A continuación publico el extracto de la Charla que la Asociación de Afectados de Cáncer de Crevillent, de la cual soy secretario, realizó en la Casa de Cultura de Crevillent el día 26 de Octubre de 2013.
Esta es la parte que preparé para la misma, espero que pueda ser de utilidad para quien quiera saber más sobre esta enfermedad, y para quien la padezca ser una ayuda para superar la misma.
FORMAS DE
AFRONTAR LA ENFERMEDAD
DEL CÁNCER
Buenas
noches, mi nombre es Juan Manuel Mas y soy secretario de la AACC, también soy un afectado por un cáncer de
testículos desde hace 14 años.
Durante toda
mi enfermedad, sobre todo en los peores momentos de los tratamientos y las
cirugías, me hubiera gustado tener algún manual o alguna recomendación que
pudiera seguir para poder llevar mejor la quimioterapia, tener menos temor ante
la enfermedad y poder afrontar la misma de la mejor manera posible, poder manejar
mis emociones y tener más serenidad ante esta situación, pero por desgracia no
tuve ese manual, si bien me apoyaron amigos y familiares, otro tipo de apoyo de
gente que hubiera pasado por lo mismo, es lo que yo necesitaba, por eso me
he decidido a escribir este pequeño ensayo para poder proporcionar desde mi
humilde posición de paciente de cáncer, ayuda a quien la precise con estas ideas.
Lo que voy a
exponer a continuación es una serie de “recomendaciones”, o consejos, que a lo
largo de mi experiencia con la enfermedad, me han ayudado a enfrentar el día a
día de la misma, las consecuencias de su
tratamiento y las formas de aplicar “trucos” y otros consejos de gente también
afectada qué, con su experiencia, también me ayudaron en este difícil camino
que es estar enfermo de cáncer.
No quiero
que crean que estas son las soluciones definitivas, ni un método infalible para
aliviar los “inconvenientes” de esta enfermedad, pero sí que puede ser una
pequeña guía para que cada cual intente afrontar lo mejor posible todo lo que
conlleva tener cáncer.
Cómo verán,
yo nombro la enfermedad por su nombre , sin eufemismos ni sinónimos, la
nombro como es, con todas las letras y con su crudeza, pero siempre la escribo
con minúscula, y lo hago así para quitarle poder, porque al nombrar y reconocer
al “enemigo”, entre comillas, le quitamos poder, pues cuando usamos
eufemismos para no nombrar la certeza de la enfermedad, ella adquiere el poder de atemorizarnos y de
considerarlo como un tabú, qué aún en estos tiempos, sigue siendo un tabú y un
estigma para mucha gente, a pesar de los avances en su curación y la
información existente.
El cáncer no
es una sola enfermedad sino un grupo de más de 200 enfermedades distintas en
las que se produce un crecimiento anormal de las células, hasta convertirse en
masas de tejidos llamados tumores.
El cáncer es
una enfermedad como yo digo, “al revés”, y se preguntarán ¿por qué?, pues por qué todas las enfermedades nos
debilitan y nos hacen sentir mal desde el principio, luego tomamos tratamiento
y mejoramos poco a poco, el cáncer primero se detecta como una molestia,
pérdida de peso excesiva, o al hacernos un examen rutinario y no notamos casi nada,
y realmente nos ponemos mal cuando nos estamos tratando con quimioterapia o
“curándonos”, es extraño, ¿no?, es quizás,
peor el propio tratamiento, que la enfermedad, porque esta solo se
manifiesta si afecta algún nervio y está muy extendida, entonces, por el dolor
la detectamos, pero muchas veces no existen síntomas y sin embargo estamos
enfermos. Por eso se llama la enfermedad del Silencio, y por ello es tan
peligrosa.
La Prevención mediante hábitos de vida saludables, buena
alimentación, sortear en lo posible caer en el desánimo y la depresión, y
evitando las sustancias tóxicas como el tabaco y el alcohol, las drogas, etc.,
(porque las que existen en nuestro medio ambiente y que nos afectan, nos es muy
difícil evitar), son muy importantes
para no padecer esta enfermedad, pero por desgracia, aun teniendo hábitos
saludables, la enfermedad también aparece, y a veces ni los propios médicos
saben realmente el por qué, hay teorías y en algunos casos pruebas médicas que
determinan la causa, pero la mayoría son de origen desconocido aún por la
ciencia médica.
Pero cuando
una persona entra a una consulta de un oncólogo y por primera vez oye que su
diagnóstico es “cáncer”, ¿Cuál es su reacción?, ¿Qué pensamientos surgen en su
cabeza cuando oye esta palabra refiriéndose a ella misma?
El tremendo
shock que se produce en las personas cuando son diagnosticadas de cáncer o de
alguna enfermedad grave es brutal. Por mi experiencia y por lo que me han
contado muchas personas afectadas, se pasa por varias fases psicológicas cuando
a uno le dicen que tiene cáncer.
FASES
PSICOLÓGICAS ANTE UN DIAGNÓSTICO DE CÁNCER
1ª Fase: Shock. De repente te encuentras como en una nube,
como en una historia de la que sabes que tú formas parte pero en la que estás
como espectador, diríamos que es el principio del shock, a veces como que la
cosa no va contigo. Todo parece irreal en esos momentos.
2ª
Fase: Negación e incredulidad, sabes que es verdad lo que te dice
tu médico pero intentas negarlo, no te lo crees, tu mente se resiste a creer
que es verdad lo que te pasa, aunque sabes que es inevitable, esperas que todo
sea un falso diagnóstico. Aunque normalmente no lo es.
3ª Fase: Aceptación. Ya asimilas lo que te
pasa y sabes que es verdad, no puedes evitar lo que te tiene que venir y debes
aceptar con resignación tu nuevo estado vital.
Aquí se puede también experimentar ira y
culpa, pues la mayoría nos preguntamos el por qué de nuestra actual situación,
lo injusto de la misma, y qué hemos hecho para tener la enfermedad. El
sentimiento de culpa es muy frecuente y debemos tener en cuenta que aunque
hayamos tenido hábitos como el fumar o el tomar alcohol, aunque nos predispone
a la enfermedad, también hay gente que no fuma y bebe y se le presenta la
misma, por lo tanto la enfermedad surge y puede haber más predisposición o
menos, pero es como la lotería, a quien le toca, le toca y punto. Debemos
tratar de desechar los sentimientos de culpa y centrarnos en intentar sanarnos
lo mejor posible, aceptando nuestra actual situación de enfermos.
4ª Fase: Miedo. Miedo al tratamiento, miedo al dolor, a la
pérdida de todo lo que era nuestra vida anterior a la enfermedad, a la muerte,
en esta fase es donde está el verdadero peligro psicológico de la enfermedad,
aquí es donde, o nos fortalecemos para afrontarla, o nos hundimos en la
depresión y en la dejadez agravando los síntomas de los tratamientos y de la
enfermedad, por no participar activamente en el proceso de los mismos y tomar
medidas para paliar sus efectos.
5ª Fase: Esperanza en la curación y la remisión:
Aquí ya es según la persona, hay quien siempre
la ha tenido desde el primer momento, hay quién la va adquiriendo según los
resultados de los tratamientos y hay quien siempre la ha negado y de repente se
aferra a ella para soportar el sufrimiento de los tratamientos y de la propia enfermedad.
Tener
esperanza nos hace ver la enfermedad como un objetivo a superar y nos
predispone a participar activamente junto con los tratamientos médicos, mediante
nuestro ánimo y optimismo para sanarnos y vivir el proceso de forma activa y
consciente ayudando a nuestro cuerpo con mensajes de salud y de bienestar.
6ª Fase: Incertidumbre, la incertidumbre
ante el futuro y ante el progreso de la enfermedad y de la posible curación,
remisión o cronicidad de la misma, aquí es donde se debe aprender a vivir con
la enfermedad, pues siempre se tendrá la duda de si volverá a surgir, si se
volverá a enfermar o nunca más aparecerá, pero la amenaza siempre está ahí,
aprender a vivir con ella es quizás lo
más difícil de asimilar.
Todas estas
fases no tienen porque ocurrir en este orden, ni tienen porque ser siempre las
mismas, este es un pequeño esquema de lo que suele ocurrir, descrito por
afectados con los que he conversado y también por haber experimentado estas
fases en mí mismo, pero no deben ser consideradas como totalmente ciertas y probadas, pues cada persona es un
mundo y no todos pasamos por los mismos sentimientos y emociones, pero alguien
puede sentirse identificado y si le ayuda a comprender su proceso, me doy por
satisfecho.
Cuando un
enfermo reconoce todas estas fases o alguna de ellas y se ve desbordado por las
emociones que produce el shock de saber que se tiene la enfermedad, y no es
capaz de asimilarlo, cae en tristeza profunda, depresión o ansiedad, se debería
poner en manos de un especialista, a ser posible de un psicólogo oncológico,
aunque cualquiera le puede ayudar, no debemos ser reacios a buscar ayuda, es
normal sentirse mal psicológicamente durante esta enfermedad y aún después de
pasar la misma. No tengamos dudas en consultar a expertos y a nuestro médico
para que nos aconseje a quien acudir o como actuar ante estos problemas
psicológicos.
QUIMIOTERAPIA
Los médicos consideran
a la quimioterapia como un mero “trámite” o “inconveniente necesario” para
poder tratar un proceso oncológico, pero muchas veces solo explican por encima
y de forma rápida las consecuencias de la misma.
No todas las
quimioterapias son iguales, algunas son más agresivas que otras, todas afectan
en mayor o menor medida con sus efectos secundarios, pero varían los
tratamientos según la edad de la persona, la forma física, y los problemas de
salud que tengan aparte del cáncer. Normalmente a los pacientes jóvenes les
ponen terapias mucho más agresivas y
supuestamente más efectivas que a los pacientes de edad avanzada, pues las
toleran, y resisten mejor los posibles efectos secundarios.
Te dicen que
tendrás náuseas, que se te caerá el cabello, que tendrás debilidad. Pero la
mayoría de las veces, aún a pesar de los avances en este tipo de terapias
agresivas, los efectos pueden ser devastadores tanto físicamente, porque
literalmente, “envenenan” a la persona, la debilitan y la van destruyendo, a la
vez que al cáncer, ya que la quimio no discrimina entre células sanas y
enfermas, para luego ir poco a poco restableciéndola y fortaleciendo para otra
vez empezar con el tratamiento; como psicológicamente, pues tu mente siente la
tremenda incertidumbre que es estar enfermo, sientes que tu futuro se oscurece
y puede desaparecer, y te das cuenta de tu finitud , todos los proyectos de tu
vida se quedan parados, y no sabes si algún día podrás llevarlos a cabo, o si
la película se acabará aquí, por eso la peor emoción, a mi juicio, que genera
esta enfermedad es la incertidumbre, que nos separa de la realidad, como en un
mundo paralelo en el que vivimos otra realidad.
La realidad
oncológica choca con las exigencias de la vida, de las cuales te sientes
desconectado pero a la vez tienes que afrontarlas. Pues la vida oncológica es
muy exigente, muy pautada y muy severa, todo son controles, análisis, pautas de
medicación, pruebas radiológicas y siempre ser lo que su propio nombre indica,
paciente, esperar y esperar horas y horas en las consultas del oncólogo, o de
la sala de quimio, o en radiología, etc.
Aprender a usar ese tiempo que pasamos en las
consultas y en las pruebas médicas, es necesario y nos hará mucho bien, por
ejemplo podemos “matar” el tiempo escuchando música, leyendo un buen libro,
revista o haciendo ganchillo, ¿por qué no?, alguna manualidad fácil, nos puede
ayudar. Hacer crucigramas, etc., hay muchas formas, eso sí, siempre que estemos
con ánimo de realizarlas. Pero pienso que es beneficioso distraer la mente y
alejarla de la enfermedad un poco en esos momentos.
EFECTOS
DE LA QUIMIO
Los efectos
de estos tratamientos suelen ser peores de lo que nos cuentan los médicos y
muchas veces no nos preparan para los mismos, por eso debemos informarnos de
todo, hablar sin tapujos sobre nuestro tratamiento y opinar, para que el
oncólogo vea que formamos parte activa del proceso, y poder protestar por los
problemas que nos ocasionan y no sentirnos como espectadores de nuestro
sufrimiento, sino como protagonistas que, en cierta manera podemos controlar un
poco nuestra vida.
Ante
cualquier efecto secundario debemos avisar a los enfermeros que nos suministran
los medicamentos, preguntar todo, y sobre todo informarnos de las distintas
alternativas para suministrar las quimios, por ejemplo, si nos pinchan en las
venas y cada vez cuesta más y nos provocan flebitis y obstrucciones porque
están deterioradas, pedir a nuestro oncólogo que nos coloquen un reservorio
venoso,
que nos dará calidad de vida para suministrar la quimio sin problemas. Es más,
yo aconsejaría a cualquiera que tuviera problemas para que le encuentren las
venas o las tenga muy finas, que exigiera a su oncólogo que se lo pusiera, es
una pequeña operación y no conlleva mucho riesgo, luego se agradece, lo sé por
experiencia.
Hay
múltiples efectos secundarios de estos tratamientos pero para casi todos
existen fármacos que los alivian, como digo, no duden en consultar con las
enfermeras y con su médico cualquier síntoma para que ellos intenten darle una
posible solución o mejoría.
EFECTOS
DE LA RADIOTERAPIA
La
Radioterapia es un tipo de tratamiento oncológico que utiliza las radiaciones
para eliminar las células tumorales, (generalmente cancerígenas), en la parte del organismo donde se
apliquen (tratamiento local). La radioterapia actúa sobre el tumor, destruyendo las células malignas y así impide que crezcan y
se reproduzcan. Esta acción también puede ejercerse sobre los tejidos normales;
sin embargo, los tejidos tumorales son más sensibles a la radiación y no pueden
reparar el daño producido de forma tan eficiente como lo hace el tejido normal,
de manera que son destruidos bloqueando el ciclo celular.
Los efectos
no deseados de la Radioterapia varían en función de la zona donde se efectúe el
tratamiento con la misma, desde cansancio, reacciones de la piel, caída del
cabello si se realiza en zonas donde haya mucho folículo capilar, como la
cabeza o la barba, reacciones en la
mucosa de la boca, pérdida del gusto,
alteración de las glándulas salivares,
infecciones por hongos, pérdida
del gusto, diarreas, nauseas, etc., quizás casi los mismos síntomas que la
quimioterapia, pero en diferente medida y
proporción, ya que la quimioterapia afecta a todo el cuerpo, y la
radioterapia a zonas localizadas del mismo.
ALIMENTACIÓN
Durante el
proceso de la enfermedad y durante el tratamiento de la misma debemos aprender
a alimentarnos lo mejor posible, dentro de las posibilidades de cada persona y
de cada tratamiento.
Generalmente
la quimioterapia y la radioterapia nos hacen no tener apetito porque nos
cambian completamente el metabolismo del cuerpo al destruir todo tipo de
células con su agresividad, pero podemos hacer más llevadero todos los efectos
secundarios y restablecernos más rápido y mejor si al cuerpo le proporcionamos
la mayor cantidad de nutrientes beneficiosos posible, por ejemplo, debemos
restablecer la flora intestinal mediante yogures y fermentos en la medida de lo
posible. Comer fruta nos ayudará con sus vitaminas a mejorar la producción de
defensas, además de aportarnos energía saludable. Sobre todo comer cosas ligeras y que nos
apetezcan en esos momentos, pero siempre intentando no dejar de hacerlo, para
no desnutrir el cuerpo, que está luchando y necesita energía, aunque parezca no
quererla.
En mi caso
yo solía beber actimel, yogurt, comía kiwis, peras, manzanas, y cosas frescas.
Muchas veces no podía con nada más. Caldos, zumos, y cosas a la plancha, me
sentaban bien. Las verduras y ensaladas no son aconsejables, porque la fibra
cuesta digerirla y puede provocar indigestión en esos momentos. Se puede cocer
brócoli o coliflor, esta es una verdura que contiene muchas sustancias anti
cancerígenas y son de fácil asimilación cuando están bien cocidas, aparte de
muy nutritivas.
Evitar las
carnes rojas, fritos y los dulces en esos momentos, así como los refrescos, la
comida rápida y comidas difíciles de digerir nos evitarán problemas y malas
digestiones.
Hidratarnos
con zumos naturales y beber mucha agua es fundamental, pues las células
cancerígenas destruidas se eliminan por el riñón, y el agua los hace funcionar
mejor y más rápido. Beber como mínimo de litro y medio a dos litros de agua al
día, es muy importante.
Nuestro
médico de cabecera o nuestro oncólogo nos pueden dar consejos para alimentarnos
en esta fase lo mejor posible.
EJERCICIO
FÍSICO PARA SANAR
Todos los
médicos recomiendan el ejercicio moderado para mantener nuestra salud en un
estado optimo, pero cuando estamos recibiendo tratamiento contra el cáncer, ya
sea quimioterapia, radioterapia u otro tipo de terapia, nuestro cuerpo está
debilitado y debemos restablecer sus fuerzas poco a poco mediante la voluntad y
la actividad física siempre que estemos fuera de peligro por la bajada de
defensas o debilidad.
En mi
experiencia yo siempre aprovechaba los intervalos entre quimioterapias en los
que relativamente me encontraba bien para caminar unas dos horas diarias, eso
me benefició mucho y me hizo subir las defensas en momentos clave del
tratamiento.
El ejercicio
activa la circulación sanguínea y estimula la producción de la médula ósea, por
lo tanto se fabrican más defensas, aparte de tonificar los músculos y
beneficiar a los órganos, a la digestión y hacer que nos sintamos mejor.
TERAPIAS
COMPLEMENTARIAS
Es posible
que en un momento dado cualquier enfermo se plantee la opción de tratarse con
otro tipo de medicina diferente a la tradicional, existen multitud de terapias
basadas en productos naturales, reiki, relajación y terapias energéticas, así
como terapias holísticas, pero yo no recomiendo a nadie que deje a la medicina
tradicional para cambiar a otra “natural”, por el simple motivo que lo más
probable es que no funcione correctamente y haga empeorar la enfermedad o no
proporcione ningún resultado.
Lo que sí
recomiendo es intentar buscar apoyo en otro tipo de terapias que no sean
“alternativas” sino que sean complementarias, por ejemplo, hay muchas persona
que se decantan por técnicas de relajación, incluso yoga adaptado a las
necesidades de un enfermos oncológico, además de ir a nutricionistas que nos
pueden ayudar a alimentarnos mejor durante esta etapa vital. Pero sustituir el
tratamiento médico por otro alternativo no es una buena opción, conlleva mucho
riesgo y no es seguro el resultado.
Por mi experiencia
yo he recurrido a alguna terapia energética, exactamente la “bioresonancia
cuántica”, para restablecer el equilibrio de mi cuerpo cuando estaba en
tratamiento quimioterápico, pero no dejaba de tomar la quimio por hacerme este
tratamiento, más bien lo complementaba y la verdad es que a mí me fue bien, (si
alguien está interesado en saber más de esta terapia puede hablar conmigo más
tarde y le diré encantado en qué consistía, pues no quiero hacer publicidad de
la misma en un sitio público).
Por eso recomiendo
que cualquier paciente de cáncer que quiera complementar su tratamiento con
otras terapias, se informe bien y vaya a la que más esté acorde con su
personalidad y crea que le va a hacer bien, todas tienen sus beneficios, pero
con cuidado. Eso sí, siempre llevar precaución con gente que quiera sacarnos el
dinero con charlatanerías y con falsas promesas, mejor ir a centros homologados
y con certificados médicos.
CÁNCER Y
SEXUALIDAD
La
sexualidad es una de las áreas centrales de la calidad de vida. Sin embargo, y
por desgracia, muchas alteraciones sexuales que resultan del cáncer y de sus
tratamientos y que alteran la calidad de vida del paciente y sus relaciones de
pareja pasan desapercibidas a pesar de que, probablemente, se podrían aliviar o
eliminar con el tratamiento médico o psicológico adecuado. Muchas personas
consideran que hablar de sexo en la consulta del oncólogo o del cirujano es un
tema tabú. Para otros, los problemas sexuales no son importantes cuando los
comparan con la enfermedad.
Los enfermos
de cáncer suelen experimentar cambios en su sexualidad.
Cambios
que pueden deberse a factores físicos, psicológicos o a una combinación de
ambos.
- La presencia de depresión,
ansiedad y estrés conlleva alteraciones fisiológicas que pueden dificultar
la respuesta sexual.
- Los tratamientos producen
cambios físicos u hormonales que influyen directa o indirectamente en la
sexualidad. Algunos tipos de cáncer y sus tratamientos pueden causar
disfunciones sexuales, especialmente el cáncer ginecológico en mujeres y
de próstata en los hombres.
La respuesta
sexual de una persona puede verse afectada de muchas maneras. En el caso de los
enfermos de cáncer, las dificultades sexuales más frecuentes que pueden
aparecer son:
- Disminución o pérdida de deseo
sexual. Incluso puede llegar a resultar incómoda o desagradable cualquier
insinuación o acercamiento por parte de la pareja.
- Problemas en la excitación.
Déficit en la lubricación y sequedad vaginal en la mujer o problemas de
erección en el hombre.
- Dificultades para alcanzar el
orgasmo. Ausencia de orgasmo o disminución en su intensidad o duración.
- En las mujeres, dolor y
molestias durante la relación sexual.
Muchos de
estas alteraciones son transitorias y tras un tiempo después de los
tratamientos pueden desaparecer.
Es muy
importante que no olvidemos que se puede mantener relaciones sexuales
satisfactorias aunque puedan haber cambiado determinados aspectos de la
sexualidad. Sea cual sea el tratamiento de tu cáncer, la sensibilidad sexual
permanece casi siempre.
Tener
presente que la sexualidad la define cada pareja según su edad, sexo,
actitudes, etc. El peor enemigo de una sexualidad sana y placentera es el
silencio. Habla con tu pareja. Comparte sus sentimientos., Si estás cansado,
débil, si tienes miedo... considera todas estas reacciones como normales.
En caso de
que lo consideres necesario, consulta con un sexólogo. Hay muchas técnicas que
pueden ayudarte a mejorar tu vida sexual. Como cada cambio importante en la
vida, todo requiere un tiempo de adaptación.
APOYO PSICOLÓGICO AL PACIENTE DE
CÁNCER
EL PAPEL
DE LA FAMILIA
El papel de
la familia es fundamental para que una persona pueda afrontar la enfermedad, el
apoyo de la misma es fundamental, por eso los familiares deben estar informados
en todo momento del estado del enfermo, de los problemas derivados de su
tratamiento y de los cambios que
experimentarán sus vidas ante esta enfermedad.
El problema
del cáncer es que no solo afecta a la persona que padece la enfermedad, sino
que también a la familia y sobre todo a la persona cuidadora, ya sea pareja,
madre, padre, hermano/a, amigo, etc. Pues esta enfermedad llena de
incertidumbre a las familias que la padecen, y sobre todo, las exigencias de la
misma, en el tratamiento y en los problemas derivados de los mismos, causan
muchos trastornos en las relaciones familiares, laborales y sociales, por ello
también se debe cuidar al cuidador, pues no está enfermo, pero padece la
enfermedad a través de su familiar.
Hay que ser comprensivos con nuestros
cuidadores y darles tregua porque hay que ser consciente de su preocupación y
de sus miedos. Cada cuidador tiene su
propia vida y no debe desatenderla por atendernos a nosotros, debemos dejarle
espacio también, aunque dependamos mucho de ellos. La comprensión es la clave.
Toda la
familia debe de apoyar al enfermo, darles ánimos y sobre todo “reconocer” la
enfermedad.
Cuando digo
reconocer la enfermedad, me refiero a que no intenten ocultar la misma con
eufemismos como: -Tiene algo malo, el bicho, el bulto, la cosa, no sé, hay
muchos- porque hay que quitarle hierro al asunto nombrando las cosas por su
nombre, sin darle más importancia que considerar al cáncer como una enfermedad
más, como lo puede ser la gripe, o cualquiera de las miles que existen, solo es
una más.
La gente
moría no hace tantos años de una simple gripe, y aún hoy lo siguen haciendo, y
de muchas enfermedades, sin embargo, el cáncer nos produce un terror que me
parece ya “trasnochado” pues antes podría ser sinónimo de muerte, pero hoy en
día y gracias a la medicina, ya no, se puede vivir con cáncer toda la vida, y
morir de otra cosa…
Hay que
destruir el tabú que existe sobre esta enfermedad y darla a conocer para que se
pueda prevenir, no en vano uno de cada tres la va a padecer alguna vez en su
vida, por no decir dos de cada tres. Y estos
son estadísticas de la Organización Mundial de la Salud.
El cáncer es
la enfermedad de este siglo, junto con los problemas cardíacos es la principal
causa de muerte en el mundo “desarrollado” y por eso debemos estar informados
sobre los métodos para prevenir estas enfermedades y la forma de afrontarlas,
pues es probable que padezcamos alguna de ellas más tarde o temprano.
LA
AMISTAD
Muchos
enfermos de cáncer con los que he hablado siempre me han comentado lo mismo, respecto a los amigos, siempre ha
habido unos pocos que están siempre a nuestro lado, que nos llaman, que nos
visitan y que incluso nos acompañan a las consultas, pero por desgracia, la
mayoría en los peores momentos tienden a desaparecer, ya sea por miedo, por “no
molestar”, o por no querer tener “malos rollos” en su vida, y luego se excusan
diciendo que no querían llamar para no recordarte la enfermedad, para no
molestarte si te encontrabas mal, o sea, excusas de mal pagador, como se suele
decir.
Estas
personas con su comportamiento no deben ser dignas de nuestra amistad, porque
la verdad es que los que estamos enfermos queremos sentirnos apoyados, queridos
y rodeados de gente con la que hablar, conversar y que sean conscientes de
nuestro problema, que reconozcan nuestra enfermedad, y nos tiendan su mano para
lo que necesitemos. Por desgracia, solo unos pocos suelen permanecer al lado
del enfermo, pues los miedos y los tabúes que generan esta enfermedad siguen
haciendo mella en la gente, el miedo hace alejarse de los “problemáticos
enfermos” y por si acaso, mejor no permanecer con ellos, parece fuerte, pero
así es.
La gente quiere ocultar el cáncer y por eso les molestan los enfermos,
a la misma sociedad le molesta la enfermedad y por eso la evita y la esconde,
al igual que esconde a los moribundos y a la muerte.
Debemos ser conscientes de este error y apoyar
a todo aquel que podamos mediante nuestros ánimos y nuestras conversaciones y
sobre todo con nuestra amistad.
Qué no os de
miedo llamar a vuestro amigo enfermo cuando sea, a un enfermo le ayuda mucho el
saber que se preocupan, no le molesta que le pregunten o que quieran hablar con
él, solo en raras ocasiones y porque a lo mejor no se encuentra bien por los
efectos del tratamiento, pero en general sentirse parte de la vida de la gente
nos alienta y nos da optimismo, sobre todo para no sentirse solo.
Tener vida
social nos ayuda mucho porque nos da motivos por los que vivir y luchar, los
amigos son muy importantes en el proceso de curación del cáncer, sobre todo los
buenos amigos.
ESPERANZA
Y FE
Muchas
personas encuentran consuelo en la religión, en la espiritualidad, el sentirse
amparados por fuerzas superiores a nosotros suele ser beneficioso para los
enfermos y los familiares, con esto no digo que se deba ser religioso, es una
opción, se puede creer y tener fe en Cristo, en Alá, en Buda o simplemente en
el Universo, en la vida, en la energía que nos rodea, en nosotros mismos, porque
existen muchas creencias sobre la existencia y ni los religiosos ni los ateos
poseen la verdad absoluta, pero en mi opinión, y por experiencia, creo que
tener fe en la curación y en la vida, nos ayudará en el proceso de la
enfermedad.
Respeto
todas las creencia y cualquiera puede aferrarse a lo que quiera, para mí la
religión fue de gran ayuda, pues reconozco que soy Cristiano, creyente, no
practicante, y pensar en Cristo me daba paz, y me ayudó mucho, pero para quien
es ateo, que no se sienta ofendido por nombrar a la religión, es una opción,
creer en la vida y el Universo o en uno mismo, es igual de beneficioso, sin
alterar las convicciones de cada uno.
Así como la
oración es beneficiosa, las afirmaciones de salud y de bienestar sobre uno
mismo también reporta beneficios a los que estamos enfermos.
El poder de
nuestra palabra es enorme, afirmar todos los días en voz alta nuestra intención
de curarnos, de amarnos y de cambiar a mejor, nos puede ayudar a afrontar la
enfermedad y a superar los “malestares” de la misma.
Todos
deberíamos levantarnos cada día por la mañana y mirarnos al espejo afirmando,
por ejemplo: -Con amor perdono y libero
todo el pasado. Elijo llenar mi mundo de alegría. Me amo y me apruebo-
O sobre
nuestra enfermedad- - Es preciso ir al
interior para curarla. Vino de ninguna parte y volverá a ninguna parte. Todos
los días ocurren milagros. Entro en mi interior para disolver la pauta que creó
esta enfermedad y acepto una curación divina. Así es.
Existen
multitud de libros sobre afirmaciones y sobre autoayuda para enfermos de
cáncer, puedo recomendar varios que nos pueden ayudar mucho en el proceso de
nuestra enfermedad, sobre todo recomiendo leer libros de Louis L.Hay, como –Usted puede Sanar su vida—El poder está dentro de ti—
, en ellos se habla sobre las afirmaciones y el beneficio de las
mismas, sé por experiencia que es difícil asimilar algunos conceptos en los que
nos introducen estos libros, pero vale la pena intentar seguir sus consejos,
nos pueden ayudar a sanar, o por lo menos a aprender a conocernos mejor y
elevar un poco nuestra autoestima, tan necesaria en estos momentos de
“malestar”.
Otro libro
que recomiendo leer es “Volver a vivir”
de Frank Arthur, porque cuenta una experiencia bastante parecida a la mía, pero
de una forma tan clara y amena que no cuesta comprender lo que es estar enfermo
en su lectura, a la vez que nos da una nueva perspectiva sobre la enfermedad
desde la visión de un enfermo de cáncer, como lo fue el propio autor.
En este
libro hay una cita que me gustó mucho y que voy a leerles porque creo que es
muy elocuente respecto a los sentimientos que tenemos los enfermos de cáncer
respecto a esta enfermedad:
“No es poca cosa tener
cáncer. Darse cuenta que se está enfermando, sufrir esa enfermedad y correr el
riesgo de la muerte, estar muriéndose o haber regresado a los vivos y comenzar
de nuevo la vida con el conocimiento de la propia mortalidad. No es poca cosa que
el cuerpo de uno se
reordene, primero por la enfermedad y después por las
intervenciones quirúrgicas y químicas que intentan curar esa enfermedad. La
enfermedad grave lleva a sus viajeros hasta los márgenes de la experiencia
humana. Un paso más y alguien tan enfermo no regresaría. Quiero que se
reconozca ese viaje.”
Por último
quiero nombrar otro libro que para mí fue de una gran ayuda en su momento, y es
el que escribió el malogrado Lance Armstrong, “Mi vuelta a la vida” donde cuenta todo el proceso de su
enfermedad, “cáncer de testículos” y su lucha por volver a estar en primera
línea en el ciclismo, es una verdadera lección de superación, aunque la
ambición y el dopaje pudo con su carrera, pero no deja de tener mérito su lucha
contra la enfermedad, tanto por el libro como su fundación, que hoy ya no
existe y dio esperanza y ayuda a mucha gente.
AUTOIMAGEN
POSITIVA
Cuando una
persona está enferma y se siente mal, la imagen que suele ver en el espejo es
reflejo de lo que pasa en su vida, si aunque nos sintamos mal por la enfermedad
y el tratamiento, intentamos siempre tener un buen aspecto, cuidando nuestra
apariencia, siempre que nos sea posible, logramos que suba nuestra autoestima y
nos sintamos mejor con nosotros mismos.
Sobre todo
las mujeres sois las que más sufrís estos reveses por los tratamientos contra
el cáncer, ya que para vosotras es más difícil sentiros bien sin vuestro
cabello, y además el color de piel de una persona que está en tratamiento de
quimioterapia y a veces ojeras e hinchazones de la cara no favorece el verse
bien.
Por eso se
están fomentando en los últimos años talleres de maquillaje para mujeres con
problemas oncológicos, el éxito de los mismos es abrumador y está haciendo
mucho bien a mucha gente con los consejos y trucos de belleza que proporcionan.
Nuestra
Asociación ya realizó un taller de maquillaje hace unos años y fue un gran
éxito de asistencia, y la gente salió muy motivada y contenta del mismo, sobre
todo las mujeres que asistieron.
Y POR
ÚLTIMO…
En esta
pequeña charla he querido exponer los principales problemas tanto físicos como
psicológicos a los que nos tenemos que exponer los enfermos de cáncer. La
intención de este escrito no es otra que servir de guía para cualquiera que
esté enfermo de cáncer y se enfrente a estas emociones y estos síntomas, sepa
un poco de antemano que es normal sentirse con miedo y con incertidumbre, sentirse
mal con los tratamientos, etc., y si con ello podemos hacer que las personas
afectadas tengan menos temor y más optimismo respecto a su enfermedad, nos
damos por satisfechos.
Nuestra
asociación lleva muchos años atendiendo a quien nos llama, a veces solo para
charlar, para preguntar cosas sobre la enfermedad, y sabemos que este pequeño
gesto ayuda mucho al que está enfermo, pues sabiendo que hay personas que han
pasado por lo mismo que tú, y que ahora están relativamente bien, y que te
explican su experiencia y ves similitudes con la tuya, te da esperanza y te
anima a seguir luchando para salir del trance de la enfermedad.
No he
querido hablar de la gente que no supera la enfermedad, que por supuesto la
hay, porque es evidente que los problemas en estos casos ya son de índole mayor
y pertenecen a la medicina de paliativos y
a la psicología especializada en oncología, para pacientes terminales.
He centrado
esta charla en la esperanza y en el optimismo para poder salir adelante y
superar la enfermedad, como me dijeron una vez unos pacientes que conocí—ten presente que el 50 por ciento del
tratamiento es la medicina, pero el otro 50 por ciento son tus ganas de vivir y
tu fuerza para superar la enfermedad, tu esperanza y tu optimismo—por eso
digo que querer curarse y luchar por ello es la mitad del tratamiento, la otra
mitad la ponen los médicos, y todo en su conjunto es el camino hacia la
curación y la salud, muchas gracias.