lunes, 23 de agosto de 2021

MAGIA

 

 


Siempre he pensado que  la vida tiene su parte mágica, que todo fluye como una energía y que la magia como tal, no es más que una parte de esa energía de la que aún no entendemos su funcionamiento de forma científica, aunque también puede ser que lo que nosotros consideramos lógico y científico no lo sea tal para las leyes que gobiernan lo que denominamos magia.

Siempre me ha interesado este tema, y no como curiosidad, sino más bien como un misterio que sería, según mi criterio, muy beneficioso poder conocer en profundidad, pues dentro de este tema englobo la capacidad que tienen algunas personas para poder curar a través de las manos, sin conocimientos de Reiki, que también podríamos englobar en el tema mágico.

Pero al fin y al cabo hablamos de energías, de algo que en definitiva se puede medir por métodos científicos, y eso nadie lo puede negar, otro cantar es saber canalizar esas energías y hacer que funcione la "magia".

Hablo de magia porque me ha venido a mi mente aquellos años de mi juventud en los que leía libros de esoterismo, de magia blanca, de autodefensa psíquica, hará ya unos 26 años de ello, siempre interesado por estos temas, por lo paranormal, lo metafísico y lo espiritual leí mucho sobre varios temas, todos relacionados e incluso me atreví a probar ciertos rituales blancos sobre mi persona, pero nunca nada serio porque si funcionaron, yo no me di cuenta, pero una de las cosas que llegué a sentir siguiendo instrucciones de un libro sobre esoterismo, fue el poder sentir el aura de las personas, sentirla y verla, aunque no llegué a tener la capacidad de ver los colores, como tiene mucha gente, si que llegué y creo que aún puedo, a ver la energía en forma semibrillante de las personas enfocando de cierta manera la visión, y es algo muy gratificante, pues puedes leer entre lineas las intenciones, los sentimientos y la fuerza vital de quien observas detenidamente y con eso puedes ayudar a mucha gente o ayudarte a tí mismo viendo lo que tienes delante de forma más real.

El aura humana y animal nos proporciona mucha información, y nos hace sentir cosas, imperceptibles a simple vista, pero que nuestro sexto sentido animal nos hace ver, eso que llamamos intuición es parte de ese sentido, que nos avisa, que nos dice la verdad sobre quien tenemos delante. 

La Magia es tan antigua como la propia humanidad, todos en algún momento la hemos sentido o hemos pensado en ella como en una posibilidad para poder hacer cosas o resolver temas de nuestra vida, es tan poderoso su influjo en la historia humana que hasta aún hoy, con toda la ciencia y conocimiento que existe los que usan la falsa magia se forran a costa de los crédulos sedientos de esperanza que la ciencia y religión no les proporciona por cualquier razón.

Pero en este post no quiero hablar sobre estas cosas, lo que quiero exponer es mi sentimiento hacia este tipo de ciencia mágica, que creo que es muy posible que exista, pues a veces la he llegado a experimentar en mi vida, ya sea a través de los distintos curanderos a los que he ido de niño, para sacar el denominado "Mal de ojo" o "Asiento", empacho o dolor de barriga, viendo las distintas técnicas basadas en objetos como el candil de aceite o el pañuelo negro para "medir" en el caso del empacho, el otro es para el mal de ojo.

Aunque estos curanderos siempre se apoyaban en la religión católica para usar su poder sanador, también se podría englobar en la Magia, pues las energías que estos hombres y mujeres emiten, o manejan, son representación física de lo que los antiguos usaban como magia, poder de sanar, de restablecer el equilibrio a través de la imposición de manos o mediante lo que los esotéricos denominan el poder de la analogía, usar las leyes del microcosmos y macrocosmos, lo que es arriba también es abajo, como dice el Kybalión de Hermes Trismegisto, uno de los grandes maestros de la "Magia" en su Tabla de Esmeralda.

Para mi la magia existe en el día a día, en todo momento, pues es mágico el simple hecho de estar vivo, de poder levantarnos cada día y respirar, ver el sol y el cielo, sentir que la sangre fluye por nuestro cuerpo y que tenemos salud, eso aunque no lo creamos es mágico, es energía pura, que nos mueve, que nos da la vida que no valoramos lo suficiente, que no comprendemos, pues no sabemos el por qué existimos ni el por qué vivimos, pero ya que estamos aquí debemos disfrutar de este viaje, de esta magia que la vida nos brinda.

Podemos sentir esta magia cuando vamos al campo, a la sierra, pues allí viven en otro plano pero interactuando en el nuestro lo que se denomina "Seres Elementales" o también llamados hada, elfos, trolls, gnomos, silfos, salamandras, todos correspondientes a los cuatro elementos aristotélicos, agua, tierra, fuego y aire, se pueden sentir, pues es cierto que cuando andamos solos por los páramos, bosques o montes es posible sentirse observado, ver movimiento en las plantas y no saber de que animal se trata, o puede que sea uno de estos seres que nos observan, pues les gusta mucho jugar al escondite con los humanos, y lo dicen muchos escritos sobre ellos que existen desde muy antiguo.

Parecerá una locura hablar sobre estos temas, pero claro, como todo en la vida solo los que tienen la mente despierta, la curiosidad de un niño y la inocencia intrínseca en ellos pueden sentir la existencia de estos seres y de la energía llamada Magia.

Quizás se puedan burlar de mi gente que lea este post, comprendo que para este mundo automatizado, lógico y científico estas cosas no son más que tonterías, cuentos de niños y memeces de cuatro chiflados, pero recuerdo a quien pueda leer esto que grandes escritores y científicos de la historia ha creído firmemente en estos temas, como por ejemplo sir Arthur Conan Doyle, Paracelso, incluso Einstein tenía sus conocimientos en estas materias, de hecho casi todos los científicos y eruditos del siglo XIX y XX pertenecían a logias esotéricas que hablaban de la Magia y de los Ëlementales entre muchas de sus enseñanzas.

Personalmente yo he podido sentir a través de la naturaleza esta Magia, la energía vital que desprenden los páramos de la Sierra que rodea a mi pueblo contiene una energía especial, realmente beneficiosa, y su poder sanador es increíble, no es porque sea mi tierra, es porque es así, pocas cosas hay tan gratificantes como un paseo por la Sierra de buena mañana escuchando los pájaros, el aire en los árboles y arbustos y el sol en la cara, recoger plantas mágicas como el romero, la ruda, el tomillo y curarnos los males diarios con las mismas, descargar nuestra energía tocando las rocas milenarias, que un día estuvieron bajo el mar, sentir la energía acumulada del intemporal reino mineral, eterno y cristalino en su interior, con su cuarcita, su yeso, sus minerales y su silencio, silencio tan beneficioso para huir del mundanal ruido que nos invade la vida en las ciudades.

Sentir que en esos momentos estamos en otro mundo, en otro reino y dimensión, a la vez que en el nuestro, mezclado, solo sentido por unos pocos que podemos poner atención, y quizás en uno de esos paseos veamos cruzar unas sombras, oigamos unas risitas o nos desaparezca una navajita del almuerzo, pues son ellos, los mágicos seres que pueblan la naturaleza, que nos quieren hacer saber que existen y que debemos cuidarlos, pues ellos sostienen el equilibrio entre la magia y la ciencia que quiere destruirla, ya nos lo enseñaron de pequeños como en la serie de David el Gnomo, volver a ser niño y creer en la magia nos puede hacer mucho bien, no ver el mundo como una sucesión de días y de tragedias, que las hay pero si conseguimos usar energías que aún no conocemos para cambiar el sentimiento de las personas igual podemos realizar un hechizo de magia buena y cambiar el mundo para mejor.

Aunque no lo creamos, está en nuestras manos, la Magia es intención, y la intención es creación, lo que pensamos creamos y esta quizás sea una de las formas en la que podamos realizar ese cambio.

Slitzweitz  siempre en el camino...viviendo la magia de la vida.

1 comentario:

Javi Fuentes dijo...

Como en la canción de Presuntos Implicados, "!Ay! Como hemos cambiado" o como una de las letras de una canción de Roberto Carlos, "Cuando era un chiquillo, qué alegría..." Pues eso nos pasó a la mayoría, que cuando en nosotros reinaban los juegos, la alegría, la esperanza, la ilusión y por supuesto no nos faltaba la fantasía, esa que bien describes en esta entrada a tu blog, bien que creíamos en todo reino mágico, en todo animal mitológico, en toda historia contada. Pero como hemos cambiado, ¿verdad?. Nos hicimos mayores y perdimos esa mente inocente, esa imaginación portentosa, esa visión tan caótica de la vida a la vez que tan equilibrada, vivamos en un mundo de miedos, de contradicciones, de inseguridades, pero a la par tan osados, tan inconscientes, viviendo la vida con esa frescura de la niñez. Y por qué hablo de todo esto, porque la mayoría de nosotros solo pudimos ver o creer ver todos esos milagros, todas esas partículas mágicas, todo ser divino, con esa imaginación e inocencia de un infante.
Hoy por mucho que nos intentemos esforzar, solo percibimos la magia cuando miramos la inmensidad de la naturaleza en su estado más bucólico, ya sea en un mar apacible o un bosque frondoso, o quizás, en algo más intimo como puedan ser los ojos y la sonrisa de los seres que más amamos, y creo que con eso nos sentimos pagados. Por supuesto que me encantaría volver a creer en las mil y una noches, en los viajes al centro de la tierra, en hadas, en elfos, en gnomos o en duendes, pero por lo menos eso en mí ya pasó. Por supuesto que envidio a quien todavía puede impregnar su alma de esa mística, de esa fantasía. Pero mi niñez queda demasiado lejos.