Antoine ayudó a El Fauno a levantarse de la piedra donde estaba sentado, Mimma cogió de la mano a Gunni, visiblemente afectada, en parte feliz de encontrarlo, pero también desolada por ver todo el mal y a todos los que habían desaparecido a causa de los Arcontes y los Elementales Oscuros, la situación era terrible, el Mundo Elemental se tambaleaba, todo parecía estar sucumbiendo a la oscuridad y la maldad de los seres que nada tenían que ver con Gaia y la Creación.
- ¡Debemos ir por toda la ciudad Elemental para encontrar algún superviviente más, no puede ser que todos hayan desaparecido!- dijo el Fauno.
-Mi señor Fauno, creo que sería conveniente revisar las casas-árbol destruidas, pueden haber más supervivientes, o quizás usando sus poderes podríamos convocar a quienes queden aquí para intentar reponer lo que quede de la ciudad.-dijo Mimma, abrazando a Gunni, que aún tenía cara de susto y temblaba por la terrible experiencia pasada.
Antoine se quedó pensativo y oteó el horizonte; en aquel lugar Elemental se estaba poniendo el Sol, llegaba la noche en esa dimensión, una noche en la que no había estrellas, se quedaba todo en penumbra y el cielo se llenaba de auroras boreales de brillantes colores, nunca vistas en la dimensión terrena; otras leyes físicas regían este lugar.
Salió de su ensimismamiento y le preguntó al Fauno: - Mi señor, ¿no sería posible elevarnos por encima de la ciudad y ver si existe movimiento o alguien deambulando?, desde aquí la visión es limitada y no podemos abarcar mucho terreno, en una ocasión Gimmi nos dijo que en esta dimensión podíamos volar si lo deseábamos, pues ahora es el momento de que usemos esa posibilidad.
- ¡Tienes razón, Antoine!, mis heridas no me dejan pensar con claridad, verás, para volar en este lugar solo debemos desearlo, en mi actual estado no sé si podría realizar el vuelo, pero Gunni, Mimma y tú si podréis hacerlo, verás, tenéis que saltar con todas vuestras fuerzas y una vez en el aire deberéis decir: -Levior aere, vento velocior, in hoc conatu volo- "Más ligero que el aire, más rápido que el viento, vuelo en este intento".
Antoine se dispuso a pronunciar esas palabras dando un salto, entonces en ese momento su cuerpo se puso a elevarse hacia arriba, si se movía a un lado apuntando con los brazos se dirigía a esa dirección, si extendía los brazos se paraba en seco flotando, estuvo practicando un poco como dirigir su cuerpo hasta que le pilló el tranquillo.
Mimma y Gunni hicieron lo mismo y los tres empezaron a subir hacia arriba, cada uno iba en una dirección para poder ver desde arriba si quedaba alguien vivo en la ciudad Elemental, aparte de ellos.
El paisaje era desolador, Antoine veía todo arrasado, al Igual que Mimma y Gunni, no podían evitar que las lágrimas por la pena y el dolor afloraran de esa forma.
Nuestros tres amigos siguieron realizando el vuelo por encima de la Ciudad Elemental, veían el ir y venir de algún que otro Ser Sombra, pero siempre desaparecían entre los recovecos de las casas del barrio de los Gnomos, o se colaban por los cráteres del barrio de las Sílfides, sin embargo en la parte donde vívían las Salamandras no veían a nadie, ni siquiera Sombras errantes.
Decidieron separarse un poco para abarcar más territorio, Antoine decidió ir a ver al "barrio" de las Ondinas y Nereidas; era todo desolación, sobrevolaba lo que antes fue un lago y con gran pesar vió que no quedaba nada de las edificaciones submarinas, las casas de algas estaban quemadas, solo quedaban en pie las ruinas de los sitios de reunión donde Endora les explico la labor que realizaban y el mensaje que debían guardar, parecía que hacía mucho tiempo de ello, pero hacía solo unos pocos días, quizás dos, no creía lo que veía.
Giró su vuelo hacía aquel lugar donde las columnas de piedra y la mesa donde se sentaron seguían de pie, aterrizó en las mismas y se dispuso a tocar la tierra de aquel suelo que fue submarino.
Se dio cuenta que ni siquiera estaba húmedo, no quedaba nada de agua, ¡qué tremendo poder tendrían estas criaturas oscuras que con su negra energía habían evaporado toda la humedad de aquel lugar, y se temía que también lo hubieran hecho con Endora y sus hermanas!
Sintió una punzada en el corazón, de verdad el Mundo Elemental estaba sucumbiendo a esta extraña fuerza oscura que había penetrado en las distintas dimensiones, el peso de esta desgracia empezaba a afectarle y hacía que se sintiera perdido.
Oteó el horizonte de aquel lago seco y allá a la lejos, en uno de sus extremos vio un brillo extraño, entre tanta arena y sequedad destacaba muchísimo.
Dio un salto y diciendo el conjuro para volar se dirigió a donde estaba aquél extraño brillo, en un corto espacio de tiempo, no medible en esta dimensión, llegó allí; el brillo provenía de una botella que estaba semienterrada en el suelo de aquel lago, junto a ella había también restos de vasijas de cerámica, no había ninguna completa.
Antoine cogió la botella y se dio cuenta que en su interior había algo flotando en un líquido transparente que supuso que era agua, aunque la botella estaba cerrada.
Puso la botella contra aquel Sol extraño para ver de que se trataba lo que había dentro, vio como había algo parecido a una oruga que se movía, rápidamente se la guardó en uno de los bolsillos de su mochila, que siempre llevaba puesta y fue en busca de Gunni y Mimma.
Estos seguían volando alrededor de la Ciudad Elemental, cuando los encontró le dijeron que no habían visto a nadie, ningún gnomo, ni Silfo, ni Ondina, ni Salamandra, solo había desolación y el Fauno sentado en una piedra donde lo dejaron, al lado de lo que fue casa de Gunni.
-Antoine, he visto una grieta de luz al final del barrio de los Sílfos y Sílfides, me ha parecido extraño, porque en aquel lugar nunca había visto tal cosa- dijo Gunni-.
-Es verdad, Antoine, cuando he subido por ese lado también la he visto, parece algo extraño, deberíamos ir a echar un vistazo- comentó Mimma.
-El ambiente de este lugar está cambiando, se nota la pesadez de maldad que ha arrasado todo esto, debemos volver con el Fauno, informarle y luego decidir si vamos a ver aquella grieta de luz, me temo que eso no debe de ser algo bueno para la Ciudad Elemental, consultemos con Fauno- dijo Antoine.
Rápidamente se dirigieron a ver a El Fauno, este permanecía sentado en una piedra, cabizbajo, con los ojos cerrados, parecía que estaba meditando.
Tomaron tierra y Mimma se dirigió a su señor:-Mi Señor Fauno, hemos reconocido toda la ciudad y no queda nadie en los alrededores, al parecer todo el mundo ha huido o a sucumbido, sin embargo no debemos perder la esperanza, Gunni y yo hemos divisado una grieta de luz al final del barrio de las Sílfides, no sabemos con certeza lo que es, pero parece ser un portal que se ha quedado abierto en aquel lugar, quizás por allí huyeron a la dimensión terrena todos los que sobrevivieron, pero no cerraron el mismo, ahora las dos dimensiones se están mezclando, me temo que eso es lo que ha ocurrido, necesitamos su consejo, sabio Fauno.
El Fauno alzó la mirada y dijo: - He contactado telepáticamente con todos mis hermanos en las distintas ciudades elementales de todo este mundo, solo me han contestado nueve, los demás no sé nada de ellos, existen miles de Ciudades Elementales, pero solo nueve, contándome a mí, tienen a un Fauno a su mando en estos momentos.
-Me han contado que la destrucción vino de forma súbita, de repente se abrieron portales negros en todos los lugares, penetraron hordas de Elementales Oscuros, grupos de cuatro como visteis en la Tierra; iban arrasando por donde pasaban , ni siquiera el fuego mortal de las Salamandras les hacía ningún daño, los Gnomos eran los primeros en sucumbir, los eliminaban con sus rayos de color verde, los Silfos intentaban crear torbellinos para elevarlos y lanzarlos fuera de la ciudad, pero ellos absorbían esos torbellinos y los devolvían hacía el barrio de las Ondinas, absorbían con los mismos toda el agua de su lago y la hacían desaparecer en un vórtice junto con ellas, todos me han dicho que nunca habían visto tanta maldad y aniquilación-
-Mis nueve hermanos me contaron lo mismo, ahora estaban intentando contactar con la dimensión terrena, miles de nuestros ciudadanos huyeron allí, crearon portales para poder llegar al lugar donde se refugian las hadas, una Interdimensión que no es visible para los humanos y habitantes de vuestra dimensión, pero que está más cerca de vosotros que esta, allí habitan las hadas y otros seres que decidieron vivir en vuestro mundo para dirigir la naturaleza de forma más efectiva y ayudar al ser humano, ahora es el último refugio que nos queda en la existencia.
-Mi señor Fauno- dijo Antoine-he encontrado esta botella en el lago seco de las Ondinas, no sé que puede ser, quiero que lo vea, parece que algo se mueve en su interior.
El Fauno abrió los ojos como platos y mirando la botella le indicó a Antoine que se la diera, parecía ser algo muy valioso, con mucho cuidado la cogió y la apretó contra su pecho peludo, su cara se iluminó y pareció recobrar la alegría por un instante.
Antoine se quedó sorprendido y preguntó:- ¿Qué es lo que contiene esta botella?, parece una larva o una oruga, ¿es importante?.