LA TÚNICA DE JESÚS
Nunca he contado esto antes,
estuve enfermo de cáncer,
dos veces he pasado
este tremendo calvario.
Las tormentas fueron terribles
nunca sabré que fuerza
tuve para sortearlas realmente.
En la segunda tormenta
la tempestad química,
terrible embiste de veneno
para intentar parar la muerte
que corría por mi cuerpo,
intentando arrebatarme el aliento.
Noches terribles de sufrimiento,
dolor envenenado de químicos,
quemaban en mis adentros,
matando al maldito cangrejo.
Y yo padeciendo un simulacro de muerte,
pesadillas en la madrugada,
malestar insoportable,
rogando, rezando a Dios.
Padres nuestros, Aves Marías,
hasta caer en el sueño.
Y en el terrible sufrimiento,
soñé con Él.
No le veía, solo veía una sombra,
en realidad tres,
negras como el azabache
en un entorno oscuro,
pero cálido,
conocido pero nunca visto,
y era Él.
Vino a mi llamada,
vi su túnica, su largo cabello,
se acercó a mí y estiré la mano,
Él extendió la suya.
Rocé aquella túnica,
casi su mano,
sentí su suave tacto
de basta tela antigua,
sentí el aroma de la calma
que me transmitió.
¿Fue un sueño?, no lo sé,
para mí fue real,
dormir pude esa noche,
después de la tormenta química
terrible.
Él me dio la calma, apartó el dolor,
Él me devolvió la esperanza.
Jesús estuvo conmigo,
vino cuando le rogaba,
no le vi, solo sentí
el roce de su túnica sagrada.
Jesús estuvo conmigo,
vino cuando le rogaba,
no le vi, solo sentí
el roce de su túnica sagrada.
2 comentarios:
Magníficos versos que tan bien expresan tu sentimiento.
Gracias Mteresa, lo que sentí al escribirlos es tal y como lo sentí en aquel día, esta experiencia cambió mis creencias sobre Jesús y sobre la vida, te lo aseguro. Abrazos.
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