domingo, 26 de noviembre de 2017

MÁS SOBRE "EL REFUGIO INTERIOR"




Ya llevo bastante tiempo sin hablar del cáncer en este blog, aunque muchos de mis escritos y el leit motiv de este blog fue en un principio hablar de la enfermedad, pues uno de los objetivos de estos escritos era dar a conocer mi experiencia con la misma y hacer como una especie de diario público en el que poder plasmar mis pensamientos, mis reflexiones y poder ayudar también a quien lo leyera. 

Aunque el blog ha derivado en muchas otras cosas, gracias a él pude construir mi libro "De eso se trata la tormenta" en donde relato mi paso por la enfermedad y todo lo que aprendí de ella.

Hace ya años publiqué aquí un artículo denominado "El Refugio Interior" donde hablaba de que los seres humanos a veces tenemos que pasar por situaciones críticas, ya sean enfermedades, muerte de un familiar, falta de trabajo, depresiones producidas por estas situaciones, etc, y qué en muchas ocasiones se podían aliviar creándonos mentalmente lo que yo denomino "El Refugio Interior", un lugar hecho en nuestra mente donde nos alejamos de todo el dolor, de todo lo que nos hace daño en nuestro exterior, aunque el dolor sea físico, como por ejemplo, el pasar por una quimioterapia o un tratamiento médico duro, podemos alejarnos de nuestro propio cuerpo creando una dimensión mental en la que nos refugiemos durante los peores embistes de dolor o de malestar. 

Es fácil decir "hazte ese refugio", es algo muy difícil pero ,según mi experiencia yo logré hacerlo cuando estaba en los peores momentos de mis tratamientos de quimioterapia, pues cuando me sentía tan débil, con dolor, envenenado por los químicos a los que me sometían, me ponía a pensar en mi infancia, en los momentos felices, los cumpleaños, riendo con mis padres, con mis hermanos, los juguetes en los días de reyes, el turrón en Navidad, el frío cuando iba al colegio, la lluvia, las estrellas, las tardes larguísimas del verano, las vacaciones, el sol, las piscinas, el mar, la playa,todo lo que me gustaba y pasaba horas pensando en eso, en las conversaciones con mis amigos, en los tiempos de adolescencia, en el amor, en la vida que todos consideramos "normal" pero que cuando estás en estos trances dolorosos echas tanto de menos y te es tan ajena, pues tu vida está trastocada, está dirigida por otras circunstancias "no normales" que hacen que sufras y que estés agobiado.

Quizás esto sea un tipo de meditación al estilo zen o como hacen los budistas, alejarte de ti mismo, refugiarte en tu mente o en tu espíritu, valorar lo bueno que has tenido y que ahora no puedes disfrutar, pero quizás al verlo todo desde fuera, sin poder tenerlo, aprendamos a saber lo que queremos y lo que nos hace bien o lo que nos hace mal, así podemos luego, cuando salgamos del trance, dirigir nuestras vidas hacia un mejor camino.

Cuando hablo con alguna persona enferma y me cuenta lo mal que lo está pasando, o los problemas que tiene, la mayoría de veces me siento impotente por no poder ayudar de forma efectiva, por no poder arrancar la enfermedad de ella y decirle que todo va a ir bien, aunque lo diga, pues a veces es muy fácil decirlo, pero todos sabemos que pasar por un cáncer o cualquier enfermedad grave y mortal es algo muy duro y solo sabe el dolor que se pasa, el malestar y la incertidumbre aquel que lo tiene y sus familiares, que pasan la enfermedad con él.

A veces decirle a una persona que sea positivo y que todo va a ir bien no es lo mejor que se le puede decir, a veces simplemente escuchándola y empatizando con ella simplemente con un abrazo o diciendo que estamos ahí para lo que necesite, es suficiente, pues no siempre se puede ser positivo ni estar con la sonrisa en la cara cuando se está mal, a veces hay que expresarlo, soltar la rabia, el temor, la frustración de verte así y no poder hacer nada más que aguantar para intentar superarlo.

Siempre aconsejo a quienes están enfermos y tengan que pasar por momentos duros que se creen su "Refugio Interior", que busquen ese hueco en su espíritu donde estar en las horas duras, es algo necesario y bueno, pues cuando estamos allí nada nos puede hacer ya daño, salimos de lo físico y entramos en lo mental, en lo mental todo es posible, y a partir de ahí podemos buscar la fuerza necesaria para poder curarnos, hacer emerger nuestra energía curativa, que todos tenemos hacía la dimensión física, a través de la mental, vale la pena intentarlo.

Si no disponemos de ese espacio mental, de ese refugio, nuestro dolor físico o espiritual pueden oscurecer por completo nuestra vida y entonces perderemos todo lo que fuimos y lo que vivimos, recordar lo bueno, incluso lo malo, lo que superamos, lo que hicimos y lo que nos queda por hacer hace que tengamos voluntad, que superemos obstáculos que nos parecen imposible de superar, pero somos más fuertes de lo que pensamos y solo sabemos lo fuerte que somos cuando ser fuerte es nuestra única opción.

Ser fuerte no es ser un superhéroe ante la adversidad, ser fuerte es resistir, como lo hace un junco ante la ventolera, doblegarse pero no partirse, las personas fuertes son las que tienen esperanza y creando este espacio mental, nuestro "Refugio Interior" creamos un lugar para la esperanza, la esperanza en que todo acabará y volveremos a esos momentos, a esos lugares, a ese bienestar que pasamos y perdimos.

Puede que no sea una técnica probada o "científica" pero por mi experiencia a mí me ha servido mucho para estar mejor, por eso hablo de ello y por eso siempre lo recomiendo.

A todo aquel que lo esté pasando mal espero que este post le pueda servir para lograrse un alivio por lo menos mental y quien sabe si también pasarlo al plano físico y lograr el bienestar.

Seguimos en el camino...

Dedicado a María Teresa, ella ya sabe quien és...


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