lunes, 25 de diciembre de 2023

UN PASEO EXTRAÑO CAPÍTULO 12

  


Siguieron la senda de la sierra que iba en la dirección de la montaña que Gimmi había nombrado, era la más alejada de la misma, quizás la más alta, aunque era una Sierra que rondaba los mil metros sobre el nivel del mar, por lo tanto la dificultad para subir de forma humana no era mucha, mucho menos en la forma elemental, aunque se dieron cuenta que en su dimensión, a pesar de tener forma elemental, no podían ir mucha más rápido que en la humana.

Josu le dijo a Gimmi:- Veo que no podemos ir tan rápido como cuando estábamos en tu "mundo", creía que teníamos en esta forma la rapidez vuestra.-

Efectivamente, la densidad de esta realidad, a pesar de que somos más sutiles, también nos afecta, por eso tendremos que andar un buen trecho hasta llegar a la montaña, pero no os desesperéis, para nosotros el tiempo pasa más lento, por eso a pesar de que nos cueste un poco, llegaremos en la mitad de lo que os costaría en vuestro estado original.

El estado feérico es medio material, somos energía densificada tenuemente y por eso podéis vernos cuando realizamos actividades que nos hagan manejar objetos en este mundo, o plantas y animales.-

Gimmi les instó a que se movieran con rapidez, pues tenía la sospecha que las nubes que se estaban formando, oscuras y el aire helado, que a pesar de ser primavera, soplaba de forma inusual, no eran normales, alguien o algo las estaba provocando, él sabía que podía ser a causa de que alguna criatura no deseada pululaba por estos lares, solo deseaba que no fuera un espíritu maligno poderoso, en esta Sierra moraban varios de ellos, pero para no desanimarlos y atemorizar a sus compañeros, no les dijo nada, de momento.

De repente en una de esas ráfagas heladas se escuchó tenuemente una frase en un idioma que Josu y Antoine no conocían: -Venid a mi casa, os espero,seres de la bruma-.

Gimmi la oyó perfectamente, entonces recordó que esa voz le era conocida, sabía quien era el que los estaba llamando en el idioma rúnico que todos los elementales conocían, pero sabía que era humano, pues la voz era conjurada de forma telepática.

Se giró para decirle a sus compañeros:- Queridos amigos, debemos desviarnos un poco del camino, he escuchado una llamada de alguien que hacía mucho tiempo que no sabía nada de él, bueno, de ella mejor dicho.-

-Veis aquel páramo en la lejanía, a unos dos km existe una cueva, mejor dicho una casa-cueva que está muy deteriorada, pues esa es la morada de una de las últimas brujas curanderas que existen en vuestro pueblo, es conocida con el nombre de la Tía Paua, ella nos conoce bien, siempre ha establecido contacto con nosotros en nuestras incursiones en esta realidad, es muy sabia, a pesar de que la consideran una bruja, ayudó a mucha gente que viene a verla, cura muchos males, saca energías negativas y da sabios consejos, pero hace años que vive sola, ya casi nadie se acerca a su cueva, ha sido olvidada por tu pueblo, vive de unas gallinas que cría, cultiva un pequeño huerto al lado de su cueva y de vez en cuando los forestales que cuidan la Sierra le traen comida y ropa, pues le han cogido cariño.

Ella ha sido quien nos ha llamado, sabe que estamos aquí y quiere decirnos algo, vamos a visitarla, ya veréis, es una viejecita muy entrañable, pero tiene mucho conocimiento y sabe de nosotros.-

Según iban caminando el viento se iba haciendo más fuerte, el frío a pesar de que no lo notaban igual que cuando tenían la condición humana, iba poco a poco haciendo mella, Gimmi les dijo que no era normal que hiciera este viento y este frío en esta época, era provocado, pero no sabía por quien.

Llegaron a la cueva de la Tía Paua a medianoche, vieron que en una ventanita de la parte construida de la cueva había una luz como de vela. 

Gimmi les dijo que volvieran a entrelazar las manos para que densificaran su materia, si no no podría verlos la bruja, así lo hicieron y vieron como ya no podían ver a través de su cuerpo.

Tocaron la puerta carcomida de la cueva y oyeron una voz de mujer mayor que dijo:- Pasad, pasad, estáis en vuestra casa, sois bienvenidos.-

Gimmi pasó primero seguido de Josu y Antoine ;sacando su sombrero hizo una reverencia y le dijo a la Tía Paua: -Querida tía, cuanto tiempo sin verla, he oído su llamada y aquí estamos, espero que sea importante, tenemos una misión que cumplir, ya sabes a que me refiero...-

-Si que es verdad Gimmi, en estos tiempos en los que el Mundo está tan perdido hemos dejado de lado el contacto con los elementales, la verdad es que te he extrañado mucho Gimmi, llevo muchos años sola aquí arriba, esta cueva es lo único que tengo, ya nadie me visita, solo los zorros, los jabalíes, los pájaros y los conejos son mis vecinos, excepto cuando vienen los Guardas forestales, pero me tratan como si fuera una loca, aunque son buena gente y me hacen bien.-

-He estado consultando la runas, también las cartas y me dijeron que iba a tener un encuentro inesperado, cuando hice meditaciones me vino a la mente tu imagen, Gimmi, también las de tu compañía, decidí por eso enviar un mensaje en el viento mediante la técnica telepática que me enseñaste.-

-He sabido por ellas que en esa Sierra se está formando una halo de negatividad muy grande, no había sentido nunca tanta maldad en este lugar, incluso en la noche tengo que poner sal gorda conjurada en la rendija de la puerta para que ningún ente sombra entre, está todo plagado, ya no veo a la buena gente paseando por aquí, ni siquiera a los elfos amarillos que veía en los días claros hacer su trabajo, sabes que yo tenía muchas amigas hadas, hace mucho que ya no aparecen por aquí, ni siquiera sé se han desaparecido o se han ido.-

-Estamos buscándolas Tía, nos dirigimos a la montaña del Pico Tumulario de la Sierra, la última antes de penetrar en otra región elemental, queremos ver si las hadas están allí, sabes que es el último rincón relativamente virgen que queda en estos montes.- dijo Gimmi.

Josu y Antoine sabían de la existencia de esta mujer bruja, pero nunca habían podido subir a visitarla, pues también consideraban que eran habladurías sobre su existencia, la gente no sabía bien si aún vivía o ya no estaba en aquel lugar.

Los dos se dirigieron a ella y le dijeron:- Tía Paua, estamos encantados de conocerla, nosotros somos mortales pero Gimmi nos ha "reclutado" para cumplir una misión, siento que esté tan sola y se sienta tan mal, si podemos ayudarla en algo.-

-Gracias, quiero que a partir de ahora me llaméis Lola, pues este es mi nombre real,aunque todos me conocen como Tía Paua - Dijo la bruja.

-Hace muchos años yo era una persona normal y corriente, vivía en el pueblo, tenía una vida como cualquier chica joven, trabajaba en una tienda, de dependienta, tenía novio, pensamientos de casarme y formar una familia, pero me gustaba mucho leer libros de temas ocultos, era mi pasión saber de espíritus, de brujería, de curanderismo, aprendía a tirar las cartas del Tarot, me apasionaban todos estos temas, pero en aquel tiempo todo esta estaba mal visto, todos al hablarles de estos temas me rechazaban en su compañía, incluso mi novio me dejó al ver que la gente hablaba de mí, pero si que me buscaban para que les tirara las cartas, querían ver su futuro, querían que les hiciera hechizos de amor, que yo en mi ignorancia de entonces, hacía sin prever las consecuencias que tendrían para mí, así que poco a poco fui cogiendo fama, como tú Antoine, de rara, de bruja y de maligna, porque muchas jóvenes creían que perdían a sus novios por mi culpa, y que yo causaba todos los infortunios que les sucedían a vecinos del pueblo.-

-Entonces un día se presentó en mi casa el Cura del pueblo junto con la Guardia Civil, entraron y registraron hasta que dieron con el pequeño altar que me hice para contactar con los espíritus, los libros de esoterismo, las cartas y todos los utensilios mágicos que pude conseguir.-

-Me hicieron quemar todo y con una patada en el culo me desterraron del pueblo, mis padres se avergonzaron de mí y no quisieron ayudarme, entonces huí a la Sierra, durante tres días deambulé por ella, pasando frío, hambre, sed y necesidad.-

-A los tres días llegué a este lugar, a esta cueva, aquí vivía un pastor, amablemente me acogió, le pedí refugio y me dio comida y vestido, todos los días bajaba al pueblo y me traía lo que necesitaba, durante dos años no dijo nada de mí, yo fui sanando mis heridas en este rincón, el Pastor, que se llamaba Manuel nunca me juzgó por lo que yo había hecho, es más, me ayudó a recuperar mis libros, con lo poco que ganaba me los iba comprando, incluso me consiguió otra baraja de Tarot y me enseño las artes de las hierbas, de como curar huesos y esguinces a las cabras y extrapolarlo a las personas, él traía a gente de su confianza para que le ayudara pues adquirí el don de la curación por imposición de manos, aprendí a sacar el mal de ojo, a manejar los espíritus benignos en beneficio de la gente, eso os incluye a vosotros los elementales, tú fuiste el primero con el que contacte, Gimmi.-

-Manuel y yo acabamos enamorándonos y decidimos quedarnos a vivir en este pequeño rincón, pero no tuvimos hijos, él era diez años mayor que yo, cuando murió me quede sola, entonces fue cuando conocí a los seres elementales, Gimmi pasó un día por aquí realizando sus tareas en la Sierra, me vio en la puerta de mi cueva llorando, se presentó y a pesar de su aspecto, no me asusté, es más agradecí su presencia, el vio mi tristeza y quiso consolarme, desde entonces fuimos amigos, él me instruyó sobre los elementales, poco a poco los fui conociendo.

-Poco a poco al pasar unos pocos años se fue extendiendo la voz de que podía sanar y mucha gente venía a que yo la curara, no se me daba mal, pero lo que más buscaba la gente era consuelo espiritual, veía que poco a poco se estaba instaurando una negatividad muy grande en la gente, conforme pasaban los años los tiempos se enrarecían y la gente perdía la esperanza, se iba creyendo menos en la bondad y la empatía de la gente, por eso enfermaban más, pero yo intentaba curar con hierbas de la sierra, energía y la ayuda de elementales médicos, hasta que dejaron de venir, pues la gente acude a la medicina tradicional a pesar de que cada vez enferman más, que no es malo, pero han olvidado curarse el alma, yo les curaba ahí.-

-Pero habían muchos casos que no podía hacer nada, como en enfermedades como el cáncer, o las derivadas de la polución que hemos provocado, por eso un día, sobre todo después de fallecer mi querido Manuel, dije que ya no iba a curar más, que quería desaparecer como bruja curandera, pues mi energía mermó de tal manera que enfermé, tuve que irme de la sierra, volví al pueblo como una señora mayor normal, casi nadie me conocía, me mezclé con la gente del pueblo otra vez, así estuve diez años, integrándome, sin tocar las cartas, ni ver a mis animales, ni a mis gnomos, ni a mis hadas, con las que yo tanto aprendí.-

-Hasta que un día, harta de tanta soledad en compañía, decidí imponerme la soledad acompañada que la Sierra me proporcionó, ahora aquí habito sin importarme nada ni nadie, solo mi soledad y mi Sierra.-

Gimmi se quedó pensativo y con cara seria le dijo: - Conocía tu historia Lola, Tía Paua, solo espero que estés bien, sabes que puedes contar con nosotros-.

- Lo sé, por eso os he llamado, os he visto en mis meditaciones, como he dicho antes y quiero ayudaros, sé donde habitan las hadas, ellas me lo dijeron antes de marchar de aquí, me dieron un saquito con unos polvos para que me pudiera comunicar con ellas en caso de extrema necesidad, son mis amigas, quizás las únicas que tengo.-

Entonces sacó del bolsillo de su delantal, pues siempre lo llevaba puesto u pequeño saquito dorado atado con un hilo de plata, lo abrió y se echó un puñado de su contenido en la mano, con un movimiento circular lo fue dejando caer en una mesa.

Al momento el circulo que dibujó con aquel polvo empezó a brillar, en el interior del mismo se fue formando una imagen como si fuera la pantalla de un televisor, a los pocos segundos se formó un rostro bellísimo de una joven de tez blanca como la leche, ojos rasgados, con el pelo recogido con una diadema plateada, un pelo blanco que reflejaba la luz, los ojos oscuros como la noche, orejas estilizadas y unos labios finos y sensuales, de un color morado.

- ¿Qué deseas, Lola? , dijo la joven aparecida en el círculo, sabes que tiene que ser importante para que puedas contactar con nosotras.-

- No os molestaría si no lo fuera, Señora Ari, hay una Buena Gente en mi casa que quiere ir a visitaros, creo que a uno lo conocéis, es Gimmi, el Guardián del Roble Negro, los otros dos son Seres con Alma.-

- No tenía conocimiento de que un Gnomo quisiera hablar con nosotras y menos acompañados de dos mortales- dijo Ari- pero no tengo inconveniente en hablar con él, dile que se asome.-

Gimmi se asomó al círculo de luz donde aparecía y quedó prendado del rostro de Ari, ella sin asombro ni emoción le preguntó:- ¿Qué es lo que desea un Gnomo de nosotras las hadas, no hemos sido informadas de que deseaban hablar con nosotras?, desde que no entramos en la "Ciudad Elemental" no tenemos noticias ni se preocupan de nosotras, a pesar de que estamos desempeñando nuestro trabajo, cada vez con más dificultad, pero lo hacemos.

- Lo sé, dijo Gimmi, pero el Fauno me ha dado instrucciones precisas para que vaya a buscaros y hablar con vosotras, tenéis que instruir a estos mortales para que den el mensaje de vuestra realidad y de vuestra actividad, es necesario para que sigamos existiendo,o por lo menos intentar parar la corriente que nos va a hacer desaparecer.-

- Bien, voy a enviar una emisaria al Fauno, debe darle explicaciones, de momento solo os diré que si queréis encontrarnos debéis decirle al mago que va con vosotros, (sabed que leemos vuestros pensamientos), que debe conjurar protección de invisibilidad ante las Sombras, el mal anda cerca y si dejamos que entren en nuestro refugio, estaremos perdidas, cada vez somos menos.-

Gimmi se dirigió a Antoine y le preguntó:- ¿Sabes hacer un conjuro de protección para que los seres del bajo Astral no nos puedan ver entrar al hogar de las hadas?.-

Antoine se quedo en silencio y recordó que en su mochila, que había llevado durante toda su aventura, tenía una cajita con un conglomerado de hierbas que había preparado antes de entrar por la grieta luminosa a la dimensión elemental, se lo dijo a Gimmi:- Tengo un preparado de hierbas que debemos llevar colgado en el cuello, si Lola nos proporciona cuatro trozos de tela, haré cuatro saquitos con  ellas y eso nos dará protección contra las Sombras y los Duendes, por lo menos nos hará invisibles a ellos, contiene ruda, salvia, tomillo y romero, aparte de un conjuro que ahora en preparar diré sobre ellos.-

- Perfecto, Antoine, cuando quieras puedes proceder- dijo Gimmi-, Antoine dispuso las hierbas en cuatro trozos de tela que Lola le proporcionó, puso un puñado en cada uno, los cerró con un hilo de color rojo que también llevaba en su mochila, que cortó a medida y dijo: -

"Cuncta micat, cuncta concors, Tutam fac tutelam, Ab omni visione Nos libera"-.

Un pequeño resplandor surgió de los saquitos, Antoine quedaba asombrado porque todo lo que estaba haciendo lo había aprendido en teoría, pero no lo había puesto a la práctica, esperaba que funcionara.

 

Continuará...

 

 

 

 

 


1 comentario:

Anónimo dijo...

Esto avanza, ¡cuidado con el maldito duende...!