domingo, 19 de noviembre de 2023

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 8

 


 Antoine y Josu siguieron a Gimmi por una de las "calles" de aquella ciudad, el camino estaba adoquinado con piedras multicolores, siempre en conjunto con cuatro colores básicos, azul, amarillo, verde y marrón, mezclados indistintamente a lo largo del camino.

-Debemos apresurarnos- dijo Gimmi con su voz infantil.

Se cercioraron de que los pasos que daban desplazaban mucho más lejos de lo que un paso en la "realidad" lo podía hacer, daban pasos como de gigantes a pesar de que eran normales a la vista, Gimmi se dio cuenta de que se extrañaban y les dijo: -En esta dimensión las distancias son relativas, cada paso que dais os lleva más lejos de lo que imagináis, pues un paso en esta dimensión equivale a un kilómetro en la vuestra, no os extrañéis, incluso si lo deseáis podéis volar, pero ahora no practicaremos esta habilidad, como os dije aquí las leyes de la física son diferentes, y el tiempo también-.

Josu y Antoine estaban perplejos por lo que les dijo, entonces Antoine preguntó:- Gimmi ¿por qué debemos ir a ver a vuestro Jefe? ¿Dijiste que era un fauno?, conozco las tradiciones sobre esta criatura, con perdón, sin ofender, es que no sé como nombrarle-. 

Gimmi les hizo parar un momento y comento: -Veréis, todas las "ciudades" donde vivimos o existimos los elementales, pues el concepto de vida es diferente en nosotros, tienen a un semidios que la regente, ese semidios suele ser lo que vosotros denomináis Fauno, un ser mitad humano, mitad animal, cuyas piernas suelen ser de cabra, con cuernos en la cabeza, su torso y brazos junto con su cara son humanos, con barba.

Ellos son los protectores de los bosques, son nuestros jefes directos, ellos dan las órdenes a quienes dirigen la vida de la naturaleza, su misión es que todo orden natural prevalezca, son sabios pero a la vez juguetones, simpáticos y bromistas, pero no por ello no dejan de tener un gran poder que pueden usar para destruir las amenazas al orden natural, por eso debéis seguirle la corriente en todo lo que os diga, reirle las gracias y no contradecirle, si se provoca su ira, podéis tener problemas, yo os iré guiando cuando conversemos con él, seguidme a mí con la conversación y él os dará instrucciones para poder completar vuestra misión en esta "Realidad".-

Continuaron la marcha hasta que llegaron al centro de la "ciudad", se pararon junto al gigantesco Árbol-Cueva, tenía el tamaño de un edificio de unas 30 plantas, casi no se veía el final de la copa mirando hacia arriba, la luz de aquel cielo violáceo entraba por las ramas, le daba un aspecto de una belleza inusual, con brillantes colores que se colaban entre los huecos de las ramas, con brillos nunca vistos por ellos.

Gimmi se paró delante del portón de madera que había en el tronco del árbol, junto a ese tronco una cueva se hundía en lo profundo, con una puerta un poco más tosca pero igual de gruesa que el portón, en realidad eran dos puertas, Gimmi alzó la aldaba o llamador de la misma, lo extraño es que en vez de hacer un ruido fuerte y seco se oyó el canto de un ruiseñor, dejando extrañados a nuestros amigos, pues de repente se hizo el silencio y una voz atronadora dijo - ¿Quién llama a Fauno?-.

Guimmi dijo, soy el guardián de Roble negro, solicito audiencia con el Fauno-

El silencio se hizo tan denso que se podía cortar con un cuchillo, de pronto el Portón empezó a chirriar y poco a poco se abrieron sus tremendas hojas enormes, la claridad del interior del árbol gigantesco salía por el portón, cuando se abrió completamente Gimmi les invitó a entrar. 

No sin temor Josu y Antoine iban juntos observándolo todo con los ojos como platos, al entrar a la estancia vieron que las paredes de aquel tronco enorme eran como de cristales minerales de varios colores, con cuadros enormes bellamente decorados con marcos de oro y plata, en ellos habían representaciones de Dioses Griegos, Romanos, Hindues, Santos Cristianos; vieron algo parecido a una estatua Budista en un rincón, también habían atriles con libros encima de ellos, unos abiertos, otros cerrados, se quedaron con el nombre de uno de ellos, era el Libro de las Ninfas, Los Silfos, Los Pigmeos , Las Salamandras y Los demás espíritus del Gran Alquimista Paracelso.

Antoine era conocedor de esa obra, la había leído cuando estaba en la Logia, hace muchos años, pues era preciso ser conocedor de la ciencia elemental para poder ascender de grado y obtener la maestría en ocultismo, pero esa es otra historia.

En otro rincón encontraron otro atril con el libro de "La Comunidad Secreta" de un tal reverendo Robert Kirk, del que no había oído hablar nunca, a pesar de parecer bastante antiguo.

Cuando atravesaron la estancia de la entrada se dirigieron por un pasillo hacia otra en la que Gimmi dijo que les estaría esperando el Fauno.

Tragando saliva recorrieron el largo pasillo de cristales hacia la estancia principal del gran Arbol, cuando llegaron a la entrada de la misma se detuvieron para leer un pequeño cartel donde ponía: "Antes de entrar, vacía tu corazón de mentira y rencor", Gimmi les dijo:- El Fauno puede ver en vuestros corazones, su poder es inmenso, pues conoce el corazón humano ya que él mismo es medio hombre, por eso os conoce también, este cartel solo lo han visto muy pocas personas en los últimos siglos, sois privilegiados, pero sobre todo hacerle caso, no mintáis al Fauno, las consecuencias pueden ser muy desagradables-.

Antoine recordó las enseñanzas de su maestro en la Logia, le dijo que cuando llegara el momento de ayudar a quienes debía, se enfrentaría a seres muy inteligentes que le harían dudar de todo su saber y que posiblemente tendría que lidiar esa situación con los códigos ocultos que el ocultismo enseña a todo iniciado, por suerte él siempre llevaba consigo el talismán sagrado del Tetragrámaton , sabía que estaba protegido, pero en aquella dimensión dudaba de su eficacia, por si acaso siempre lo tenía a mano colgado de su cuello. 

Josu no sabía prácticamente nada de lo que había visto, no sabía de los libros, ni de los cuadros, pero sentía que pronto se le revelaría la razón del porque de está increíble aventura, se sentía nervioso pero a la vez entusiasmado, estaba viendo cosas increíbles que casi nadie había visto.

Gimmi les dijo:- Esperar un momento en la puerta, os tengo que presentar al Fauno como mandan los cánones elementales-. -Mi Señor Fauno, presento en este instante a estos Seres con alma que han sido invitados a nuestro Reino, le ruego sea condescendiente con sus temores y dudas, han sido llamados para la misión que me encomendó, recíbalos ante usted con gozo-.

En ese instante se oyó otra vez la voz atronadora.- Pasad, Pasad, sois bienvenidos a mi humilde morada-. 

Josu y Antoine entraron a la estancia y cuando se acostumbraron a su nueva luz vieron a un ser de unos dos metros de alto, con medio cuerpo humano, con brazos, unos grandes cuernos de macho cabrío en la cabeza, con una barba enorme, cara humana, ojos humanos, pelo largo lacio, muy negro, patas de cabra con un pelaje marrón que desprendía un olor a vegetación salvaje, no sabrían describirlo, era como si todas las flores, plantas y árboles se olieran a la vez en armonía, no era un olor desagradable, olía a vida vegetal, también con matices de olor animal, como de cabra, era de esperar dado el aspecto, pero sorprendentemente, su sonrisa era inocente como la de un niño, y además su voz ahora cambió y parecía la de un maestro que estuviera explicando pacientemente a unos niños muy pequeños.

-Entrad queridos, sois bienvenidos, perdonad el desorden, pero he estado muy ocupado intentando re-equilibrar la floración de los árboles y arbustos esta semana terrenal y por la falta de lluvias se me hace muy difícil, queridos, los contaminantes de vuestras fábricas están alterando todos los ciclos de la naturaleza y cada vez me cuesta más ordenar todo para que sigan su curso-. Les dijo el Fauno.

-Gimmi le habló:- Señor, estos dos Mortales son los que usted me mandó buscar, ya están aquí, quieren saber por qué han sido convocados en el Reino de la Buena Gente, además de querer cumplir su misión, pues si no fuera así no hubieran acudido a mi llamada.-

-Todo a su tiempo, querido Gimmi, has realizado una gran labor al traernos a estos Seres con Alma, disculpad, pero no me gusta llamaros humanos, para nosotros sois muy valiosos, aunque no lo creáis, pues la naturaleza os está dando la oportunidad de existir en este Mundo y vosotros parece que no lo comprendéis, en estos últimos doscientos años le habéis declarado la guerra, pero no entendéis que os la habéis declarado a vosotros mismos.

Desde tiempos inmemoriales los Seres Elementales convivíamos con vosotros en armonía, nosotros cuidábamos las cosechas, los bosques, los ríos, el Mar, las montañas, regulábamos el tiempo y la atmósfera, os dábamos el Mundo, tal y como lo conocíais, pero llegó vuestra revolución industrial y cada vez más vuestra ambición empezó a hacer mella en Gaia, nuestra madre tierra, vuestro voraz "desarrollo" que tanto daño os ha provocado y os provoca en nombre de la "Producción", ha dejado nuestro planeta irreconocible, por ende ha reducido nuestro Reino al mínimo y estamos condenados a desaparecer en pocos de vuestros años.

Esto conllevaría la destrucción mutua de nuestros respectivos Mundos, el vuestro, el de la Técnica y la Ciencia y el nuestro el de lo Oculto, el de la Magia-.

Antoine se armó de valor y preguntó:- ¿Por qué nos llamáis a nosotros, simples mortales que no tenemos nada de poder, ni podemos cambiar las cosas en nuestro Mundo, somos solo gente de a pie, quizás yo sepa cosas que no sabe el resto, pero tampoco puedo hacer mucho?-

El Fauno se dirigió a él con una sonrisa de oreja a oreja:- Veras, querido Antoine, eres más valioso de lo que piensas, el Mundo Elemental está en crisis, no diga nada vuestro Mundo, pero las personas influyentes no creen en nosotros y para poder hacernos ver tenemos que contactar con gente sensitiva que sí pueda entrar en esta dimensión, a la que podamos dar el mensaje que queremos transmitir, pues no sois los únicos, en cada región, en cada ciudad, pueblo, bosque de la Tierra existen en otro plano ciudades como esta, somos millones de Elementales que hacemos falta para guardar el orden de la Naturaleza, sin nosotros pereceríais de inanición por la falta de alimentos y de animales.

Por eso queremos crear un pequeño sector de vuestra población que entienda que debéis aliaros con nosotros y dejar de llevar la vida que lleváis, de producir cosas inútiles que solo os esclavizan y os quitan la vida, la corta vida que tenéis.

Bueno, ahora no os preocupéis, vamos a empezar por enseñaros cual es la principal tarea que tenemos que realizar en esta ciudad, y por ende en todas las que existen en la quinta dimensión de la Tierra, de nuestra querida Gaia.

En esta ciudad hay integrada otra ciudad más pequeña, que está oculta porque se "envía" a las zonas que se van ordenando en la naturaleza, es la "Ciudad de los Enanitos Amarillos", esta pequeña urbe elemental está formada por pequeños Elfos amarillos que adquieren su color de la luz del Sol, nuestra estrella madre que nos da la vida, ellos son los que ordenan a las plantas que realicen la fotosíntesis, que se polinicen, les dan calor y alimento a los insectos, proporcionan los microorganismos necesarios a la tierra para que se renueve, les cantan a las plantas para que crezcan sanas y fuertes.

Los Enanitos o Elfos amarillos son los principales trabajadores de la naturaleza, cada primavera mandamos su ciudadela a los lugares establecidos y ellos durante un tiempo se asientan allí y trabajan para que todo fluya en la misma.

Pero ahora ya casi no los podemos enviar, se ha cambiado el clima y la atmósfera y cuando llegan al lugar suelen morir en una desaparición súbita, es una catástrofe para la naturaleza, por ello necesitamos lugares protegidos de la actividad humana para poder enviar estas criaturas, pues como no tienen Alma, desaparecen y ya no vuelven más, por eso vosotros sois tan valiosos a ojos de los Elementales, tenéis Alma, y podéis volver a encarnar a pesar de lo poco que vivís, nosotros, excepto yo, que soy medio humano, no tenemos Alma, yo poseo un espíritu inmortal, pero no Alma, a pesar de ser en parte como vosotros.

Solo alguien con alma puede transmitir nuestro mensaje a los vuestros y queremos que lo hagáis, pero antes tenéis que conocernos y ver la manera de hacerlo más eficaz, os instruiremos para ello, tenemos todo el tiempo que queramos, a efectos sensoriales vuestros pasarán meses, pero en ir otra vez a vuestra dimensión, no habrá pasado ni dos minutos, ya lo veréis-.

-Por cierto-dijo el Fauno, te ruego me dejes el libro que tienes en tu mochila, el llamado Codex Elementaris, es una de las joyas que nunca he conseguido tener, pues es de los pocos libros auténticos que hablan de nuestro pueblo, quisiera revisarlo, pues quien lo escribió fue instruido por un gran Fauno que conocí, hace más de cuatrocientos años, creo recordar que lo escribió un alumno de Paracelso, el gran Alquimista, Theophrastus, su mejor alumno, pero quienes copiaron el incunable erraron en algunas cosas, déjame corregirlo.

Antoine sacó el libro y con un poco de temor se lo acercó, el Fauno tenía una mano enorme, pero la delicadeza con la que lo cogió le hizo tener más confianza, sabía que estaría en buenas manos, para él era muy valioso.

Guimmi se acercó al Fauno, cogió una silla de madera que había en un rincón, pues en la estancia había una mesa, sillas, estanterías con libros y una cajonera grande. Se subió encima de la silla al lado de él y le dijo algo al oído.

Josu y Antoine no sabían que decir, se quedaron callados hasta que Gimmi les dijo:-Se ha acabado la audiencia con el Fauno, no será la última, ahora vamos a ir a conocer la actividades que se realizan en nuestra "Ciudad", vamos a empezar vuestra enseñanza, para que nos conozcáis a fondo, todo lo que vais a aprender tenéis que transmitirlo en su momento, abrir bien los ojos y los oídos. Allá vamos.

 

Continuará...




 

  


 

 


2 comentarios:

Anónimo dijo...

He conocido a alguien que ha visto un supuesto fauno real 2 veces , no solo el, ha sido avistado por dos personas más

Juanma dijo...

Yo creo en su existencia, los elementales son reales, gracias por vuestros comentarios.