domingo, 30 de junio de 2024

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 29

 


 Se alejaron de aquél caos y de aquella sangrienta batalla entre los seres de la oscuridad, El Errante iba guiándolos aunque en realidad aun no tenía ni idea de adonde dirigirse.

Antoine y Josu llevaban a Gimmi duende, atado al tronco, sujetándolo encima de sus hombros, acusaban el peso y el cansancio que les producía el llevarlo de esta forma, Gimmi seguía inconsciente, su cara verdosa apenas tenía ya los rasgos de su anterior condición de gnomo, pero ellos sabían que dentro de ese caparazón de duende estaba su amigo, su querido compañero de penurias en esta extraña aventura, por eso debían salir de aquel bajo Astral para poder darle una cura a su enfermedad oscura.

Después de andar unos cuantos kilómetros, aunque aquí las distancias no tenían mucho sentido, se pararon a descansar, a pesar de ser elementales en este lugar, aún tenían sensaciones y sentimientos humanos respecto a la comida y la sed, necesitaban agua, tenían que beber algún trago.

En su pequeña mochila, Josu tenía algo de comer, unos trozos de pan que Tía Paua le había dado cuando fueron a su cueva de la Sierra, pero no tenían agua, en realidad no la necesitaban, pero en su forma humana, en su interior no podían evitar tener la sed que provocaba esa condición.

Así se lo comunicaron a El Errante, -Verás, Errante, en estos momentos, después de tantas penurias y emociones, tenemos una sensación física de sed, debemos encontrar agua en esta oscuridad, seguro que tu sabes algún lugar donde la haya.-

Antoine le dijo a El Errante, este se quedó parado, pensativo, sin saber que responder, sabía que no necesitaban el líquido elemento, pero también sabía cual era esa sensación, pues él también, al principio de entrar al limbo donde fue condenado a vagar por todos los planos, sentía esa sed insaciable, por eso buscó todos los puntos donde el "espíritu" de esa agua, de ese elemento esencial para la vida y el alimento de los espíritus en estos planos se podría encontrar en cada rincón del Astral, tanto del bajo como del alto.

-Queridos Antoine y Josu, es peligroso adentrarse en esta oscuridad sin haber descansado y repuesto fuerzas, nuestra misión no ha acabado, debemos encontrar a Xena pero para ello debemos salir primero de este Bajo Astral, ir a la Ciudad Elemental y encontrar un remedio entre la medicina elemental para después volver a por la nueva "Madre Oscuridad", Xena.

Para ello debemos ir a un lugar que está bastante alejado de aquí, allí podremos beber el agua espiritual que necesitáis, yo por mi parte ya puedo prescindir de ella, pero en anteriores etapas de mi viaje por estos lares la obtenía de allí.-

-Errante, debemos ir rápido, me siento débil, Josu, también, Gimmi puede despertar de un momento a otro y puede darnos problemas, guíanos por favor, lo más rápido que puedas- dijo Antoine.

Josu estaba triste, cansado, iba callado, con la mirada perdida, su pensamiento solo estaba con Xena, a pesar de que nunca la había besado, ni siquiera había hablado con ella, su amor no le dejaba ver otra cosa que a su hada y el dolor que le provocaba verla en su actual estado, nunca pensó amar de aquella manera, le dolía el corazón, pero tenía confianza en Antoine y en su interior sabía que la iban a liberar, también sabía que sufrirían mucho para hacerlo.

El Errante les puso en pie y dijo: -Amigos, debemos irnos, para encontrar vuestra preciada agua debemos dirigirnos a un lugar extraño, uno de los lugares más próximos a vuestra dimensión humana, pero a la vez uno de los más peligrosos, allí moran criaturas malignas que tienen mucho poder, que pueden atravesar las distintas dimensiones y engañar a vuestros congéneres en sus propias casas y dormitorios para adueñarse de su energía y alimentarse hasta hacer que la locura y la depresión acaben con la vida de muchos humanos, ahora están muy revolucionados, debemos ser precavidos, ya os avisaré si encontramos alguna.-

Antoine y Josu llevaban estoicamente a Gimmi en sus hombros, de repente vieron que se estaba moviendo, parecía que iba a despertar, tenía la boca tapada con un trapo, abrió sus enfurecidos ojos y la ira hizo que se balanceara violentamente en el tronco a hombros de sus amigos, ellos los soltaron y cayó en el suelo con un estruendo enorme, parecía un gusano retorciéndose atado al tronco.

El Errante retrocedió entonces asustado, dijo:- ¡Rápido, tenéis que inmovilizarlo, sino con su fuerza podrá romper las cuerdas, aunque os de pena, darle un golpe en el centro de su cabeza, eso lo hará desvanecerse un tiempo más, si logramos encontrar el agua quizás podamos hacer una pócima de cierta planta que crece en esta oscuridad que le podrá hacer dormir sin violencia, vamos, Josu, ¡dale un golpe!.-

Josu, con todo el dolor de su corazón cerró su puño y con las pocas fuerzas que le quedaban le dio con el mismo en toda la sien, Gimmi dejó de moverse de inmediato, pero esto derrumbó aún más el ánimo de este.

Empezaron a andar rápidamente siguiendo a El Errante para ir al lugar que les había dicho, transcurrieron horas, o lo que ellos consideraban así, se sucedían los fuegos fatuos, aquí y allí habían cubos de hologramas con reflejos de situaciones humanas de espíritus encerrados en ellos, volaban a lo lejos larvas astrales, nubarrones con rayos amenazaban a lo lejos, entre los hologramas habían pozos de ouijas, torbellinos de invocaciones, "cerebros " de poltergeist, veían aterrados como todo ese paisaje se extendía hacia el infinito, sin ver horizonte ni fin, era una imagen que turbaba su espíritu y ensombrecía su alma humana.

De repente, El Errante se paro, oteando el horizonte se puso oler inspirando profundamente, se quedó parado y les dijo:- Amigos, estamos a punto de entrar en la zona donde está el agua que necesitáis, la huelo, esta no es una zona cenagosa, como el resto de lugares por donde transitamos, estamos llegando a la Laguna Estigia, aquí encontraremos un manantial para beber el agua espiritual, para poder salir del Bajo Astral debemos atravesarla, una vez estemos en la otra orilla veremos una cueva en la que al entrar nos llevará inmediatamente a la dimensión humana, desde allí podréis regresar a la dimensión elemental con ayuda de las hadas.-

Llegaron con Gimmi inconsciente, profundamente cansados hasta la orilla de aquella laguna negra, los fuegos fatuos que surgían en sus aguas apenas iluminaban aquella descomunal laguna y su negrura.

-Esta es la Laguna Estigia, queridos amigos, nunca pensé que regresaría a este lugar, ahora os voy a advertir muy seriamente, nunca debéis beber su agua, es corrosiva, deshace hasta el metal más fuerte, es tremendamente venenosa, hasta para los muertos, los hace desaparecer, solo se puede atravesar si llamamos al barquero, aquí es donde vienen los espíritus que logran superar sus hologramas y sus bloqueos, a los que yo ayudo en muchas ocasiones, llaman a Caronte, el barquero que les lleva a la otra orilla, allí atraviesan la cueva para ir al Astral o a otro lugar que no quiero nombrar, por el momento sabed que vosotros, como no estáis muertos y estáis elementados al atravesarla os llevarán a vuestra dimensión humana, como os dije antes.-

Se fijaron que había una pequeña columna solitaria al lado de la orilla de la laguna, vieron que El Errante se acercaba a ella, allí había un cartel que ponía en lenguaje rúnico: " ᛒᛖᛒᛖ ᛃ ᛟᛚᛒᛁᛞᚨ" que significa "Bebe y Olvida".

El Errante les dijo que esta era la advertencia que debían tener en cuenta para poder atravesar la Laguna Estigia, si bebían el agua de esta columna, la cual tenía un agujerito donde brotaba un hilo de agua limpia y cristalina, no recordarían durante su trayecto ni quienes eran, ni que hacían allí, solo al tocar la otra orilla, si no habían caído a la laguna podrían volver a saberlo todo otra vez, una vez montados en la barca de Caronte no sabrían nada, estarían a merced de lo que les viniera en ese momento a su cabeza, o si les influenciaba alguien, era muy peligroso, pero no había otra manera de volver a su mundo, era esto o vagar durante la eternidad por el Bajo Astral, pues ya no tenían poder para abrir portales, estaban deshechos.

Ante la perspectiva del olvido, Josu y Antoine se negaron a beber el agua de momento, la sed los atormentaba, pero no debían perder el recuerdo de su misión, tenían que cruzar aquella laguna como fuera, pero tenían miedo de llamar al barquero, pues debían pagarle el viaje y no tenían cómo.

El Errante estaba inquieto, no sabía lo que hacer en estos momentos, temía que las criaturas de las que les había hablado pudieran aparecer de un momento a otro, estaban expuestos a la intemperie en aquella negra laguna negra, los nubarrones amenazaban oscura tempestad en el horizonte, pero no llovía, debían esconderse hasta tomar la decisión de llamar a Caronte.

De repente, entre la neblina que se levantaba a escaso medio metro del suelo arenoso de aquella orilla vieron a lo lejos una figura que se les acercaba, dejaron a Gimmi en el suelo, se irguieron para otear en la lejanía para ver quien podría ser, la figura iba acercándose poco a poco, tenía forma de mujer, se quedaron quietos esperando a ver quien se acercaba a ellos, hasta que vieron que iba viéndose claramente la imagen de un hada; ¡era Brigitte!, pero ¿qué hacía en estos lugares tan oscuros, si no había abierto ningún portal ni se fue con ellos?.

Antoine se quedó estupefacto, pero algo le advirtió de que no se alegrara con la visión que tenía delante, su sexto sentido le decía que no que estaba viendo no era lo que aparentaba.

La figura de Brigitte se plantó delante de ellos, El Errante se puso en guardia y con un movimiento rápido se interpuso entre el hada y sus compañeros, con firmeza le preguntó: -¿qué haces aquí? ,¿cómo has entrado en esta dimensión?-

Antoine se quedó sin palabras, era su madre, pero notaba algo extraño, no le transmitía amor, no le transmitía nada bueno, todo lo contrario, notaba malignidad.

En ese momento la cara de Brigitte hizo una mueca con un sonrisa sardónica que le desfiguró todo el rostro, con una luz negra se alargó su cuello enseñando una dentadura de fiera horrible intentando morder a Antoine que, por suerte pudo esquivar, sin pensarlo dos veces El Errante intentó empujarla para tirarla al suelo, pero con un salto lo esquivó y fue entonces a atacar a Josu, aquel, paralizado por lo extraño de la situación y el miedo se acachó de forma fetal, entonces Antoine se interpuso entre ellos y recibió un mordisco de aquel ser que parecía ser su madre transformada.

- ¡Es un doppelganger! Un doble maligno que se ha apropiado de tus pensamientos, Antoine, es terrible, nos quiere aniquilar!, esta es una de las criaturas que os dije, son muy inteligentes, nos buscan los puntos débiles! 

-¡Debemos hacer que entre en el agua, solo así podremos vencerla, antes de que aparezcan muchas más como ella!.

Antoine había recibido un mordisco en su brazo, estaba sangrando, el doppelganger parecía haberle extraído vitalidad, ahora estaba más exhausto que nunca, El Errante intentaba coger agua de la fuente con las manos, cosa que  extrañó a Josu, que veía lo que hacía, Antoine estaba en el suelo dolorido, sangrando, Gimmi en un lado inmóvil, atado, abandonado por la situación de nuestros amigos.

Entonces sin pensarlo, El Errante cogió el agua con las manos y dirigiéndose a la doble de Brigitte deformada por su maldad, le arrojó la misma a su cara deforme, en un gruñido aquella criatura retrocedió, y como si le quemara se quedó inmóvil con las manos en la cara, sus ojos se pusieron en blanco y cayó al suelo como muerta, pero estaba con la mirada perdida retorciéndose en aquella arena.

-¡Rápido, debemos ir hacia la fuente, recoge en una de tus botellas agua de la misma y vamos a alejarnos de aquí, debemos llamar a Caronte, el vendrá enseguida y podréis iros, dejad atrás los recuerdos, ya vendrán a vuestra mente cuando los necesitéis, ahora tenemos que partir, vamos!.-

El Errante cogió junto con Josu a Gimmi, Antoine, herido iba detrás intentando no desfallecer, al poco tiempo pararon en un claro de la orilla.

Sin pensarlo dos veces, El Errante se quitó la gabardina, el sombrero y levantando los brazos invocó: - ¡Oh Barquero de la Estigia, te ruego vengas a llevar a estos tres espíritus que no deben estar en este lugar, por la amistad que nos profesamos, no tengas demora, necesitan volver de donde vinieron, yo te pagaré la cuota del traslado!.-

Transcurrieron unos minutos hasta que entre la niebla de la Laguna comenzó a aparecer la figura de una barca en la lejanía, el ruido de los remos llegaban hasta ellos, a la vez desde los lados de la misma orilla iban apareciendo Seres Sombra que acechaban en la oscuridad, a la vez que veían a ¡personas conocidas de su mundo!, veían como se acercaban amigos, familiares, vecinos, una horda de gente que aun en la lejanía sabían quienes eran, pero eran dobles, doppelgangers  que pretendían confundirlos, que habían leído sus mentes y copiaban a sus seres queridos para ir a por ellos para destrozarlos y absorberles su energía y su espíritu.

Estaban asediados, Caronte estaba cada vez más cerca, pero no parecía llegar, no podían tocar el agua, debían saltar a la barca nada más embarrancar en la orilla, faltaba muy poco para que llegara, El Errante intentó por una vez usar su poder mágico espiritual y con los brazos extendidos conjuró al aire:- ¡Seres Angelicales, por los años que estoy ayudando a las almas extraviadas, concededme poder para alejar a estas malvadas criaturas, a mi no me pueden hacer daño, pero dejad que yo si pueda con ellas, no se merecen otra cosa, los elegidos de los elementales deben vivir, dejad que atraviesen la Estigia!.-

Una luz blanca y violácea explotó desde el centro del corazón de El Errante, su brillo hizo que un aire huracanado alejara a todas aquella criaturas camufladas de seres queridos de nuestros amigos y despejara la zona para que Caronte llegara a la orilla.

Rápidamente El Errante, que se quedó con un brillo, como un aura a su alrededor se puso la gabardina y el sombrero, sin mirar a nuestros amigos, se sacudió el polvo y se acercó a la barca de Caronte.

El Barquero, ensotado como un monje, con una barba larguísima, blanca, con la mirada vacía, negra, con las cuencas vacías, les dijo:- Subid, pero antes tenéis que beber el agua del olvido- si no lo hacéis no podéis cruzar la Estigia, es la ley.-

Sin pensarlo dos veces cogieron la botella de Josu, que habían llenado en la columna fuente de la orilla y bebieron, dándole a Gimmi a la fuerza, aun mareado por el golpe de Josu, estaba despertando, pero bebió.

El Errante se quedó en la orilla, con tristeza les dijo:- Yo no puedo acompañaros, amigos, mi misión está aquí, vosotros me habéis ayudado mucho, ahora siento que puedo transcender un poco más para ir a la luz, necesitaba pruebas como estas para poder hacerlo.-

-Caronte, yo pago el traslado de estos amigos, entonces sacó de uno de sus bolsillos tres monedas doradas con los símbolos de los Arcángeles, dijo así:- Estas son las tres monedas que me dieron un día en el Alto Astral, no sabía el porqué, pero quien me las dio, era un gran amigo, murió hace muchos años y fue directamente allí, cuando le guié, pues ese era mi cometido, me las regaló, me dijo que algún día las iba a usar para transcender, siempre las llevo conmigo, ahora es el momento de gastarlas, para esto eran esas monedas, su destino era pagarte, amigo Caronte, lleva a estos humanos y a este elemental a la dimensión terrena, ya volverán a por su amiga con nuevos conocimientos y poderes.

Caronte desplegó una escalera de madera y vio como de nuevo se acercaban los doppelganger para atacar a nuestros tres amigos, ellos, con Gimmi a cuestas subieron a la barca, Caronte desplegó el remo y cuando estaban acomodados empezó a remar hacia la otra orilla, en esos momentos Antoine, herido, sin fuerzas, Josu deshecho y Gimmi despertando en forma de Duende, empezaron a olvidarlo todo, quienes eran, que hacían allí, adonde iban, cual era su propósito, las mentes de los tres quedaron en blanco y Caronte, lentamente, les llevaba a la otra orilla de la Estigia, al lado de la cueva que les llevaría a la dimensión humana, ahora acechaban otros peligros, otros desafíos, pero para ello debían volver a recordar.


Continuará...