francesa, pero por lo visto estaba equivocado.

Brigitte alzó los brazos y fue a darle un abrazo a su hijo, Antoine no pudo evitar las lágrimas en ese momento, nunca hubiera esperado encontrarse de nuevo con su madre, pero allí estaba, era real, la veía tan hermosa, tan viva, tan luminosa, con su piel morena, su cabello castaño precioso y su rostro angelical, el cual casi había olvidado.

Brigitte le dijo:- Bienvenido hijo mío, no creas nunca que te dejé sin pena, pero debía irme, ya no podía estar más en vuestro mundo, Gaia me dio esos años para disfrutarlos contigo y con tu padre, pero debía volver a esta dimensión, mi materia se iba diluyendo y volvía a ser elemental, quiero que sepas que te he seguido en la distancia, que te he ayudado en muchas de tus decisiones y he estado ahí en otro plano, en el plano que las hadas tenemos asignado para ayudaros, nunca te he olvidado, hijo mío.-

-Ahora vivo aquí, cumplo mi misión en la naturaleza, son un hada diurna, mi misión es velar por las criaturas de los desiertos, ordenar la arena en la formación de las dunas, dirigir el viento para que modele el paisaje y limpie la atmósfera del mismo, esa es la tarea que tengo asignada, pero siempre conecta una parte de mí con tu ser, creo que siempre lo has notado.-

Antoine la apretaba con fuerza, en su actual condición era como ella, podía tocarla, besarla y abrazarla, eran iguales, a pesar de que sabía era temporal, pero su alegría se desbordó al saber que su madre no había muerto, que era un hada, que se había ido, que ahora se habían encontrado en esta extraña aventura.

Ari viendo como se iba desarrollando los acontecimientos ordenó al resto de las hadas que se fueran dispersando, les dijo a Gimmi y a Josu que dejaran solos a Antoine y Brigitte, pues seguramente tenían mucho que hablar, les invitó a que la siguieran, pues les dijo:- Venid, vamos a reponer fuerzas, hemos preparado un banquete en vuestro honor, lleváis mucho tiempo sin comer, pues nosotras al igual que vosotros Gimmi, también debemos alimentarnos, más tarde nos seguirá Antoine y Brigitte, no temas Josu, te va a gustar.-

Josu vio como Xena se alejaba al ordenarla Ari que abandonaran la reunión, pero mientras la miraba ella se giró y le guiño el ojo con aire juguetón, a él le dio un vuelco el corazón y su pecho se hinchó de alegría, parecía ser que también le gustaba a Xena, igual era correspondido, su mente iba a mil, ya no pensaba en la aventura fantástica que estaba viviendo, ahora solo veía el rostro de Xena, nunca le había pasado con ninguna chica, pero claro, todas las que había conocido eran humanas, un hada era otra cosa.

Se dirigieron a una zona de la cueva donde había situada una mesa inmensa, llena de sillas plateadas, en ella había todo tipo de frutas, verduras, frutos secos, setas cocinadas, todos alimentos de origen vegetal, muchas de ellas ni siquiera sabía Josu qué eran, pues parecían bayas, frutos del bosque desconocidos, algunos brillaban en la penumbra, otros eran de colores extraños.

Ari le dijo a Gimmi y Josu que se sentaran a su lado en la mesa, estaban convocadas todas las hadas que en aquella cueva habitaban.

Poco a poco fueron llegando decenas de hadas que se iban sentando en aquel banquete, Ari, Aine y otras hadas se sentaron en un extremo de la mesa, luego llegó Xena y con un ademán de alegría le dijo a Josu:- Puedes sentarte aquí, a mi lado, Gimmi a continuación y dejaremos estos dos sitios libres después de él para tu amigo Antoine y Brigitte.-

Josu asintió casi sin palabras, pues no pensaba que Xena le iba a hablar de esta manera tan directa después de que se le notara que le gustaba, aunque claro, no sabía cual era la psicología de las hadas, pensó que lo mejor era dejarse llevar y vivir el momento de alegría que la vida o la vivencia extraña que estaba teniendo le brindaba.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Para estar escribiéndolo y publicándolo por capítulos, enlazas muy bien la trama. Enhorabuena, amigo. Este me ha gustado mucho, tanto el relato como la forma de escribirlo.