Fueron penetrando sigilosamente por todas las estancias de la casa de Antoine, cuando estuvieron en la cocina cogieron bolsos que habían colgados en un lado del mueble de la misma, lo llenaron con todos los víveres que pudieron encontrar, sal, pimienta, otras especias, patatas, cebollas, latas, botellas de leche, todo lo que había en la nevera, que estaba en buen estado, intentado no hacer mucho ruido.
Cuando llenaron los bolsos los pusieron en un carrito de la compra que Antoine tenía en su despensa, según sus cálculos tendrían comida para unos cuatro días, tenían el pensamiento de ocultarse en la casa de Josu durante ese tiempo a ver que ocurría con este extraño suceso.
El ambiente en la casa de Antoine estaba cargado, notaban algo raro, se sentían observados, había algo o alguien en aquel lugar, el sexto sentido mágico de Josu y Antoine, que habían desarrollado durante su aventura en el Bajo Astral les decía que algo que no era terrenal permanecía en esta casa.
Antoine se puso alerta, cogió rápido la sal del carro de la compra y esparció un puñado formando un círculo alrededor de Josu y de él.
Josu se quedó quieto, dejándole hacer, estaba seguro que su intuición no le fallaba y Antoine estaba protegiéndose y protegiéndole a él también, algo estaba acechando en la semipenumbra de la estancia donde estaban, en el comedor.
El aire de la habitación se enrarecía por momentos, un olor a moho, a humedad y fango emergió de repente en aquella estancia.
Antoine con voz firme dijo: -¡Seas quien seas, aparece de la oscuridad, en el nombre de Adonai, te insto a revelarte, no puedes penetrar el círculo de sal sagrado, no me obligues a atacarte, revélate, espíritu inmundo!-.
Transcurrieron unos segundos de silencio, entonces de la puerta de la cocina, en aquella semipenumbra, se escucharon crujidos en la madera del parquet , se dirigían hacia el comedor, entonces vieron una sombra más oscura que aquella penumbra, una sombra de ¡Un Duende!, era uno como los que habían atacado la cueva de las hadas, como los que les atacaron en el Bajo Astral, pero había algo diferente en él, no parecía tener la cara de rabia de todos sus compañeros.
El Duende se fue haciendo más visible a medida que avanzaba, su rostro era menos verdoso que los que habían combatido y escapado en su anterior aventura.
El mismo levantó las manos en señal de paz, su olor era insoportable, pero con la característica voz socarrona y desagradable de su condición dijo:- ¡No quiero haceros daño!, soy uno de los Duendes que os atacaron en el Bajo Astral, estuve en la batalla con las Larvas, tengo algo que os pertenece, he venido a devolverlo y a avisaros!-.
Antoine y Josu se quedaron estupefactos, con los ojos como platos, no sabían que decir ante esta aparición espectral tan desagradable, pero a la vez sorprendente, era la primera vez que un Duende les hablaba de forma amable, ¿qué sería lo que este ser tendría que quería devolverles?.
-¿Qué has venido a hacer a esta dimensión, sucedáneo de Daemon?, seguro que eres un explorador que vienes buscándonos, nos has seguido el rastro, nada bueno puede venir de un Duende, no pretendas engatusarnos con tu labia de serpiente-.
-¡Antoine!, escúchame atentamente, he venido arrastrándome por una grieta de dejaron quienes han entrado a este mundo sin permiso, soy Duende, pero algo que tu perdiste y yo cogí me ha cambiado, he visto la realidad, me avergüenzo de mi condición, se me ha revelado una verdad que no conocía y ahora quiero vivir, deseo un cambio, se me ha mostrado un camino de redención, ahora sé que también soy Elemental-.
-No te creo, Duende, acércate a nuestro lado y dime que es lo que te ha hecho reflexionar de esta manera, ¿qué es lo que perdí y vienes a devolver?, ¿qué has visto para llegar a estos pensamientos?, es muy extraño que un ser como tú tenga ganas de cambiar y ver la luz de Gaia-.
El Duende se acercó, se dieron cuenta entonces que el color de sus ojos, antes negros, como todos lo de su clase, ahora eran de color claro, su mirada parecía limpia, entonces sintieron compasión al mirarle a los mismos, algo en sus corazones les dijo que era verdad lo que el Duende contaba.
-¡Enséñame lo que venías a devolver, por favor! Desconfiamos de ti, es demasiado extraño que un ser como tú quiera devolver algo y menos confesar todo lo que nos estás diciendo!-.
El Duende se metió la mano en el bolsillo central de su pantalón roído, escondiéndolo en el puño, abrió la mano y cayó una especie de medallón fundido con una piedra preciosa, colgando de la cadena en uno de sus dedos.
Antoine no daba crédito a lo que estaba viendo, lo que este ser había traído era su medallón del Tetragramatón fundido con la Gema del desierto que su madre le regaló, recordó que lo había perdido en la batalla contra los Duendes, cuando las Larvas Astrales les "ayudaron", lo dio por perdido para siempre, también le sirvió para darse cuenta que sus poderes no venían de ese u otros objetos, sino de si mismo, que era él quien los cargaba, pero le tenía apego porque le ayudaron mucho a encontrar esa verdad.
-¿Cogiste el medallón en el Bajo Astral y lo has traído hasta mi casa?- dijo Antoine- ¡Cómo has sabido donde vivía y porqué quieres devolverlo!-.
-El medallón me lo dijo, él me ha traído hasta aquí, quiere volver a tus manos, también me ha enseñado muchas más cosas, me ha hablado de la bondad, de la humanidad, de la luz, de la naturaleza, me ha dicho que papel tengo yo en la misma, he conocido cosas que nunca pensé saber, por eso estoy aquí, quiero cambiar, ha pasado algo terrible en nuestra dimensión oscura, se ha abierto un portal enorme, han traspasado el umbral de la realidad, han penetrado en este mundo seres más terribles que aquellos que conocisteis en el Bajo Astral, incluso nos están atacando y destruyendo en aquella dimensión, han penetrado en la vuestra y quieren acabar con el equilibrio dimensional que existía, esto me lo ha revelado el medallón, me hablaba una voz femenina, creo que era un hada, no recuerdo bien su nombre, creo que era Bridget, no, Brigitte, eso, así se llamaba, ella me dijo que te buscara, que me iba a ayudar a cambiar, que tú, Antoine serías quien lo hiciera, que sabrías cómo-.
-¡Dices que esta hada contactó contigo!, ¿cómo lograste hacerlo?-.
-Cuando escapé de la lucha, me escondí en una cueva próxima, esperando a que pasase el ataque de las Larvas Astrales, muchos de mis compañeros desaparecieron absorbidos, por las mismas, tenía el medallón en la mano, lo apretaba con fuerza, sentía un calor extraño, que nunca había sentido algo así, me empezó a invadir una sensación de tristeza, de dolor en mi corazón, los Duendes no podemos sentir eso, ahora lo sé porque el medallón me lo hizo aprender, entonces miré directamente a la gema que había fundida con aquella estrella extraña de medallón, en mi mente aparecieron imágenes de un desierto, de la belleza del cielo estrellado, de la arena barrida por el viento, imágenes de Oasis maravillosos, de lluvias que lo inundaban y crecían millones de flores hermosas, entonces escuche la voz de Brigitte, me decía que siguiera mirando aquellas imágenes, que me olvidara de mi condición, que siguiera los pensamientos que ella me estaba transmitiendo, escuché música maravillosa, imágenes de niños humanos jugando, vi lo que era la alegría, las celebraciones, la risa, algo impensable para un Duende, entonces poco a poco el calor del medallón se transmitió a mi oscuro corazón y empecé a anhelar sentir, querer, reír, ser un Ser Elemental, formar parte de Gaia, dejar la oscuridad-.
-La voz de Brigitte me instruyó durante mi tránsito a esta dimensión en aquella grieta que abrieron los que pretenden destruir esta realidad y provocar lo que ella me dijo: "La Entropía Elemental", y por ende la de la Humanidad-.
-Entonces cuando atravesé el portal de los que no tienen permiso, aparecí en la Sierra de vuestro pueblo, rápidamente bajé al pueblo en la noche, con mi habilidad de explorador y rapidez de Duende, siguiendo las instrucciones del hada, llegué a tu calle y con la habilidad de un ladrón abrí la puerta y me agazapé en un rincón custodiando el medallón, esperando el momento en el que vendrías, ella me lo pidió así, y así lo he hecho, espero me perdones y tengas misericordia de este Duende arrepentido-.
-Hay algo que no entiendo,- dijo Josu- Dices que entraste por una grieta de un portal que habían abierto unos seres que son peores que vosotros, que las sombras, ¿quienes son esos seres?-.
-El Duende mirando cabizbajo, temblando dijo: -Son lo peor que le podía pasar a este mundo, han estado contenidos durante décadas, las fuerzas de nuestra enemiga Gaia junto con sus elementales los mantenían sellados en su no-dimensión, en la antimateria, pero vuestra ciencia ha logrado abrir un portal por el que se han colado, ellos quieren destruir a todo ser Elemental y por ende también humano, se quieren adueñar de todas las dimensiones hasta llegar al Alto Astral, verse con lo que denomináis "Dios", estoy hablando de los Seres Elementales Oscuros, creados por vuestra ciencia nuclear y transportados aquí mediante vuestros aceleradores de partículas, ellos han creado los portales por los que han entrado, ahora su número es crítico y ya han empezado su "revolución"-.
Antoine le instó a que dejará el medallón en el suelo, al lado del círculo, el Duende lo dejó y con un movimiento rápido lo cogió, en ese momento el medallón empezó a emitir una luz violeta, formando una especie de holograma, entonces en el mismo apareció Brigitte.
-Hijo mío, estamos atravesando un momento crucial, cuando penetrasteis en el portal hacia vuestro mundo, los doppelganger avisaron mediante un enlace dimensional, aprovechando los experimentos de un laboratorio de aceleración de partículas atómicas en vuestro país, entonces lo abrieron y dejaron entrar a los temibles Seres Elementales Oscuros, ellos vienen a descontrolar vuestra sociedad, llenar de apatía y de oscuridad la mente de los humanos, entrar en el mundo Elemental y destruir todas las leyes de la naturaleza, su misión es destruir a Gaia, aprovechan vuestra locura científica y vuestra técnica de destrucción para sus objetivos, son aliados de Los Arcontes, ellos destruyen los cuerpos y ellos recolectan la almas para volverlas a este mundo en decadencia total, así se alimentarán muchísimo más, hasta el fin de todo lo conocido, ahora si que tenemos que actuar para detener esto, querido Antoine, estamos todos en peligro-.
El holograma se cerró, Antoine quedó preocupado por su madre, pues no sabía como contactar con ella, pero por lo visto el medallón valía para muchas más cosas de las que sabía, era un nexo de unión con ella, aunque ahora no podía contactar.
El Duende se puso de rodillas y le pidió a Antoine: - Por favor, vengo en son de paz, quiero ayudaros, dadme una oportunidad, he visto lo que es la vida, la bondad, la risa, ahora que lo conozco quiero librarme de toda mi oscuridad, quiero ser útil, servir a mi señora Gaia, conviérteme en Elemental, tú sabes hacerlo, o Mago, tienes el poder, ella me lo ha dicho-.
Josu se quedó mirándolo con compasión, la cara del Duende se había vuelto de un verde rosáceo, sus ojos se habían vuelto claros y su mirada delataba arrepentimiento, le dijo a Antoine: - Todo el mundo necesita otra oportunidad, veo que este Ser parece que quiere cambiar, si sabes como librarle de su condición, creo que deberías hacerlo, necesitamos aliados, el mundo se ha trastocado mucho, si hay alguien que pueda estar contra el enemigo, debemos ayudarle-.
-Está bien, que venga con nosotros, ahora es semimaterial, nos puede echar una mano, te agradezco que me hayas devuelto el medallón- diciendo esto, se lo volvió a poner en el cuello- creo que tu voluntad es buena, ven con nosotros a casa de Josu y tracemos un plan para ver como podemos avisar al mundo Elemental y contactar con las hadas y el resto de compañeros para parar esta hecatombe que nos acecha-.
Antoine rompió el círculo de sal y alzando las manos le dijo al Duende: - Duende, no oses engañarnos, ahora eres parte de esta misión, si lo haces, tu destino sera peor que aquel que va al infierno- tomó un puñado de al y le espolvoreó- ahora estás sujeto por la sal sagrada, la tierra te toma, tu voluntad ahora pasa por mi juicio, quedas sujeto a mí-.
Un hilo de luz salió del Duende y se posó directamente en la mano de Antoine, como si fuera una correa que sujetaba al Duende, entonces este se irguió y sin dudar se puso al lado de Antoine, cogieron las viandas y el carrito de compra y salieron de su casa, no había luz en la calle, era de día pero estaba oscuro, nubarrones con rayos refulgían en lo alto del cielo, el ambiente era como eléctrico, la gente se escondía en sus casa y ni siquiera se veían a los "apáticos", algo estaba por llegar...
Continuará...